Todo es posible en la gran fiesta (caldeada) del cine

El cómico Conan O’Brien, a quien hemos visto recientemente en el festival de Berlín en el papel de un serio terapeuta que trata de mantener la calma ante el desquiciado personaje de Rose Byrne en Si tuviera piernas, te patearía, tiene la misión (im)posible de levantar un show que ha ido perdiendo atractivo y audiencia con los años. De hecho, para la generación Z la gala de los Oscars es prácticamente irrelevante. ¿Qué joven se queda despierto ahora para ver la ceremonia en directo como hacíamos antaño? Y eso que la mediática bofetada que Will Smith propinó a Chris Rock en el 2022 daría para engancharse por la curiosidad de que en una gala de premios, tras el glamur de la alfombra roja, los actores también sueltan puñetazos en el escenario como si de un ring se tratase.

Este año el asunto también está caldeado, pero por otros derroteros. Aparte de los incendios forestales que asolaron Los Ángeles en enero, y que a punto estuvieron de cancelar la gran noche del cine en el Dolby Theatre, la campaña de promoción por la estatuilla dorada ha sido de lo más agitada, marcada por distintas polémicas. Desde el uso de la inteligencia artificial en The brutalist, donde las voces de Adrien Brody y Felicity Jones fueron tratadas para perfeccionar su pronunciación en húngaro; la decisión de Mikey Madison de no utilizar coordinador de intimidad para las escenas de sexo de su striper en Anora, a la bomba desatada por Emilia Pérez, que casi deja en ridículo a la de Oppenheimer, cuyo biopic arrasó en la edición del 2024. 

Un trabajador ultima los preparativos de los premios Oscar en el Dolby Theatre en Los Ángeles

Un trabajador ultima los preparativos en el Dolby Theatre en Los Ángeles

AFP

El narcomusical trans de Jacques Audiard no sentó nada bien en México por su visión estereotipada del crimen organizado y el acento de Selena Gomez, entre otros asuntos. Y su protagonista, la española Karla Sofía Gascón, la segunda actriz de Alcobendas (la primera es Pe, por si no lo sabían) en ser nominada al prestigioso galardón que concede la Academia de Hollywood, ha recibido un linchamiento por el resurgimiento de antiguos tuits racistas que la han apartado definitivamente de cualquier opción a un Oscar que podría haber sido histórico.

Gascón acudirá a la gala, pero parece más probable que lo haga con la misma discreción que ha tenido en los premios César del cine francés que por liarla ante el micro como tenía pensado hacer si ganaba la estatuilla antes de caer de un olimpo efímero. Un olimpo del que, por cierto, el mismísimo Francis Ford Coppola ha descendido en picado con su Razzie al peor director por Megalópolis.

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Karla Sofia Gascon a su llegada a los premios César el viernes por la noche 

CHRISTOPHE PETIT TESSON / EFE

Lo que sí está claro es que de las 13 nominaciones de Emilia Pérez, las posibilidades reales de triunfar de esta historia de redención han quedado reducidas a Zoe Saldaña como favorita a actriz de reparto y a alguna de sus dos canciones candidatas. La película ganó, igual que The Brutalist, en los Globos de Oro, justo antes de la controversia. Ahora el abanico está abierto y todo puede pasar. Cónclave, sobre un grupo de cardenales que deben elegir al nuevo pontífice –un argumento más oportuno que nunca con el papa Francisco enfermo–, ha triunfado en los Bafta y en los SAG. Y, tras una trayectoria modesta, pese a la Palma de Oro, Anora se impuso en los Critics Choice y por sorpresa en el sindicato de guionistas, directores y productores, por lo que tendría, en principio, todos los números para salir vencedora en la temporada más incierta en años. ¿Se quedan a ver el desenlace?

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