Vera Brandes estaba destinada a ser dentista como su padre. Pero con solo 16 años conoció a un músico de jazz que la invitó a que organizase su gira por Alemania. La chica accedió y se convirtió en una especie de representante de artistas junior.
Keith Jarrett es un genio de la música. Posee lo que se llama oído absoluto y toca el piano desde muy niño. Jarrett ha aprovechado ese don y se ha dedicado siempre a la música, sobre todo al jazz, que perfeccionó de la mano de Miles Davis, a cuyo grupo se unió a principios de los años 70.
La actuación de Jarrett se programó a una hora intempestiva para los alemanes, las once de la noche
Vera oyó tocar a Jarrett en Berlín y supo que tenía que llevarlo a actuar a Colonia. Una idea loca que fue el principio de una carrera de obstáculos. Ido Fluk lleva ahora al cine la historia de real de cómo se gestó el mítico concierto de Jarrett en la ciudad alemana en Köln 75 , que llega este viernes a las pantallas españolas.
A la juventud y falta de experiencia de Brandes se sumaron otras muchas dificultades. A finales de 1974, el jazz ya había caído en desgracia para dejar paso a la música disco que era lo que molaba en ese momento. Aún así, Vera buscó un auditorio en condiciones para la actuación del pianista y dio con la Ópera de Colonia. Como es natural, a su director no le atrajo nada la idea de ofrecer un concierto de jazz, pero aceptó alquilar la sala la noche del 24 de enero de 1975 después de la representación de la ópera Lulú .
La actuación de Jarrett se programó a una hora intempestiva para los alemanes, las once de la noche. El artista, que sufría de un grave dolor de espalda y llegó a Colonia baldado de viajar en coche en una gira agotadora, había pedido un piano muy concreto, pero por error lo que puso la Ópera a su disposición fue un instrumento de ensayos de poca categoría que, además, estaba “ kaput ”.
Brandes logró que dos afinadores de piano arreglasen el instrumento durante la representación de Lulú . Consiguió que Jarrett cediese ante su rotunda negativa a tocar semejante instrumento. Y por si fuera poco, vendió todas las entradas y llenó los 1.400 asientos del recinto. Convenció también a un equipo radiofónico para que grabara la actuación. Jarrett salió al escenario e improvisó, tocó la buena música, la mejor música...