Durante las obras para realizar una conexión de agua potable en el municipio de San Fernando del Valle de Catamarca (Argentina) los trabajadores municipales se asustaron. Mientras cavaban las zanjas realizaron un inusual hallazgo que llamó la atención tanto de los arqueólogos como de los amantes de lo paranormal.
Los operarios recuperaron una serie de urnas funerarias en el sitio y, entre ellas, se identificó un cráneo con una forma nada convencional. Los peculiares restos humanos se asemejaban a los retratos ficticios que se acostumbran a hacer de criaturas extraterrestres.
“Particularidades que llaman la atención”
Clara Ríos, regidora de Cultura, tuvo que salir al paso tras el descubrimiento para evitar las teorías más rocambolescas. “Hemos contactado con la gente de Antropología y también con la Policía para que se puedan llevar a cabo los estudios pertinentes y saber a qué generación pertenece y todos los misterios que esto puede tener”, dijo en rueda de prensa.
La cuestión es que el cráneo encontrado no encajaba con las proporciones comunes. “Hay particularidades que llaman la atención”, añadió Ríos. El arqueólogo Hugo Puentes, sin embargo, no contribuyó a crear nuevas e inverosímiles hipótesis. Para él era un caso claro de deformación craneal intencional, una práctica extendida en muchas culturas precolombinas.
La calavera pertenecía a un niño de entre tres y cuatro años
En toda América, explicó Puentes, se hacía “entre otras razones, por estatus social y, en algunos casos, para marcar linajes familiares específicos”. Los investigadores aún no han podido determinar si este individuo pertenecía a la élite, pero si determinaron varias características de los restos encontrados.
La cerámica descubierta en el sitio, que rápidamente fue preservado para su estudio en profundidad, reveló que los restos se podían fechar entre los años 1100 y 1300 de nuestra era, posiblemente dentro del marco de las culturas de la Ciénaga o de la Aguada. Ambas sociedades proliferaron en el noroeste de Argentina.
En las dos culturas ancestrales, además, la modificación del cráneo era una práctica cotidiana. Para lograr estas formaciones, se aplicaba presión controlada en las cabezas de los bebés mediante tablillas o vendas, ya que a esa edad sus huesos aún eran flexibles.
El motivo era simbólico: la forma del cráneo podía expresar pertenencia a un grupo, identidad familiar, estatus social o incluso creencias espirituales. Dentro de las urnas recuperadas en San Fernando, una contenía un esqueleto completo mientras que la otra conservaba restos humanos parciales.
Parte posterior aplastada
Los arqueólogos estiman que la calavera descubierta, que tenía la parte posterior aplastada y estaba a varios metros de distancia del resto del cuerpo, pertenecía a un niño de entre tres y cuatro años. El pequeño fue colocado en la tumba en posición fetal y no tenía ajuar funerario.
El esqueleto no presentaba ningún traumatismo. Su cráneo probablemente fue moldeado con relleno para fomentar la forma “tabular oblicua”, que es plana o inclinada en la parte frontal y posterior del cráneo. Esta práctica puede provocar que los lados del cráneo se ensanchen y parezcan abultados.


