Fue durante la época conocida como Pax Romana, un periodo de estabilidad en época del Imperio que se alargó unos dos cientos años entre el 27 a.C. y el 192 después de Cristo. Las operaciones de minería y fundición en toda Europa fueron probablemente una fuente de contaminación por plomo y eso tuvo sus consecuencias en la salud.
Los científicos del Desert Research Institute (DRI) en Reno (Nevada) utilizaron registros de núcleos de hielo del Ártico para reconstruir la polución atmosférica en la Antigua Roma y, según explican en un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), han vinculado esta exposición con una reducción del coeficiente intelectual en los humanos.
Exposición al plomo
La exposición al plomo es responsable de una variedad de impactos en la salud e incluso niveles relativamente bajos afectan el desarrollo cognitivo de los niños. De ahí que el equipo del DRI identificara probables reducciones en los niveles de CI de al menos 2 a 3 puntos entre la población europea.
“Este es el primer estudio que toma un registro de contaminación de un núcleo de hielo y lo invierte para obtener concentraciones atmosféricas de contaminación para evaluar los impactos humanos”, dice Joe McConnell, autor principal del estudio.

El mineral galena se funde para extraer plata
El Laboratorio de Núcleos de Hielo de McConnell en el DRI ha pasado décadas examinando núcleos de hielo de lugares como Groenlandia y la Antártida, donde se han acumulado capas de hielo durante milenios. Utilizando enormes perforadoras, extraen laboriosamente columnas de hielo de hasta 3.400 metros de largo.
Los investigadores crean entonces cronologías precisas utilizando registros de erupciones volcánicas bien datadas, que convierten los datos obtenidos del hielo en postales del pasado. Las burbujas de gas atrapadas ofrecen información sobre la atmósfera de épocas antiguas, mientras que los contaminantes como el plomo se pueden utilizar para interpretar la actividad minera e industrial.
Los especialistas comenzaron a desarrollar métodos para crear registros de plomo muy detallados en el hielo hace más de veinte años. Cuando los arqueólogos e historiadores se enteraron de este trabajo, se acercaron a él con la esperanza de aplicar estas nuevas técnicas al período romano, buscando respuestas a preguntas históricas persistentes.
“La investigación resultante cambió nuestra comprensión de la época al encontrar vínculos precisos entre los registros de contaminación por plomo y eventos históricos como la disminución de la población asociada con plagas y pandemias periódicas”, agrega el coautor Andrew Wilson, de la Universidad de Oxford.

Un investigador del Desert Research Institute con un núcleo de hielo
La contaminación por plomo en la antigüedad se originó en gran medida en la minería de plata, que fundía el mineral galena, rico en plomo, para extraer plata. Por cada onza de plata obtenida, este proceso producía miles de onzas de plomo, gran parte del cual se liberaba a la atmósfera.
En el siglo XX, por ejemplo, la polución provenía predominantemente de las emisiones de vehículos que quemaban gasolina con plomo. Tras la aprobación de la Ley de Aire Limpio en Estados Unidos en 1970, que restringió el uso de este tipo de carburante, los investigadores han rastreado la marcada disminución del plomo en la sangre humana.
Impacto en el desarrollo cognitivo
Sin embargo, la exposición a nivel nacional, en particular para los niños nacidos entre 1950 y 1985, permitió a los científicos rastrear el impacto del plomo en la salud y el desarrollo cognitivo. “A medida que la contaminación ha disminuido, ha sido cada vez más evidente lo perjudicial que es este elemento químico para el desarrollo humano”, dice McConnell.
En los adultos, los niveles altos de exposición están vinculados con la infertilidad, la anemia, la pérdida de memoria, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la reducción de la respuesta inmunitaria, entre otros. En los niños, incluso los niveles bajos de exposición se han relacionado con un coeficiente intelectual reducido, problemas de concentración y un menor éxito académico.

Los núcleos de hielo permiten reconstruir la contaminación atmosférica
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidense, dicen los investigadores, consideran que un nivel de plomo en sangre de 3,5µg/dl es el punto de intervención médica para los niños. Aunque también han apuntado que no existe ningún nivel de exposición al plomo sin riesgo.
“Se sabe que el plomo tiene una amplia gama de impactos en la salud humana, pero elegimos centrarnos en el deterioro cognitivo porque es algo a lo que podemos ponerle un número”, dice Nathan Chellman, coautor del estudio. “Una reducción del coeficiente intelectual de 2 a 3 puntos no parece mucho, pero cuando se aplica a prácticamente toda la población europea, es algo muy importante”, añade.
Alta contaminación por plomo
El estudio señala que la contaminación atmosférica por plomo comenzó durante la Edad del Hierro y alcanzó un pico a fines del siglo II antes de Cristo, en el apogeo de la República Romana. Luego disminuyó drásticamente durante el siglo I a.C., durante la crisis de la República, antes de aumentar alrededor del año 15 a.C. tras el ascenso del Imperio Romano.
La polución por plomo se mantuvo alta hasta la Peste Antonina, una epidemia de viruela que afectó gravemente al Imperio Romano del 165 al 180 después de Cristo. No fue hasta la Alta Edad Media que la contaminación por plomo en el Ártico superó los altos niveles sostenidos del Imperio Romano.
Según la investigación del DRI, durante los casi 200 años de apogeo del Imperio Romano se liberaron a la atmósfera más de 500 kilotones de plomo. Aunque los registros de núcleos de hielo muestran que la contaminación en el Ártico fue hasta 40 veces mayor durante el pico histórico más alto a principios de la década de 1970, la información obtenida de este estudio demuestra cómo “los humanos han estado afectando su salud durante miles de años a través de la actividad industrial”, concluye McConnell.