En el estante del supermercado, los envases son coloridos, simpáticos y diseñados para atraer tanto a los niños como a los padres. Cereales con personajes animados, yogures con sabores dulces y frutas dibujadas en la etiqueta, galletas “enriquecidas” con vitaminas. Todo parece indicar que estos productos están pensados para cuidar la salud infantil. Pero basta con dar vuelta el envase y leer la letra pequeña para descubrir una realidad preocupante: muchos de estos alimentos contienen cantidades alarmantes de azúcar.
La nutricionista Rhiannon Lambert, en una conversación para ZOE junto a la doctora Federica Amati, investigadora del Imperial College de Londres, ha hablado sobre los peligros del consumo de azúcar en niños: “Hasta el 72% de las calorías de un niño pueden proceder de productos ultraprocesados”, empieza diciendo.
Niños corriendo.
“Si un alimento necesita gritarte que es saludable, desconfía”
Cambios en el comportamiento. La experta advierte que este tipo de alimentos compromete a la concentración de los niños, su estado de ánimo y su capacidad para sentarse tranquilos en el aula: “No es que los niños sean hiperactivos por naturaleza; es que están alimentados con una dieta que sabotea su autocontrol”,afirma.
Peligro. Lambert afirma que los emulsificantes que contienen la mayoría de panes, bollos o cereales interrumpen la salud del intestino, elevan la inflamación y deterioran la microbiota, con consecuencias metabólicas que pueden manifestarse en forma de obesidad, caries o trastornos autoinmunes.
Solo el 2% de los yogures para niños son bajos en azúcar
Ejemplo. En algunos casos, un yogurt infantil podría llegar a contener hasta cinco cucharaditas de azúcar, más que una bebida azucarada: “Si un alimento necesita gritarte que es saludable, desconfía”, recomienda la nutricionista.
Solución. El trabajo empieza en casa y todo pasa por establecer rutinas saludables: “Si ese dulce que siempre está en el cajón desaparece y lo sustituyes por una versión menos azucarada, ya has ganado una batalla. No se trata de cambiarlo todo de golpe, sino de hacer una mejora cada semana. Una comida, un ingrediente, un hábito”, afirma.
Truco. Para que los niños puedan entenderlo, podemos tratar de explicarles de manera didáctica por qué tomamos ciertos alimentos: “Esto es para tus músculos, esto para tus bichitos buenos del intestino, esto te da energía. Lo entienden mejor de lo que pensamos”, termina diciendo Lambert.

