El Prado retoma el arte contemporáneo con la mirada de Sigmar Polke sobre Goya

Exposición

Gloria Moure comisaría por fin la muestra que soñó hace décadas junto al gran pintor alemán

MADRID, 25/11/2024.- Vista de la obra 'El día de la Gloria ha llegado' incluida en la exposición 'Sigmar Polke. Afinidades desveladas', que revela el diálogo del artista con la tradición pictórica española, y en especial con Francisco de Goya, presentada este lunes en el Museo del Prado. EFE/Mariscal

Ha llegado el día de gloria (1988), de Sigmar Polke, en la muestra del Prado

Mariscal / EFE

Hace tres décadas un decreto determinó que 1881, el nacimiento de Picasso, dividiría las colecciones del Museo del Prado y del Reina Sofía. Sin embargo, el Prado no ha querido renunciar al gran arte contemporáneo que bebe de sus propias colecciones. Hace dos años organizó una muestra sobre Fernando Zóbel, quien pasó largas jornadas en el Prado y se inspiró en sus maestros para sus cuadros abstractos. Y ahora es el turno de Sigmar Polke (1941-2010), uno de los grandes pintores de la segunda mitad del siglo XX y al que fascinó Goya. Tanto, que soñó con poner en pie en el Prado una muestra Polke-Goya como la que por fin ha llegado. 

Sigmar Polke fotografiando el cuadro 'Las viejas' de Goya en el Palais des Beaux-Arts de Lille en 1982

Sigmar Polke fotografiando el cuadro 'Las viejas' de Goya en el Palais des Beaux-Arts de Lille en 1982

Britta Zoellner

El director dela pinacoteca madrileña, Miguel Falomir, recordó que la presencia de arte contemporáneo en el museo no va a ser “una ocurrencia”. “No es un museo de arte contemporáneo, los hay magníficos en Madrid, pero no puede ignorar a aquellos artistas contemporáneos para los cuales el Prado o los artistas mejor representados en él fueron decisivos”, subrayó.

'Las viejas' de Goya frente a 'Cenizas sobre cenizas' (1992), de Polke

'Las viejas' de Goya frente a 'Cenizas sobre cenizas' (1992), de Polke

Museo Nacional del Prado

Sigmar Polke. Afinidades desveladas –comisariada por Gloria Moure, que soñó la exposición junto al artista alemán, que fue su amigo–, muestra la complicidad de Polke con Goya partiendo de un hallazgo casi mágico. A Polke, “un creador que frente a los avatares del siglo XX defendió la bandera de la pintura”, dice Moure, le fascinó el cuadro de Goya Las viejas o El Tiempo (1810-12), que ahora está en la muestra proveniente del Museo de Lille. Un lienzo descarnado presidido por una dama y una reina primorosamente vestida. Sin embargo, los rostros de las mujeres, que se miran en un espejo, son casi calaveras, tratadas, dice la comisaria, “de manera muy cercana a lo que serán las pinturas negras”. Detrás de las mujeres, un alado Saturno las amenaza con que el tiempo se acaba.

Interesado siempre por el carácter fantasmagórico de la pintura, por la sedimentación del tiempo y la memoria en las capas de los cuadros, Polke pidió la radiografía de Las viejas . Y descubrió mucho más de lo que esperaba: “Vio una tela anterior que Goya había recuperado y en la que había una resurrección. Y lo que pinta Goya sobre ella es una premonición, una advertencia de que el tiempo se te agota. Esta superposición de conceptos reafirmó en Polke la idea de que la pintura, sobre todo la europea, no es la superficie, no es la apariencia, es todo lo que condensa. Su idea de pintura es densidad, memoria, capas”.

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Y su encuentro con este cuadro le llevó a trabajar en diferentes aspectos de él. En la muestra, mediante su lenguaje, hay obras cercanas a la iconografía del lienzo, como los fantasmas, la silla de la reina, las joyas, el espejo. Y hay toda una serie dedicada a la Revolución Francesa, que unifica las caídas de mundos estables que vivieron Goya y Polke, y con las que se relaciona la figura de Saturno, que “en Polke es una figura incontrolable, diabólica, el coloso, el gigante, y también el dios de la inestabilidad”. En la muestra están tanto El coloso atribuido a Goya como las figuras gigantescas de Polke.

'El Coloso', atribuido a Goya, y, al fondo, 'Miedo (hombre negro' (1997), una de las figuras gigantescas de Polke

'El Coloso', atribuido a Goya, y, al fondo, 'Miedo (hombre negro' (1997), una de las figuras gigantescas de Polke

Museo Nacional del Prado

“Sigmar –concluye Moure– vivió los avatares de la posguerra alemana, primero en la parte oriental, luego en la occidental, conoció los dos regímenes, lo que le convirtió en un libre pensador. También vivió la caída del muro, una época de cambios absolutos. Cambios también en los modos de conocer, como la teoría de las catástrofes de los años sesenta. La leyó y dijo: es lo que estoy haciendo. Un mundo donde la incertidumbre no es ni positiva ni negativa, es, y hay que asumirla. Esa caída de un mundo estable le une a Goya, que defendió la ilustración en una España reaccionaria que intentaba no ser contaminada por los nuevos modos de ver”.

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