Con la inteligencia artificial general en el horizonte, algunos actores del sector buscan poner freno a la euforia tecnológica, o al menos marcar con claridad qué efectos son plausibles y cuáles no. La cautela tiene respaldo científico ya que diversos estudios señalan que el lenguaje y el pensamiento humano son procesos independientes, lo que representa un obstáculo significativo para que una AGI llegue a razonar como un ser humano. Este debate subraya la distancia que aún separa la sofisticación algorítmica de la auténtica cognición humana, y pone en perspectiva las expectativas que rodean a esta prometedora pero incierta tecnología.
Ilya Sutskever es uno de los cofundadores de OpenAI y defiende que los seres humanos contamos con una función de valor, un principio central de aprendizaje que revela una complejidad neuronal que la inteligencia artificial no tiene modo de hacer frente. El experto reflexionó sobre ello en el espacio de divulgación que Dwarkesh Patel ofrece a través de su canal de YouTube.
Imagen del logo de OpenAI
La IA puede seguir aprendiendo, aunque tal vez haya capacidades del cerebro humano que le cueste obtener
Principio de aprendizaje automático. Sutskever en la charla reconoció que en el cerebro humano existe un principio de aprendizaje automático que permite a las personas ser conscientes de manera ágil y rápida de aquello que están recibiendo por primera vez. Para ayudar a entenderlo pone el ejemplo de un adolescente que está aprendiendo a conducir: “Un adolescente que está aprendiendo a conducir empieza a conducir y ya tiene una idea de cómo conduce inmediatamente. Su confianza es baja, y luego, por supuesto, la velocidad de aprendizaje de cualquier adolescente es tan rápida que después de 10 horas ya está listo”, explicó.
Inteligencia Artificial
Complicación. El experto reconoció que tal vez las máquinas podrían aprender de este mismo modo, pero actualmente existe una complicación que él mismo señaló. Esta complicación es la complejidad neuronal que se oculta tras dicha capacidad del cerebro humano, que puede ser mayor de lo que establece la creencia actual: “Sin embargo, puede haber otro obstáculo: la posibilidad de que las neuronas humanas realicen más cálculos de lo que creemos. Y si eso es cierto, y si juega un papel importante, las cosas podrían ser más difíciles. En cualquier caso, creo que apunta a la existencia de un principio de aprendizaje automático sobre el que tengo opiniones”, termina diciendo. Sutskever reconoce que un principio de aprendizaje humano sería difícil de replicar en la inteligencia artificial, aunque podría inspirar mejores métodos. Sin embargo, advierte que “lamentablemente las circunstancias dificultan su análisis en detalle”, subrayando los límites actuales de la IA frente a la complejidad del aprendizaje humano.
Estudio. Varios estudios recientes señalan que la inteligencia artificial puede seguir aprendiendo y mejorando sus capacidades, pero aún enfrenta limitaciones frente a ciertos aspectos del cerebro humano que son difíciles de replicar. Investigaciones sobre cognición y aprendizaje profundo destacan que la IA puede generar respuestas sofisticadas y creativas, pero carece de comprensión real y experiencia corporal, sensorial y contextual, elementos esenciales del aprendizaje humano. Esto evidencia que, aunque los algoritmos avanzan rápidamente, la complejidad de la mente humana, incluyendo intuición, conciencia y comprensión profunda, sigue siendo un desafío que la IA aún no puede superar.

