Intérpretes: Julieta Venegas / Rita Payés
Lugar y fecha: Poble Espanyol (21/VII/2025)
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El festival Alma concluyó su andadura con un doble concierto de Rita Payés y Julieta Venegas, cantantes, compositoras e instrumentistas; una con carrera incipiente y la otra convertida en emblema del pop latino. Ambas demostraron personalidad y carisma. La catalana, rodeada de familia y amigos, rescató las canciones De camino al camino, en una lujosa formación de nueve músicos que incluye sección de cuerda y el venerable contrabajista Horacio Fumero. Integrando canción, jazz, bolero, tango e incluso rock en un concierto en el que pasaron Tantas cosas, parafraseando el título de una de sus canciones, que discurrió en un santiamén.
Lo de la mexicana Julieta Venegas es mucho más pop, aunque tampoco renuncia a la tradición. Como muestra ahí estuvo esa especie de ranchera, que interpretó en solitario, de significativo titulo, Despechada mexicana. En el resto estuvo acompañada por un solvente trío que se iban alternando a guitarras, bajo, teclados y percusión. Y como sea que no saca disco desde Tu historia (2022), el concierto fue un grandes éxitos que empezó con Dime la verdad y Caminar sola, mostrando el aspecto exultante en su voz –incluso demasiado, ya que por momentos parecía que chillaba en exceso– y unos fonos sintéticos, con arreglos orquestales simulados, insuflando dramatismo.
Llegados a Bien o mal ya se colgó el acordeón para acordarse de sus raíces, un acento en el que siguió instalada en Ese camino, arropada por proyecciones de texturas elementales pero elegantes. De nuevo a los teclados volvió el acento pop-rock con Algo está cambiando y con guitarra acústica por bandolera abordó la sentida balada La nostalgia. Ese sentimiento la llevó a homenajear al argentino Charly García en Esperaba, una canción jubilosa y sintética, con un sonido que evocaba la época new wave, empalmada a un Debajo de mi lengua servido en la misma longitud de onda de pop añejo.
En su canción más reciente, A donde va el viento, escrita para una serie, pareció inspirada por Rigoberta Bandini, antes de adentrarse en la fase más bailable, con la funky y groove Mismo amor, un posesivo Eres para mí con poderosa línea de bajo y arreglos filadélficos simulados y el recuerdo al poeta chileno Raúl Zurita con En tu orilla, combinando acordeón lacónico con una melodía eufórica. Ya nos tenía en su bolsillo y aún faltaban los hits más coreados, como Limón y sal, Andar conmigo o el imprescindible Me voy, un himno que veinte años después sigue emocionando como el primer día.