La fina tela de lino está custodiada en la Iglesia del Santo Sudario de Turín. Es una sábana de 444 por 112 centímetros que tiene los rasgos frontales y dorsales de un hombre adulto con marcas de violencia física. La creencia común es que este es el velo funerario original en el que se envolvió el cuerpo de Jesús de Nazaret tras ser crucificado. Pero la realidad es mucho más compleja.
El diseñador digital brasileño Cicero Moraes, especializado en reconstrucciones faciales históricas, utilizó un software de modelado para comparar cómo el lienzo cubre un cuerpo humano y como envuelve una escultura. Su conclusión es que es mucho más probable que la imagen del sudario sea la impresión de un bajorrelieve.
Arte tridimensional sobre superficie plana
Un bajorrelieve es una forma de arte tridimensional donde las figuras o diseños se tallan en una superficie plana como una pared o un bloque de madera o piedra, sobresaliendo ligeramente de ella y creando una moderada sensación de profundidad.
Según explica Moraes en un artículo publicado en la revista Archaeometry, al envolver un objeto 3D con una lámina en dos dimensiones, como un trozo de tela, la huella resultante se distorsiona y parece mucho más ancha que al mirarlo directamente. Este resultado, bastante intuitivo, se conoce como el efecto de la Máscara de Agamenón.

Simulación de la tela, colocada sobre el cuerpo (Arriba) y lateral (abajo)
La Máscara de Agamenón es una pieza funeraria de oro hecha alrededor del 1500 a.C. y que fue descubierta en el yacimiento de la Edad de Bronce de Micenas, en Grecia. La careta, que parecía haber sido desenrollada tras ajustarse a un rostro, fue colocada sobre el cuerpo de una persona que probablemente vivió unos 300 años antes que el legendario rey cuyas aventuras se narran en la Ilíada de Homero.
La huella digital en esta superficie 2D de oro, que se había colocado sobre la figura humana tridimensional, apareció ensanchada y distorsionada, a diferencia de la huella de la sábana de Turín. En cambio, el modelo en bajorrelieve de Moraes produjo una marca mucho más coherente con la apariencia real de la tela, escribe el experto.

La máscara de Agamenón se conserva en la colección del Museo Arqueológico Nacional de Atenas
“El patrón de contacto generado por una escultura es más compatible con la imagen del Santo Sudario, mostrando una menor distorsión anatómica y una mayor fidelidad a los contornos observados, mientras que la proyección de un cuerpo 3D da como resultado una imagen significativamente distorsionada”, apunta Moraes.
El estudio respalda la teoría de que el fino artefacto de lino se trataba de una representación artística, muy probablemente hecha durante la Edad Media, cuando el arte en bajorrelieve era común. La datación por radiocarbono realizada en 1989 fechó el sudario entre los años 1260 y 1390 después de Cristo.

Vista superior de las simulaciones 3D, resaltando las diferencias en el área de contacto
Otros expertos examinaron los patrones de sangre y los consideraron incompatibles con lo que se esperaría de un hombre fallecido tumbado. Los autores afirmaron, además, que estos patrones eran “totalmente irreales”, lo que llevó a pensar que la sangre podría haber sido añadida de una manera más artística tras su creación.
La hipótesis de que la sábana tocó el cuerpo de Jesús, sin embargo, sigue teniendo sus defensores. En 2005, un investigador argumentó que la muestra analizada en 1989 era de una zona que había sido reparada y, por lo tanto, era más reciente que la tela original.
Software de código abierto
Más recientemente, en 2022, se analizó un único hilo del sudario con un nuevo método basado en la dispersión de rayos X de gran angular (WAXS), usado para analizar estructuras de polímeros semicristalinos y otros compuestos orgánicos que forman cristales. La conslusión fue que el sudario databa del siglo I después de Cristo.
Cícero Moraes ha propuesto que otros investigadores utilicen el mismo software (de código abierto y gratuito) utilizado en su estudio para replicar los resultados o profundizar en otros detalles.
“Este trabajo no solo ofrece otra perspectiva sobre el origen de la imagen del Santo Sudario de Turín, sino que también destaca el potencial de las tecnologías digitales para abordar o desentrañar misterios históricos, entrelazando ciencia, arte y tecnología en una búsqueda colaborativa y reflexiva de respuestas”, concluye.