Frankenstein y Drácula están de vuelta. Y hay auténtico furor por estos dos grandes iconos del terror gótico que protagonizarán la temporada cultural, después del aperitivo reinterpretativo brindado hace poco por el griego Yorgos Lanthimos en Pobres criaturas o el Nosferatu de Robert Eggers, ambas películas aclamadas por la crítica. Las hazañas de los monstruos surgidos de las mentes de Mary Shelley y Bram Stoker en el siglo XIX alimentarán las páginas de varios libros ilustrados, asaltarán la gran y pequeña pantalla y se subirán a las tablas teatrales, además de recorrer algunas exposiciones.
La apuesta cinematográfica es potente, con títulos tan esperados como Frankenstein, la personalísima versión de Guillermo del Toro de la novela que la escritora inglesa empezó a gestar en el verano de 1816 y publicó dos años más tarde. El director mexicano estrenará el filme en cines de forma exclusiva el 24 de octubre y el 7 de noviembre estará disponible en Netflix, pero antes desfilará por el Festival de Venecia, donde pugnará por el León de Oro con un relato que promete reinventar el clásico de Shelley con un enfoque visual y narrativo único. El largometraje sigue al doctor Víctor Frankenstein, interpretado por Oscar Isaac, un científico brillante pero también egocéntrico, que desafía los límites de la naturaleza al dar vida a una criatura ensamblada con partes de cadáveres al que presta su cuerpo el australiano Jacob Elordi. La trama explora las consecuencias del experimento y la compleja relación entre creador y criatura con el acompañamiento de la música lírica y sentimental que firma Alexandre Desplat.
En 1974, Mel Brooks estrenaba uno de los mayores hitos de la comedia cinematográfica con la delirante El jovencito Frankenstein. Rodada en blanco y negro y con el irresistible humor de Gene Wilder y Marty Feldman, la parodia de los clásicos de terror de los años treinta se convirtió en una joya con frases icónicas tales como ”¿Joroba? ¿Qué joroba?”, “Tenga, ayúdese”, “Podría ser peor, podría llover” o ”¡Se dice 'Frónkonstin'!” que ahora tendrá continuidad en forma de serie. Se trata de Very Young Frankenstein y contará con Mel Brooks, de 98 años y aún al pie del cañón, y su socio Kevin Salter como productores ejecutivos. A destacar que los tres responsables creativos llegan de Lo que hacemos en las sombras, otra parodia terrorífica que ha obtenido el beneplácito del público y la crítica.
Uno de ellos es Taika Waititi, que se encargará de dirigir el piloto. Otro título reciente aunque más olvidable alrededor del moderno Prometeo es Lisa Frankenstein (2014). Estrenada directamente en streaming, vale la pena mencionar que cuenta con guion de Diablo Cody (Juno, Tully) y dirección de Zelda Williams, la hija del malogrado Robin Williams. Se trata de una comedia de terror en la que una chica de instituto poco popular llamada Lisa reanima accidentalmente a un apuesto cadáver victoriano durante una tormenta eléctrica.
En marzo será Christian Bale quien coja el testigo del personaje que hizo famoso a Boris Karloff en The Bride!, remake de La novia de Frankenstein (James Whale, 1935), realizada por Maggie Gyllenhaal. Se esperaba su estreno este septiembre, pero Warner Bros ha decidido retrasar esta cinta de 80 millones de dólares de presupuesto que tiene entre sus filas a Jessie Buckley, Penélope Cruz, Annette Bening o Peter Sarsgaard y Jake Gyllenhaal, pareja y hermano respectivamente de la directora y actriz. En el 2020 se anunció que Scarlett Johansson trabajaría con el chileno Sebastián Lelio en Bride, una película de Apple TV + inspirada en las historias de Frankenstein y que giraría en torno a una mujer creada para ser la esposa ideal. A estas alturas, se desconoce cómo sigue el desarrollo del proyecto.
En la piel del Monstruo con el que el hombre juega a ser Dios tiene previsto ponerse también próximamente el rumano-estadounidense Sebastian Stan -el Soldado de Invierno en el UCM de Marvel-, a las órdenes de Radu Jude. Según avanza The Hollywood Reporter, Frankenstein in Romania sería una modernización del mito mezclando la historia real sobre la existencia de una cárcel secreta de la CIA en Bucarest con la leyenda del monstruo de Frankenstein.
Curiosamente, el mismo realizador rumano, ganador del Oso de Oro en la Berlinale de 2021 por su sátira pornográfica Un polvo desafortunado o porno loco, acaba de presentar a competición en el festival de Locarno su revisión del mito de Drácula. Rodada en Transilvania, se trata de una historia de ciencia-ficción modesta sobre el regreso de Vlad el Empalador con imágenes generadas por la inteligencia artificial. Desde Rumanía también llegará The Death of Dracula, remake con dirección coral de la película muda La muerte de Drácula, producida en 1921, un año antes de la aclamada Nosferatu de Murnau, que ha visto su adaptación gráfica gracias al libro que publicó este junio Diego Olmos con Planeta Cómic.
Pero si hay un vampiro esperado por la cinefilia este año es el que ofrecerá el francés Luc Besson en Dracula: A Love Tale, con Caleb Landry Jones en el papel de uno de los personajes más emblemáticos del cine de terror. El actor estadounidense vuelve a hacer tándem con Besson tras la infravalorada Dogman en un relato de amor, ya que transforma al legendario vampiro en un ser profundamente humano. Aquí el aspecto romántico entre el Conde Drácula y su amada Elisabetta se convierte en el motor principal de una narración que parece tener bastante en común con la versión de Coppola de 1992. Basada en una historia corta de Joe Hill, hijo del rey del terror Stephen King, Natasha Kermani firma su segundo largometraje, Abraham's Boys: A Dracula Story, centrada en Abraham Van Helsing y su familia años después de los acontecimientos de Drácula. La familia vive ahora en Estados Unidos intentado escapar de su pasado.
Las librerías también se preparan para los escalofríos. El personaje de ficción de Mary Shelley aterriza en esta rentrée literaria –el próximo 24 de septiembre –de la mano de la editorial Minotauro y del ilustrador Tomás Hijo, quien en junio ya sacó novedad precisamente sobre Drácula. “Mi relación con estas criaturas es muy estrecha ya que forman parte de mis lecturas fundacionales de adolescencia. Por eso, cuando desde Minotauro, con quienes llevaba un tiempo trabajando en las adaptaciones de Lovecraft, me hicieron la propuesta de ilustrar a ambos, dije rápidamente que sí”, confiesa el artista salmantino, que reconoce que una de sus mayores sorpresas durante el proceso ha sido “volver al texto original y darse cuenta de un montón de detalles que han quedado sepultadas en el olvido. Por ejemplo, ¿alguien recordaba que Drácula tiene bigote?”.
Esta pregunta se la podría haber hecho el ilustrador a Guillermo del Toro cuando trabajaron juntos en la adaptación de Frankenstein o en el libro Tarot del Toro, pero, por entonces, Hijo no sabía que él iba a acabar realizando sus propias versiones del clásico. Pese a que “el interés siempre ha estado ahí”, el artista reconoce un creciente predilección del gran público por estos personajes, “lo que explica que cada vez haya más adaptaciones y que muchas de ellas traten de regresar a los orígenes”. En su caso, el reto ha sido “hacer coincidir las palabras de Stoker y Shelley con mi sensibilidad plástica y tratar que la versión plástica no se contradiga. Suena fácil, pero da mucho respeto porque te encuentras con mucha gente que tiene una imagen muy fija de estos personajes que no se basan en los manuscritos originales”.
Esther Cross comprende bien lo que Hijo plantea, pues se topó con todo ello cuando se adentró en el proyecto La mujer que escribió Frankenstein, que se publicó por primera vez en 2013 pero que llegó a España en 2022 de la mano de Minúscula. En sus páginas, sigue los pasos de la escritora y dramaturga británica, la obra que la encumbró y que concibió con tan solo dieciocho años, así como los temores que tenía y que todavía hoy siguen acechando a la humanidad. Y es que –admite la autora– “Frankenstein retrata miedos que también tenemos ahora. Más allá de los límites éticos de la ciencia y nuestro destino, la novela pregunta qué es un monstruo y al hacerlo nos pregunta qué es un ser humano “normal” y qué significa ser civilizado?”. Y estas, reconoce, son cuestiones que nos siguen rondando hoy.
La argentina María Negroni también se suma a la devoción por Drácula, Frankenstein y demás en su nuevo libro Museo Negro (Wunderkammer), que se publica el 8 de septiembre y que, como la propia autora adelanta, es una antología de literatura gótica por la que desfilan fantasmas y vampiros y que pretende analizar dónde se esconden nuestros mayores terrores. “En el castillo gótico, el alma transforma sus tristezas en una metáfora infinita de lo extraño. Es decir, de una aterradora libertad”. Tal vez sea ese trasfondo el que esté animando a varios autores a elegir este aura y ambientaciones, como la española Virginia Feito o el ya fallecido, aunque resucitado por los lectores y por Blackie Books, Michael McDowell, que arrasó durante semanas con el terror gótico sureño que desplegó en la saga Blackwater. Por no mencionar la exitosa Miércoles de Netflix, basada en la familia Addams y surgida de la imaginativa mente de Tim Burton.
Editoriales más pequeñas también se suman a esta fiebre, como Calamar Ediciones, que apostó a principios de este 2025 por Ángel Gómez Rivero y su propuesta, Drácula vive, que contempla cómo sería el mundo sin el famoso conde vampiro, pese a llegar a la conclusión de que se antoja imposible acabar con el mal. Por su parte, Radagast Media publicó por las mismas fechas La Rexenta contra Frankenstein, de Adrián Carbayales, que mezcla en el tiempo a la protagonista de Leopoldo Alas, Clarín, y la convierte en la única agente secreta capaz de poner fin a la orgía de sangre de Drácula quien, por cierto, visitó Vetusta. Y en infantil destaca El petit Frankenstein (Publicacions de l'Abadia de Montserrat), de Enric Gomà, que tiene como protagonista a Ignatius, el hijo del doctor Frankenstein, que crea un pequeño monstruo para que le haga compañía.
El fenómeno de este binomio se alarga también sobre las tablas, donde Benedict Cumberbatch y Jonny Lee Miller se intercambian durante más de una década en el National Theatre de Londres los papeles de Víctor Frankenstein y su criatura. La gira llegó también a los cines y, quien se lo haya perdido, sepa que puede disfrutar de esta aplaudida producción en casa online, a través de la web oficial del propio teatro.
Por otro lado, Cynthia Erivo, la bruja mala de Wicked, se subirá al Noel Coward Theatre de Londres en febrero y marzo de 2026 para protagonizar la versión teatral de Drácula, donde asumirá el papel del conde y otros 22 personajes en un tour de force interpretativo. La obra está adaptada y dirigida por Kip Williams después de su versión multipremiada de El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde.