Festival de Música Antiga dels Pirineus (Femap) ★★★★✩
Intérpretes: La Grande Chapelle. Dirección: Albert Recasens. Lugar y fecha: Monestir de Sant Pere, Camprodon (24/VIII/2025)
Ha sido seguramente uno de los conciertos significativos de este verano en cuanto a su belleza, contenido y lugar: el Monestir de Sant Pere de Camprodon que data de la primera mitad del siglo X, una de las insignias de la vila en que nació en 1860 Isaac Albéniz.
El programa estuvo centrado en la Missa Vidi Speciosam, de Tomás Luis de Victoria, publicada en 1592. Es considerada una de sus obras magnas; y a revelar sus esencias apuntó el trabajo de La Grande Chapelle que dirige Albert Recasens, que desarrolla en los últimos tiempos una magnífica y encomiable labor en cuanto a interpretación y también recuperación del gran repertorio español.
La obra está basada musicalmente en un motete ( cuya armonía inicial conmueve, que abrió el programa después del himno Ave Maris Stella ) del mismo Victoria, escrito veinte años antes. Los estudios de especialistas lo refieren en detalle para caracterizar las técnicas compositivas de uno de los grandes músicos de la historia, sobre cuya vida persisten grandes incógnitas.
Con acompañamiento de órgano, cantaron seis solistas de gran consistencia, cuyo cuerpo sonoro y fuerza expresiva se fue acrecentando
En esta ocasión, con acompañamiento de órgano, cantaron seis solistas de gran consistencia, cuyo cuerpo sonoro y fuerza expresiva se fue acrecentando en la secuencia de Motetes que ocuparon la segunda parte del programa. La Missa alcanzó momentos de gran intensidad expresiva y belleza, en particular la claridad polifónica, la coherencia en la emisión vocal y la sensibilidad, que por momentos llevaba a pensar en su funcionalidad.

Un momento de la actuación en el Festival de Música Antiga dels Pirineus
Buen diálogo con el espacio que brilló en la belleza del dúo de sopranos cantando al fondo del ábside, en una iglesia llena de público conocedor y expectante. Serían muchos los detalles a numerar en el conjunto de la Missa y Motetes , muy bien seleccionados además, ya que fueron ganando en intensidad y profundidad para cerrar con el Nigra sum . De subrayar pues la buena labor organística de Jorge López-Escribano y las magníficas voces solistas de las sopranos Axelle Bernage y especialmente Raquel Mendes, en sencillez expresiva que ganaba en profundidad y estilística y dicción.