Tsai Ming-liang, maestro del cine lento: “No me gustan mucho los directores actuales, prefieren la trama a las imágenes”

Retrospectiva en la Filmoteca de Catalunya

El director de origen malasio destaca la “libertad” que ha gozado en su vida y confiesa su admiración por Buñuel, Miró y Almodóvar

El director Tsai Ming-liang, este miércoles en la Filmoteca de Catalunya

El director Tsai Ming-liang, este miércoles en la Filmoteca de Catalunya

Guillem Roset / ACN

Tsai Ming-liang se siente feliz de estar en Barcelona por primera vez. “Después de 30 años de carrera me alegra que mis películas lleguen al resto del mundo, especialmente que se proyecten en filmotecas de diferentes países”, ha dicho el director taiwanés de origen malasio en la Filmoteca de Catalunya, que le dedica una amplia retrospectiva hasta el 5 de julio. Un ciclo que comienza esta tarde con la proyección de Days (2020), y que incluye prácticamente la totalidad de su obra menos Vive l'amour (1994), su segundo largometraje, con el que ganó el León de oro del festival de Venecia, porque está en proceso de restauración. 

Para el director de la filmoteca, Pablo La Parra, se trata de “uno de los acontecimientos cinematográficos del año”. La muestra también contiene algunos telefilmes que realizó a finales de los años 80 y principios de los 90, inéditos en España, que “contienen la semilla de lo que luego será su cine”. Un cine caracterizado por su gran carga sensual y poética, basada en la quietud, la repetición, y el tiempo de espera y de tránsito.

El director Tsai Ming-liang acompanyat por los actores Lee Kang-sheng (derecha) y Anong Houngheuangsy

El director Tsai Ming-liang acompanyat por los actores Lee Kang-sheng (derecha) y Anong Houngheuangsy

Guillem Roset / ACN

Considerado uno de los maestros del slow cinema (cine lento), el realizador de títulos como El sabor de la sandía (2005) o Stray Dogs (2013), uno de los máximos exponentes de la Segunda Ola del cine taiwanés, asegura que no le gustan los cineastas actuales porque “el cine que se hace ahora se concentra mucho en las tramas y no tanto en el poder de las imágenes”.  

En los últimos años no ha visto muchas películas, a pesar de que en la actualidad hay más facilidad gracias a las plataformas: “No siento la misma fuerza y emoción como en el cine anterior a los años 80, y quizá tiene que ver con que se está perdiendo la estética”. Y menciona a Luis Buñuel y Orson Welles como grandes directores que admira y que eran capaces de “crear unas imágenes que tenían mucha fuerza”. De España también alaba el trabajo de Pedro Almodóvar y Joan Miró. El próximo domingo acudirá a la Fundació Miró dentro de su visita a la capital catalana.

En 30 años de carrera no tengo que lamentarme de haber hecho una película de la que me arrepienta”

Nacido en Kuching en 1957, Tsai Ming-liang se estableció en Taiwán a los veinte años y allí se inició como cineasta cuando la nación apenas finalizaba un largo periodo de ley marcial. En este clima de apertura se convirtió en una figura fundamental del cine 'queer' en idioma mandarín y pudo abordar temas como el deseo no expresado, la alienación urbana en entornos hostiles, o la soledad en las grandes urbes como el reverso del capitalismo.

Su colaboración con el actor y compañero de vida Lee Kang-sheng, presente en toda su obra, ha sido fundamental para construir un universo fílmico que invita a la pausa, a mirar lo invisible, y donde el rostro y el movimiento del cuerpo se transforman en paisajes del tiempo. 

Tsai Ming-liang, en la Filmoteca

Tsai Ming-liang, en la Filmoteca

EFE/ Alejandro García

“En la Filmoteca me siento como en casa, porque es el hogar de las películas”, ha señalado el director, para quien su cine “se parece más al trabajo de un pintor” y es su derecho “decidir cuándo acabo mi pintura”. Destaca sobre todo la “libertad” que ha gozado en su profesión y su vida, algo que “se refleja en toda mi obra”. “Vivir en Taiwán me ha dado libertad”, añade. 

En la Filmoteca me siento como en casa, porque es el hogar de las películas

Con una carrera de más de treinta años, dice con orgullo que “no tengo que lamentarme de haber hecho una película de la que me arrepienta”. Tiene muy claro que sus filmes son “lentos” y que, si bien su interés es que “las películas se acerquen a la vida real” no puede evitar “romper el ritmo alargándolas más allá de lo que parecería el final”. Respecto a esa manera contemplativa de abordar su cine, esgrime: “Quizá la razón es que me cuesta abandonar a los personajes y las escenas, y ese cine lento invita además a la reflexión”. Igualmente, admite que también le gusta ver películas rápidas, con acción.

La retrospectiva acoge, entre otras, su primera película, el telefilme All the corners of the world, su primer largometraje para el cine, Rebeldes del dios Neón; El río, que obtuvo el Premio Especial del Jurado en el Festival de Berlín, o el documental Mi nuevo amigo.

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