La nueva obra de Tomás Pérez Vejo, el prestigioso historiador español radicado en México especialista en la historia contemporánea de este país y profesor en la ENAH mexicana, entreteje historia, arte y política para desvelar los códigos ocultos que sostienen nuestras ideas sobre la identidad nacional. El objetivo de La nación doliente: México, imágenes profanas para una historia sagrada es reconstruir cómo se inventó la nación mexicana, cómo se construyó el exitoso relato sobre sus orígenes a través del análisis de los cuadros de historia que se pintaron para conseguir este fin. Es decir, se trata de conocer cómo se fabrica una memoria colectiva en imágenes, en este caso, la de los mexicanos.
El libro se estructura en torno al ciclo de nacimiento, muerte y resurrección sustentado por el imaginario de la religión católica y gira en torno a tres ejes de análisis. En primer lugar, la construcción de la memoria nacional, explorada a partir del relato nacional construido por las élites mexicanas del siglo XIX, quienes utilizaron imágenes y mitos para conectar un pasado sagrado con un presente político. A través de la pintura de historia se construyó la idea de un México eterno y heroico, haciendo un uso político y público de la Historia para elaborar un relato nacional hegemónico de lo que fue y debería ser México. Un segundo eje de análisis sería el cambio de lo religioso a lo nacional.
La nueva obra de Tomás Pérez Vejo explora cómo el arte y la política dieron forma a la identidad nacional mexicana a través de imágenes y mitos
Aquí el autor muestra cómo el nacionalismo desplazó la identidad religiosa como base de pertenencia colectiva siendo esto el reflejo de cambios más profundos y radicales respecto a planteamientos político-ideológicos modernos. La pintura de historia se convierte así en un arma poderosa: los santos ceden su lugar a los héroes nacionales y la historia sagrada deja paso a una narrativa laica que legitima al Estado. Un Estado que en México será disputado, al menos, por dos corrientes ideológicas enfrentadas que dieron lugar a dos relatos de nación. Y en tercer lugar, el papel del Estado en el imaginario colectivo. Uno de los puntos más interesantes del libro es cómo se analiza la participación activa del Estado en la fabricación de la identidad nacional. Instituciones como la Academia de San Carlos y las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes fueron herramientas clave utilizadas por los gobernantes mexicanos del último tercio del siglo XIX para construir una memoria compartida y unificar un territorio fracturado.

México, la nación doliente. Imágenes profanas para una historia sagrada
En el libro se señala cómo los conflictos políticos, económicos, ideológicos e identitarios son el reflejo de estos dos proyectos alternativos e incompatibles de nación: el de los liberales y el de los conservadores. Mientras los primeros imaginaron una nación mexicana heredera del mundo prehispánico, arrasada y humillada por la conquista y colonización y resurgida triunfante con la venganza de la independencia; los segundos situaron el nacimiento en la conquista, el desarrollo en la colonia y el clímax en la independencia. La evolución a lo largo del siglo XIX de este imaginario da cuenta de la discrepancia irreconciliable entre ambos proyectos y de la importancia del papel del Estado en el fomento de uno u otro dependiendo de quienes ostentaran el poder.
Pero toda construcción de la identidad nacional no está exenta de contradicciones. Si el autor desentraña cómo se moldearon las narrativas visuales que la sustentaron también nos revela los límites de ese delirio colectivo. Una de esas discordancias sería la relativa a unas élites criollas que eran y se asumían descendientes de los conquistadores más que de los conquistados y que convirtieron el mundo prehispánico en una Antigüedad clásica mexicana donde imaginaron etnias míticas como origen de la nacionalidad. La difícil asunción para esas élites del mundo indígena con el que convivían –y al que marginaban racistamente– muestra la incoherencia de un relato nacional imaginado y, por ello, idealizado. De este modo, uno de los puntos fuertes del libro es su capacidad para revelar cómo los relatos hegemónicos, esos que se presentan como universales y homogéneos, esconden las tensiones, exclusiones y contradicciones que marcaron su creación.
El libro de Tomás Pérez Vejo muestra cómo los relatos oficiales sobre México ocultan tensiones y contradicciones en la construcción de su identidad
La narrativa, tan rigurosa como creativa de Pérez Vejo, destaca por un enfoque que combina el análisis de imágenes, la investigación documental y la perspectiva comparada, acompañando al lector en el visionado de las obras pictóricas a partir de la excelente y cuidada edición de Prensas de la Universidad de Zaragoza que, de la forma más novedosa, a través de códigos QR, nos permite acceder con gran calidad a las obras pictóricas que se mencionan en el libro.
En definitiva, este libro nos invita a reflexionar sobre cómo los relatos oficiales han moldeado nuestra percepción de lo que significa ser mexicano, pero también nos recuerda que esas narrativas son construcciones históricas, no verdades absolutas. En un momento en que se discuten los fundamentos mismos de nuestras identidades colectivas, la obra de Tomás Pérez Vejo nos ofrece herramientas para pensar de manera crítica y, sobre todo, para imaginar alternativas.

Tomás Pérez Vejo
Más información:
México, la nación doliente. Imágenes profanas para una historia sagrada
Autor: Tomás Pérez Vejo
Editorial: Prensas de la Universidad de Zaragoza
Año de edición: 2024
Disponible en Prensas UNIZAR