Úrsula Corberó: “Me gusta mucho que me miren, nunca me olvido de que soy actriz”

Entrevista

La intérprete catalana estrena 'El Jockey', una exploración surrealista de la identidad, al lado del argentino Nahuel Pérez Biscayart 

Úrsula Corberó en la presentación de 'El Jockey' en Madrid

Úrsula Corberó en la presentación de 'El Jockey' en Madrid

EFE/Mariscal

El cineasta argentino Luis Ortega ganó el Premio Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián con El Jockey, una exploración surrealista de la identidad donde Nahuel Pérez Biscayart da vida a un jockey muy popular con un comportamiento destructivo cuya inestabilidad emocional comienza a mellar su talento y boicotear su relación con su pareja, Abril, interpretada por Úrsula Corberó. El filme llegó a las pantallas españolas el 30 de mayo.

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La actriz catalana confiesa que llevaba tiempo queriendo colaborar con Ortega porque es “muy fan” -su pareja Chino Darín ha trabajado con él en un par de ocasiones- y que cuando le envió el guion “me moría del gusto”, aunque reconoce que hubo cosas que no entendía y que “la película ha cobrado más sentido una vez hecha”. En realidad, “creo que es una propuesta a no tener que entender nada y simplemente dejarse llevar por un viaje místico y ancestral”. 

A su lado, Pérez Biscayart, que no para de actuar en producciones internacionales como la española La mitad de Ana, la brasileña Dormir de olhos abertos o la francesa Plus forts que le diable, asegura que se siente como una especie de “bichito raro” y dice ser “muy afortunado de poder trabajar en lo que me gusta, en contacto con gente de diferentes latitudes, la suerte de elegir lo que quiero hacer y unas opciones muy locas y espectaculares como El jockey para poder seguir explorando mi humanidad”. Para él es importante abordar los personajes desde un lugar “un poco menos controlado”, como discurre la película, que le lleva a vestirse de mujer y actuar como tal tras sufrir un grave accidente. 

Pérez Biscayart y Úrsula Corberó en una imagen de la película

Pérez Biscayart y Úrsula Corberó en una imagen de la película

Caramel films

Me siento muy afortunado de poder trabajar en lo que me gusta, en contacto con gente de diferentes latitudes y la suerte de elegir lo que quiero hacer

Nahuel Pérez Biscayart

Ambos inciden en definir a Ortega como una persona con mucho magnetismo. Y ese magnetismo “es central en el proceso creativo”. “Luis es como un brujo artesano capaz de borrar el límite entre la ficción y la realidad”, apunta el actor argentino. “Es caótico, pero es un caos bueno que te invita a dejarte llevar, a experimentar”, añade Corberó. La actriz, que ha intervenido en la serie británica The Day of the Jackal al lado de Eddie Redmayne, y en la cinta de acción de Netflix Lift: Un robo de primera clase, subraya que si algo ha aprendido de cómo funciona la industria en Estados Unidos es que “si quieres trabajar con alguien le mandas un mail o una carta“.

Si algo ha aprendido de cómo funciona la industria en Estados Unidos es que si quieres trabajar con alguien le mandas un mail o una carta

Úrsula Corberó

“La carrera se la hace uno mismo -continúa-, uno tiene que ir a por las cosas que quiere hacer. Las cosas no caen del cielo”, comenta la intérprete, que se dio a conocer en la serie Física o Química y luego su fama creció como la espuma en la piel de Tokio en la exitosa serie La casa de papel  y más recientemente en la miniserie El cuerpo en llamas

Del proyecto “arriesgado” de El Jockey le gustó porque “me sacaba de mi zona de confort” y el hecho de rodar en Buenos Aires “era toda una experiencia”. Y prosigue:  “Le estoy pillando el gusto a salir de España para trabajar. Hay algo de muchísima vulnerabilidad que, a nivel interpretativo, es bueno. Trabajar en España es muy cómodo porque conozco al equipo y hablo mi idioma pero de repente me doy cuenta también de que me gusta interpretar en un idioma que no es el mío porque me aleja completamente de lo que soy yo, de mi esencia”. 

Corberó en un fotograma de la película

Corberó en un fotograma de la película

Caramel films

Eso sí, recuerda que lo pasó mal en su primer proyecto en inglés porque no hablaba el idioma y “me sentía una farsante diciendo frases armadas que me había preparado”, declara entre risas. Dice que en la industria del cine existe la competencia hasta cierto punto. “Soy una persona competitiva, pero de verdad pienso que en mi trabajo intento alejarme de ello”. Al respecto, Nahuel reflexiona sobre su suerte:  “es verdad que hay más aspirantes que puestos de trabajo. Hay muchísimos más actores que trabajan para poder llegar a algún tipo de estabilidad profesional que los que tenemos la suerte de rechazar un proyecto”.  

Y cree que él, de forma inconsciente, como persona curiosa, ha fundado otros hogares, “echando raíces en otros lados para poder tener más libertad de elección y me lo he currado como un loco aprendiendo idiomas”. Es algo que agradece dada la situación de la industria en Argentina. “Yo siento mucha admiración por la ficción argentina y solo queda confiar”, aspira Corberó sobre los recortes de Milei. 

Soy bastante workaholic y siento mucha inseguridad cuando paso mucho tiempo sin rodar

Úrsula Corberó

Preguntados por cómo surgió su amor por la actuación, el intérprete argentino declara que se le dio de manera accidentada. “Nunca quise actuar, de hecho dejo de actuar unos meses y me olvido que soy actor. Para mi es un flirt inconstante actuar”. Corberó responde de inmediato entre risas: “Yo nunca me olvido de que soy actriz. Soy bastante workaholic y siento mucha inseguridad cuando paso mucho tiempo sin rodar. Me gusta mucho que me miren. Lo que de pequeña me propulsó a decir que quería ser actriz fue realmente el hecho de subirme a un escenario y decirme: 'yo he nacido para esto, para subirme a un sitio y que la gente me mire. Y ahora voy a provocar algo en ti, como un juego'”, manifiesta la actriz, que resalta que no quiere que sus palabras suenen “ególatras”. “Me pasa desde un lugar muy artístico y creativo”, incide. 

Y concluye con una sinceridad absoluta: “Me muero del gusto de que tanta gente esté pendiente de mi. Me gusta ser el centro de atención. He estado mucho tiempo ocultando esto porque me sentía mal por decirlo y ha llegado un momento en mi vida que he dicho, ¿pero qué tiene de malo?”.   

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