El luthier malacólogo

El luthier malacólogo
Escritor y enigmista

Si quieren detener el tiempo solo deben teclear Les Luthiers en YouTube. Les aparecerá este grupo argentino fundado por el descendiente de catalanes Gerardo Masana, que nos regaló medio siglo de humorismo trascendente en partituras riquísimas. Les garantizo que oxigenarán el cerebro y no podrán parar de reír. Uno de esos genios de la escena coral, Carlos Núñez (Buenos Aires, 1942), pasa de la oralidad a la escritura. No es el primer libro que publica. Autor del catálogo verbívoro de las letras luthieranas Los juegos de Mastropiero (Península, 2007) y de unas impagables Memorias de un luthier (Libros del Kultrum, 2023), publica ahora en la misma editorial Es que me pasaron muchas cosas en la vida..., un título largo que Núñez toma prestado de la excusa que le puso una sobrina de siete años para no quedarse callada en un momento en que debía guardar silencio. Si en el primer volumen de memorias describía medio siglo de vida con el foco puesto en los escenarios, en este segundo explora un montón de episodios al margen de la escena.

Carlos Núñez se muestra apasionado como buen músico y analítico como un arqueólogo

El motor fundamental es la curiosidad. El interés por las ciencias naturales cristaliza en una gran afición por la malacología, que lo lleva a atesorar en su casa a las afueras de Buenos Aires unas 9000 conchas (sic) de caracoles de 3.500 especies distintas, y que lo hará pasar a la posteridad en el nombre científico de un pequeño caracol, el Onoba Nuñezi . Núñez resuelve cada día una Claringrilla —la modalidad de crucigramas que publica el diario Clarín —, y confiesa haber leído todo lo que ha caído en sus manos sobre mitología y química. 

26 - 05 - 2023 / Barcelona / Carlos Núñez Cortés, miembro de

Carlos Núñez, uno de los miembros de Les Luthiers 

Llibert Teixidó / Propias

Apasionado como buen músico y analítico como un arqueólogo, seguimos su periplo a través de episodios que combinan acción y reflexión. En 1980, ve un paisaje que lo enamora en la película The Blue Lagoon , lee en los créditos dónde fue filmada, en una isla remota del archipiélago de las Fiyi, y logra acceder allí. Se encuentra con el herpetólogo John Gibbons estudiando una nueva especie de reptil. Seis años después, se encuentra actuando en el teatro Colón de Bogotá con Les Luthiers justo cuando llega el cometa Halley y, con un amigo malacólogo tan apasionado como él, urde un plan para poder verlo entre función y función. 

Localizan un buen observatorio y, vestido de escena, salta al coche desde la puerta de artistas y recorren trescientos kilómetros. Pasan la noche en vela y regresan al día siguiente justo a tiempo para la siguiente función. El luthier malacólogo también aplica su curiosidad a aspectos lingüísticos, desde los apellidos vascos hasta el español sefardí que hablaba su familia materna, los jeroglíficos mayas o la transcripción poética de los cantos de los pájaros. Su actitud vital y su relación con la cultura definen una personalidad capaz de alejar el humor de la intrascendencia.

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