Comprender qué mantiene unidas a las parejas a lo largo de los años se ha convertido en un tema de interés tanto para la psicología como para la sociología. Los expertos coinciden en que las relaciones duraderas parecen sostenerse menos en grandes gestos y más en elecciones cotidianas.
La psicóloga Silvia Severino ha reflexionado, en uno de los vídeos más recientes de su canal de TikTok, sobre los tres pilares fundamentales que deben estar presentes para que una pareja construya una relación sólida y real.

Una parte importante de nuestra felicidad personal depende de saber desarrollar un amor armónico y madurar con el
“Mantener una línea de comunicación abierta evita resentimientos y fortalece la conexión”
Comunicación constante y efectiva. La experta señala que es esencial crear un espacio seguro en el que los dos miembros ded la pareja puedan expresar sus emociones: “Mantener una línea de comunicación abierta evita resentimientos y fortalece la conexión”, afirma. Siempre se debe hablar desde la honestidad y el respeto.
Metas y planes de vida alineados. Severino afirma que las parejas necesitan compartir objetivos compatibles y avanzar en la misma dirección para tratar de buscar una visión en común que les permita crecer juntos. Las relaciones pueden romperse cuando una parte sueña con formar una familia y la otra con recorrer el mundo en libertad.

Un pareja feliz mientras da un paseo
Deseo real de estar juntos. La psicóloga defiende que una relación no puede funcionar si solo una de las dos partes está comprometida: “Ambos debéis querer la relación, no solo uno”, advierte. Estar en pareja no debería ser un acto de obligación ni una etapa que se pasa sin prestarle atención, debe ser una etapa consciente y compartida.
Reflexión. Lo que verdaderamente consolida una relación es la intención de elegir al otro día tras día, la capacidad de escuchar sin juzgar y la construcción de un proyecto común. La psicología relacional subraya que la intención es la base: no basta con sentir, hay que decidir. La escucha, por su parte, se convierte en un puente indispensable para comprender y validar al compañero. Y, finalmente, la mirada compartida hacia el futuro ofrece dirección y sentido, evitando que la relación quede a la deriva.