Los exámenes tipo test, con su rapidez y precisión aparente, se han convertido en una de las formas más comunes de evaluación. Sin embargo, detrás de cada respuesta marcada se esconde una fuente de tensión constante para los estudiantes. La presión por acertar, por no dejar espacios en blanco, y por cumplir con expectativas externas convierte estos exámenes en un desafío que va más allá del conocimiento: es un reto emocional.
Patricia Leonors es una joven que acaba de graduarse en Física e Instrumentación Espacial. En una de las publicaciones en su cuenta de TikTok ha ofrecido una serie de consejos para no fallar los exámenes de tipo test: “He estado cuatro años en la universidad y apenas he fallado”, empieza diciendo.
Un alumno realizando un exámen
Consejos para superar un examen de tipo test
Cuidado con las palabras trampa. Entre ellas se encuentran: “siempre”, “nunca”, “todo” o “ninguno”. Patricia recomienda no marcar ninguna opción a no ser que estemos completamente seguros.
Fíjate en la redacción de las preguntas. Lo docentes suelen escribir primero la respuesta correcta y luego añaden una serie de variantes para engañar: “Elige la que esté mejor redactada porque suele ser la correcta”, recomienda.
Extensión de las respuestas. La experta afirma que la respuesta correcta suele ser bastante larga. También puede ocurrir que la más larga sea para despistar, por lo que recomienda que nos fijemos detenidamente.
Si tienes dudas, deja la respuesta en blanco. En primer lugar deberíamos hacer un barrido de lectura y responder todo aquello de lo que estamos seguro. Si al terminar no sabemos una pregunta, es mejor dejarla en blanco: “Nos va a dar tranquilidad, raciocinio y confianza el ir acertando varias preguntas”, comenta.
Pon atención a los enunciados negativos. En ocasiones, las personas no se fijan en la negación y se puede entender lo contrario si no leemos bien el enunciado.
Duerme bien. Si no descansamos correctamente es normal que perdamos intuición, olvidemos datos relevantes y estemos mucho más cansados. Durante el sueño, el cerebro consolida la memoria, procesa la información aprendida y mejora la capacidad de concentración y toma de decisiones. Saltarse horas de sueño o dormir poco la noche anterior puede traducirse en errores simples, dificultad para recordar respuestas y aumento del estrés. La fatiga mental reduce la velocidad de pensamiento y la precisión, convirtiendo un examen pensado para medir conocimientos en un reto aún más difícil de superar.

