Si empezamos hablando de la enfermedad de Hansen es probable que muchos desconozcan lo que es. La mayoría la conocemos como lepra, una infección crónica producida por el bacilo Mycobacterium leprae que durante centenares de años causó graves desfiguraciones y deformidades en los humanos.
El primer registro que se tenía de esta afección, que actualmente aún existe en más de 100 países. se ha encontrado en huesos hallados en Europa y sugiere que la enfermedad se originó en Eurasia en algún momento durante la transición neolítica, hace alrededor de 7000 años.
Dos orígenes para la misma enfermedad
Un equipo de investigadores de Alemania y Argentina, sin embargo, acaban de descubrir que esa hipótesis no es del todo cierta. La verdad es que la lepra también estaba presente en la actual Chile hace cuatro milenios, aunque era otro bacilo el que la causaba.
Según explican los expertos en un artículo publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, dos patógenos distintos que evolucionaron por separado en puntos opuestos del mundo durante miles de años fueron responsables de la misma enfermedad. En Sudamérica, el origen fue Mycobacterium lepromatosis, menos común que M. leprae.

Los investigadores han reconstruido dos genomas de Mycobacterium lepromatosis en esqueletos humanos procedentes de Chile
“El ADN antiguo se ha convertido en una herramienta fundamental que nos permite profundizar en afecciones con una larga historia en las Américas”, afirma en un comunicado Kirsten Bos, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y que lleva más de una década estudiando huesos patológicos en el contexto americano.
Los científicos reconstruyeron el genoma de M. lepromatosis, del que hasta ahora no existían evidencias documentadas, a partir de los restos de dos hombres adultos descubiertos en los yacimientos arqueológicos de Cerrito y La Herradura, situados en el norte de Chile.
El genoma de la bacteria de esos huesos ‘chilenos’ presentaba una “conservación asombrosa, algo poco común en el ADN antiguo, especialmente en especímenes de esa edad”, afirmó Lesley Sitter, bióloga computacional del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y coautora del estudio.
La lepra es una enfermedad infecciosa crónica con una serie de síntomas dolorosos, como lesiones cutáneas y entumecimiento de las extremidades. Aunque hoy en día es tratable, la exposición prolongada a la enfermedad sin tratamiento puede provocar cambios característicos en los huesos, que se han documentado en esqueletos de hace 5000 años en Europa, Asia y Oceanía.

Un investigador analiza los restos de la bacteria
Hasta ahora, sin embargo, no existías evidencias de estos cambios en los huesos de personas enterradas en América antes del período colonial, lo que sugería que fueron los europeos los que introdujeron la enfermedad (y otras varias) en el continente nada más bajar de sus barcos y poner los pies en tierra firme.
Tras aislar el ADN del patógeno en los restos humanos descubiertos en Chile, los investigadores inicialmente tuvieron sus dudas, dada la antigüedad de los huesos. Tras un análisis más profundo, confirmó que había evidencia de lepra causada por un tipo de bacteria que se considera rara en la era moderna.
Dos hipótesis
Una hipótesis es que M. lepromatosis surgió durante un poblamiento temprano en América. Aunque también podría ser que la bacteria estuviera en un reservorio animal y luego fuera contraída por las personas. La presencia de la lepra en lugares tan remotos del mundo sugiere que existen factores ambientales o animales responsables de la transmisión.
El mismo grupo de investigadores ya había descubierto evidencias de que la familia de enfermedades estrechamente relacionadas con la sífilis tenía sus raíces en las Américas. “Las técnicas avanzadas que se utilizan ahora para estudiar el ADN de patógenos antiguos nos permiten ir más allá de los sospechosos y abordar otras enfermedades que podrían no esperarse en este contexto”, apuntan.
Pocos genomas disponibles
Existen aún pocos genomas disponibles para comparar los restos de Mycobacterium lepromatosis antiguo y moderno, aunque los expertos creen que en los próximos años se identificarán más casos. “Esta enfermedad estuvo presente en Chile hace 4000 años, y ahora que sabemos que estaba allí, podemos buscarla específicamente en otros contextos”, apuntan.
Una vez que se descubran más genomas, los investigadores podrán descifrar más detalles de su historia y comprender mejor su distribución global actual. El patógeno se ha descubierto recientemente en poblaciones de ardillas del Reino Unido e Irlanda, pero en América aún no se ha encontrado en ninguna especie aparte de los humanos.
Con tan pocos datos, su origen sigue siendo un misterio. “Queda por determinar si la enfermedad se originó en América o si se unió a algunos de los primeros pobladores de Eurasia”, dice Kirsten Bos. “Hasta ahora, la evidencia apunta a un origen americano, pero necesitaremos más genomas de otros períodos y contextos para estar seguros”.