La conocida como ‘gripe española‘ fue una de las pandemias más devastadoras de la historia. La enfermedad surgió en Estados Unidos en 1917 y en apenas un año causó la muerte de entre 20 y 40 millones de personas en todo el mundo (algunas estimaciones indican que el número de fallecidos llegó a los 100 millones hasta 1920).
Fiebre alta, pulsaciones rápidas, pupilas dilatadas y agotamiento extremo eran los síntomas más comunes. Al pasar entre cuatro y seis horas, los pulmones del paciente empezaban a segregar exceso de líquido. Entre 12 y 18 horas después de los primeros indicios de la enfermedad había un empeoramiento generalizado, con más líquido pulmonar y disnea (dificultad respiratoria por falta de aire).
El virus Influenza A H1N1
Uno de esos pulmones afectados por Influeza A H1N1 ha permitido ahora a los investigadores de las Universidades de Basilea y Zúrich secuenciar todo el genoma del virus. El material genético analizado indica que el patógeno había desarrollado mutaciones clave para infectar células humanas y aumentar significativamente su letalidad, incluso al comienzo de la pandemia.
“Esta es la primera vez que tenemos acceso a un genoma de la gripe de la pandemia de 1918-1920. Esto abre nuevas perspectivas sobre la dinámica de adaptación del virus en Europa al inicio de la plaga”, afirma la paleogenetista Verena Schünemann, autora principal del artículo publicado en la revista BMC Biology.

Póster de 1918 alertando a la ciudadanía sobre la gripe española en Alberta (Canadá)
Los investigadores utilizaron una muestra de tejido de un paciente de 18 años de Zúrich que ha estado guardada más de 100 años en formalina y que formaba parte de la Colección Médica del Instituto de Medicina Evolutiva de la UZH. El chico falleció durante la primera ola de la pandemia en Suiza y se le realizó una autopsia en julio de 1918. En otoño de ese año, una segunda oleada se extendió por todo el mundo.
Al comparar este genoma recién secuenciado con el poco material genético del virus de la gripe publicado previamente en Alemania y Norteamérica, los especialistas demostraron que la cepa suiza ya presentaba tres adaptaciones clave en humanos que persistirían en la población viral hasta el final de la pandemia.
Dos de estas mutaciones aumentaron la resistencia del virus a un componente antiviral del sistema inmunitario humano (un compuesto conocido como proteína de resistencia al mixovirus humano 1), una barrera importante contra la transmisión de la gripe aviar de animales a humanos.
La tercera mutación afectaba a una proteína de superficie la membrana del virus (llamada hemaglutinina) que mejoraba la capacidad de influenza de unirse a los receptores de las células humanas haciéndolo más resistente e infeccioso, de forma muy similar a cómo el SARS-CoV-2 (coronavirus) se dirigió al receptor ACE2.

Una enfermera trata a un paciente afectado por la gripe española en Washington
La muestra obtenida del pulmón del joven suizo representa “el único genoma de la primera ola con estas mutaciones, lo que potencialmente le dio a esta cepa una ventaja durante la pandemia, ya que todos los genomas de la segunda ola con alta cobertura también presentan estas mutaciones”, escriben los expertos.
A diferencia de los adenovirus, causantes del resfriado común y compuestos de ADN estable, los virus de la gripe portan su información genética en forma de ARN, que se degrada mucho más rápido. Estar sumergidos en formalina tampoco ayuda, ya que esa sustancia convierte las muestras en inadecuadas para su exploración.

Unos sanitarios llevan en una camina a un hombre afectado por la gripe española en 1918
“El ARN antiguo solo se conserva durante largos periodos en condiciones muy específicas. Por eso desarrollamos un nuevo método para mejorar nuestra capacidad de recuperar fragmentos de estas muestras”, señala en un comunicado Christian Urban, coautor del estudio.
Los investigadores creen que los resultados de su estudio serán especialmente importantes para afrontar futuras pandemias. “Una mejor comprensión de la dinámica de cómo los virus se adaptan a los humanos a lo largo del tiempo nos permite desarrollar modelos para futuras plagas”, añade Verena Schünemann.
Un archivo invaluable
“Las colecciones médicas constituyen un archivo invaluable para reconstruir genomas de virus de ARN antiguos. Sin embargo, el potencial de estas muestras sigue estando infrautilizado”, concluye Frank Rühli, coautor del estudio y director del Instituto de Medicina Evolutiva de la Universidad de Zúrich.