Medea’s Kinderen ★★★★✩
Concepto y dirección: Milo Rau. Dramaturgia: Kaatje De Geest. Intérpretes: Peter Seynaeve, Anna Matthys, Emma Van de Casteele, Jade Versluys, Gabriël El Houari, Sanne De Waele, Vik Neirinck. Lugar y fecha: Teatre Lliure, Grec’25 (21/VII/2025)
En la trayectoria de Milo Rau se pueden seguir dos constantes: la reflexión sobre la violencia como una realidad intrínsicamente humana (en su vertiente privada e íntima y en la sociopolítica) y el empeño firme de hacer del teatro un espacio militante contra la indiferencia. La expresión más radical de esta dupla son aquellos espectáculos en los que violenta los arraigados tabús de los colectivos ultra protegidos (infancia, vejez, diversidad funcional) haciéndolos protagonistas de historias de insoslayable brutalidad física o psíquica. Proyectos como Medea’s Kinderen, en los que no se ahorra ningún recurso para el desasosiego de la platea.
El público (individuo, ciudadano, actor político) siempre en su radar con un teatro que se podría considerar como post brechtiano. Político en su esencia y denuncia activa y propósito de alienación, pero paradójicamente explícito en el tratamiento de la oscuridad manchada de sangre del alma humana. En esta penúltima propuesta escénica –en Viena acaba de estrenar The Seer , inspirada en el Filoctetes de Sófocles– indaga además nuevamente en el sentido contemporáneo de la tragedia rompiendo otra vez sus reglas: mostrar en escena actos violentos y dar voz a los niños. En la Medea de Eurípides sólo llegamos a oír en off sus gritos agónicos. En su versión, son ellos (seis intérpretes de 8 a 14 años) los que asumen todo el protagonismo –secundado por un adulto, el actor y coach Peter Seynaeve– de la violencia del infanticidio, el mítico y el documentado suceso real ocurrido hace casi dos décadas en Bélgica.
Quizá esta sea una función menos interesada en plantear las razones del horror y más en especular sobre la misma compleja presencia de niños y adolescentes en el escenario
Una función que recuerda al Five Easy Pieces que pudimos aplaudir en 2017 en Barcelona. En aquella ocasión Rau reunió otro reparto de menores, también acompañados por Seynaeve, que asumía todos los roles relacionados con el caso del pederasta belga Dutroux. Quizá Medea’s Kinderen sea una función menos interesada en plantear las razones del horror y más en especular sobre la misma compleja presencia de niños y adolescentes en el escenario, usando sin tapujos todos los mecanismos de la ficción, teatrales y cinematográficos.

Los niños y adolescentes de esta propuesta trabajan con un coach y tutor
Llevar a una situación liminal los juegos por imitación de la infancia, en un contexto entre la depresión, el nihilismo existencial –maravillosa Anna Matthys como una criatura dibujada por Charles Addams– y el gore, con una manipulación del tiempo y la resiliencia del espectador digna de la escena de la violación de Irreversible de Gaspar Noé. Un espectáculo que empieza con un simpático coloquio postfunción –una situación metateatral como Vania en la calle 42 , pero al revés– y tiene su aparente catarsis en un festival slasher de cámara y primeros planos. Aunque la verdadera se produzca luego en la inocente voz de Matthys cantando Les yeux de ma mère del cantautor belga Arno. Es el momento del misterio de una mirada indescifrable de una madre.