Saving Grace, la nueva banda de Robert Plant, el que fue mítico cantante de Led Zeppelin, llegó al Gran Teatre del Liceu en el final de su gira europea. Pero ellos no siguen las convenciones habituales ya que llevan años grabando y testando en directo las canciones que formarán parte en septiembre de su primer álbum. Lo suyo es algo que tiene que ver más con el placer de tocar y la amistad que con las convenciones del show business . Y lo demostraron con creces en un concierto en el que se dedicaron a llevar a su terreno canciones ajenas, sin olvidarse, claro está, de recuperar algunas gemas del repertorio del grupo que fue uno de los grandes emblemas del hard rock, pero servidas con unos arreglos muy diferentes que potencian el lado acústico e íntimo.
El hecho de que no compongan material propio no es ningún hándicap, ya que transforman los originales de otros en algo fresco y que parece reluciente y nuevo, integrando blues, bluegrass, americana, folk, aromas étnicos y alguna pincelada rockera con pasmosa naturalidad. Todo ello gracias a una engrasada banda compuesta por Robert Plant a la voz y maracas; Suzi Dian, voz y acordeón; Oli Jefferson, batería; Tony Kelsey, guitarras y mandolina; Matt Worley, banjo y guitarras y Barney Morse-Brown al chelo.
El cantante, que este mes cumple 77 años, mostró un estado vocal impecable y estuvo locuaz, jocoso y cercano
Desde la inicial The cuckoo , un tema tradicional que se remonta al siglo XVIII, evidenciaron una gran compenetración, con una camaradería que hizo que más que en el templo de la ópera pareciese que nos hallásemos en una taberna. De ahí pasaron a Angel dance , del grupo angelino Los Lobos, para preservar el sabor fronterizo y mostrar la gran conexión que logran los dos cantantes enlazando armonías vocales sublimes. En el primer acercamiento a Led Zeppelin, con Ramble on , solo insinúan la procedencia en un desarrollo instrumental en el que mezclan acordeón con cierta psicodelia y en la relectura de Move along train conectan Levon Helm con los Staple Singers, es decir, country y rock con gospel y blues.
En la balada Too far from you , de la poco conocida Sarah Siskind, el contraste entre los gorgoritos de Plant y la languidez plañidera de Dian proporciona un gran dramatismo a una melodía que visten con arreglos folk-rock. La revisitación de la gema oscura Higher rock , de la cantautora Martha Scanlan, les sirve para combinar aroma campestre con una armónica que recuerda a John Mayall. Otro clásico autoría del tándem Page/Plant, Four sticks , se transforma gracias al acordeón en algo mucho más pausado. El veterano cantante británico, que este mes cumple 77 años, mostró un estado vocal impecable, oscilando de los tonos agudos a las caricias suaves; además, lejos de cualquier divismo, estuvo locuaz, jocoso y cercano.

Robert Plant durante su actuación en el Gran Teatre del Liceu
Uno de los momentos álgidos llegó con el estreno del nuevo single, la relectura del Everybody’s song de Low, añadiendo fantasía exótica a la tensión del original y permitiendo el lucimiento de unos músicos que bordaron un gran concierto. Siguieron con la muy añeja canción irlandesa As I roved out , reflejando con dramático realismo la traición de la que habla una narrativa letra, en la que una joven mujer es abandonada por su amante para casarse con otra más pudiente, pasando de lo íntimo a un gran clímax propio de las murder ballads .
Fue un emocionante preludio a un tramo final coronado por una solvente relectura del For the turnstiles , rescatada del álbum On the beach de Neil Young, utilizando un banjo similar al del original para ribetear la melodía y jugar de maravilla con la templanza y la distorsión, pasando de lo apenas insinuado a un gran crescendo guitarrero.
Como colofón una tacada de tres guiños a Led Zeppelin. Primero con Friends , en el que Plant aprovechó para desplegar sus características onomatopeyas y forzar su voz como en los viejos tiempos, mezclando aura folk con bruma lisérgica. Ya en el bis rescataron la intimista The rain song del álbum Houses of the holy , sustituyendo los arreglos orquestales y el piano por guitarras acústica y eléctrica, para que brillase una voz que aún es capaz de alcanzar agudos de rompe y rasga. Aunque la mejor compenetración entre la nueva vida folk y la esencia zeppeliana llegó con Gallows pole , en la que Plant se permite incluir fragmentos de Black dog y Whola lotta love , para el placer de un respetable que disfrutó de lo lindo con la humildad de una leyenda.