Carla Montero o el amor a toda velocidad

La 'rentrée' literaria

'La dama de la niebla', la nueva novela de la autora madrileña, se ambienta en el glamuroso mundo de las carreras de coches de los años treinta, poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial 

Carla Montero, este jueves en el hotel de Madrid donde ha presentado su nueva novela

Carla Montero, este jueves en el hotel de Madrid donde ha presentado su nueva novela

Jesús Hellín / STUDIOMEDIA19

La nueva novela de Carla Montero, La dama de la niebla, la primera que la autora madrileña publica en Destino (ha salido también en catalán, en Columna), tiene todos los ingredientes de una gran historia de amor, como sus obras anteriores, y, de la misma manera, pretende ser una forma de evasión para sus lectores, que podrán salir de lo cotidiano en un momento en el que las noticias son profundamente sombrías.

Así lo ha confirmado este jueves la novelista, a preguntas de La Vanguardia, durante la presentación de su libro en un céntrico hotel de Madrid, tan glamuroso como los escenarios en los que ambienta la narración, que van de Mónaco, a orillas del Mediterráneo, a la isla de Man, en el mar de Irlanda.

El tratamiento de los personajes y el contexto histórico son para Carla Montero los ejes principales de su trabajo narrativo, según ha confesado en conversación con la prensa durante el lanzamiento de su nueva obra, de la que la editorial del grupo Planeta ha puesto a la venta, de salida, 35.000 ejemplares.   

Tras quince años de carrera literaria, la última novela de Carla Montero, la novena que escribe, está ambientada en los años treinta, concretamente en 1938, y tiene como telón de fondo la Golden Era, la eclosión del automovilismo, que en la época era muy diferente a la fórmula 1 actual. Para empezar, algunas mujeres -las más intrépidas, como Mila Kovac, la protagonista- también tomaban parte en los grandes premios, por más que el motor era, como ahora, un territorio eminentemente masculino.

Asimismo, el contexto prebélico, justo cuando Hitler se dispone a invadir los Sudetes (Checoslovaquia) sin que las potencias europeas acierten a detenerlo con el infamante pacto de Munich y España está sumida en su sangrienta Guerra Civil, planea por el argumento de la obra, cuyo hilo conductor es la intriga que se inicia a partir de la extraña muerte de un piloto de carreras, el marido de Mila, en el peligroso circuito de Montecarlo. 

Si la novela se titula La dama de la niebla es por el apodo que los periodistas aplican a la protagonista, no solo porque maneja su bólido especialmente bien bajo condiciones climáticas adversas, sino también porque es una mujer muy misteriosa, con una pasado envuelto en la bruma que ella se resiste a desvelar.

“Cuando me encuentro a alguien por la calle y me pregunta de qué va la novela que estoy escribiendo, que es lo más difícil que te pueden preguntar, lo que he hecho esta vez ha sido resumirlo diciendo que es una gran historia de amor, y estoy segura de que es la más bonita que he escrito hasta ahora”, ha explicado Carla Montero tras la sesión de fotos promocional en un Citroën centenario aparcado para la ocasión en los jardines de Santo Mauro, un magnífico palacete madrileño. 

Carla Montero posa en un centenario Citroën

Carla Montero posa en un centenario Citroën

Jesús Hellín / STUDIOMEDIA19

Al margen del exclusivo mundo de las carreras de coches, que permite a la autora hacer gala de su feminismo y reivindicar el papel de las mujeres -que, paradójicamente, tenían mayor presencia en los circuitos en los años treinta del siglo pasado que en la actualidad-, La dama de la niebla es también un relato sobre la Europa de entreguerras a partir del cruce de miradas entre pilotos de distintas nacionalidades a los que la inminencia del conflico bélico sitúa en trincheras ideológicas diferentes.

Este clima de tensión eclosiona en la isla de Man, un escenario con una gran tradición en el mundo del motor, ya que albergaba el Tourist Trophy, una de las carreras más peligrosas del circuito, en el que Carla Montero sitúa la pasión amorosa de su heroína: “Allí la sensación de paz es total”, ha recordado la autora de los días que pasó allí para documentarse, en los que descubrió el pasado vikingo y las leyendas de hadas y duendes de ese territorio a medio camino entre Gran Bretaña e Irlanda.

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