Enric Casasses y la resaca poética del 1 de octubre

Poesía

El poeta publica en ‘La policia irà de bòlit’ un dietario literario con dibujos de Tura Sanglas

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Enric Cassases premi Jaume Fuster de AELC 2025

Enric Casasses recibió el premio Jaume Fuster de la AELC en el Ateneu Barcelonès el pasado 8 de abril

Ana Jiménez

Enric Casasses (Barcelona, 1951) publica el cuarto libro en poco más de un año, el ensayo Notícia de la poesia catalana (Empúries), los poemas de A la raó (Edicions 62), el reciente Petits poemes (El Cep i la Nansa) –tercera incursión en poesía para niños– y, hace unas semanas, La policia irà de bòlit (Documents Documenta), con dibujos de Tura Sanglas y en el que recoge la energía posterior al 1 de octubre del 2017 o, como subtitula él mismo, “poemas y notas dispersas escritos el 2018-19 desde dentro de la onda expansiva del uno a cero”.

Para Casasses no es ningún problema que, aunque hacía años que tenía los poemas a punto, no haya salido hasta ahora: “Así no es la actualidad del momento sino toda mi reflexión, y porque está la política y toda la otra parte mía, de sentimiento, de teoría del arte, de comentarios sobre Baudelaire...”. Parece su libro más político, pero siempre ha tocado el tema y ya en su primer libro en una editorial normal, La cosa aquella (Empúries 1991), “hay trozos que son un manifiesto anarco”.

“Fue un máster de insurrección popular, pero después los que tenían que responder no lo hicieron”, dice el poeta

¿Los intelectuales deben subir la voz? “La libertad es básica, y la cuestión es que te puedas expresar libremente. Los que van de la voz de su amo no me interesan, porque el dogma es hacer lo que te dé la gana, y si no, no existiría ni la Víctor Català, ni Mercè Rodoreda, ni Foix, ni nadie, por muy de derechas o de izquierdas que puedan parecer. La cuestión es que como artista o como intelectual cada uno haga lo que le parece”.

Si en El nus la flor (Poncianes, 2018) Casasses quiso reflejar el contenido de una libreta, con sus dibujos e idiosincrasia, aquí ha querido evitar esa fórmula con los dibujos de Sanglas: “Su visión artística da más dimensión al libro; si yo hiciera el solo de violín, ahora tendría un acompañamiento de piano, y las armonías suben. Cada dibujo tiene relación con el poema con una forma distinta, algunos son literales y en otros ilustra la estructura del poema. Es muy rico y algunos poemas ganan mucho”. El poeta alaba el trabajo de la artista, que permite encontrar aspectos nuevos a los textos.

El poeta Enric Cassasas

El poeta Enric Casasses en el Ateneu Barcelonès

Ana Jiménez

Es como un dietario literario, con fechas o sin: “Un poco el género que inventó Josep Pla de notas dispersas”, pero empapado de “la adrenalina del post-1 de octubre, con subidas de entusiasmo y bajadas de enfado constantes”. A él, sin embargo, estos años no le hacen rememorar la lucha antifranquista –en 1973 tuvo que huir de la policía y se refugió primero en Perpiñán y después en Nottingham–: “Tengo la impresión de que liga con e l acojone de 1939, que finalmente ya se ha hecho viejo y se ha casi muerto. La generación de mi padre y la de mi abuelo llevaban un miedo tan grande que hasta que no ha pasado una generación entera no ha podido volver a salir esta fuerza, y el 1 de octubre fue un máster de insurrección popular, pero después los que tenían que responder no lo hicieron”.

“El 1 de octubre fue un máster de insurrección popular, pero después los que tenían que responder no lo hicieron”

En el libro hay variedad de fondo y de forma, prosa y verso, como una sextina que no lo es, acertijos o una hilera de tacos a la antigua, con el juego de siempre entre la lengua de tradición oral y la más culta: “Cuando era joven ya era a la vez supermoderno y antiguo. De adolescente llevaba el pelo largo, y entonces te insultaban por la calle, que si era un tío o tía... y al mismo tiempo iba al colegio con 14 o 15 años y llevaba un panecillo con una butifarra dulce de l’Escala, seca, y los otros niños pensaban: ‘¿pero qué come, este?’. Como no era pan con mermelada o membrillo...”.

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