¿La belleza puede salvarnos de un apuro? ¿Existe realmente el pretty privilege, también conocido como el privilegio de ser atractivo? Según expertos en antropología y conducta social, cumplir con los estándares de belleza predominantes conlleva una serie de ventajas sociales, laborales y personales que facilitan la vida a quienes presentan estos rasgos físicos. En una de sus últimas publicaciones en Instagram, la enfermera Esther Gómez abordó este tema y sorprendió a su audiencia.
La sanitaria habló concretamente del efecto halo: ''¿Por qué a veces nos cuesta creer que alguien atractivo pueda ser culpable? El efecto halo es un sesgo cognitivo que hace que asociemos belleza con bondad, atractivo con confianza y simpatía con inocencia. Y eso, aunque suene inofensivo, puede llegar a influir incluso en el ámbito judicial''.
En el post de la plataforma de color rosa, la profesional de la salud explicó que esta distorsión mental nos hace simplificar la realidad y atribuir cualidades positivas a alguien solo por ser atractivo.
Cabe destacar que el estudio What is beautiful is still good: The attractiveness halo effect in the era of beauty filters (2024), publicado en la revista Royal Society Open Science, analizó a 2.748 personas, quienes valoraron casi 500 rostros diferentes en dos condiciones: originales y tras aplicar filtros de embellecimiento. La respuesta fue clara: los rostros embellecidos recibieron puntuaciones más altas en variables como 'confianza' o 'inteligencia'.
Un privilegio presente en la sociedad
Casos reales. Para ilustrar su explicación, la enfermera mencionó varios casos en los que la sociedad centró la atención en la belleza del delincuente en lugar de en lo que habían hecho para acabar en prisión. Por ejemplo, citó a Jeremy Meeks, apodado internacionalmente como ''el preso más guapo del mundo'', a Luigi Mangione y a Lily Stewart.
Edward Thorndike. Tal como explicó en el vídeo, que ya acumula más de 99.000 reproducciones, Thorndike fue el primero en hablar de este efecto en 1920. Observó que los superiores militares tendían a clasificar mejor a los soldados físicamente atractivos o de buena presencia.
Esther Gómez habla de Jeremy Meeks
Ámbito judicial. Antes de finalizar su intervención, Gómez aclaró que la belleza del acusado puede condicionar la credibilidad de un testigo, la empatía del jurado y la severidad de la condena, ya que la sociedad actúa como si la estética fuera un argumento exculpatorio.
Una dinámica injusta. ''La justicia no debería depender de la belleza, ni la opinión pública de un rostro agradable, porque los sesgos no siempre se ven, pero sí afectan a cómo juzgamos a los demás'', sentenció la experta, dejando claro que el sistema judicial, aunque intente ser objetivo, está rodeado de emociones, percepciones y prejuicios.
