Una payasa saluda desde un árbol, cogida en una rama con una mano. Sí, estamos en Tàrrega y se celebra la feria de teatro en la calle, segundo día. La payasa en cuestión es Cris Clown y, como dice la publicidad de U.F.A., no es Superman, tampoco un plátano, quizá es un pájaro... En todo caso, “es una payasa clavada en el cielo”.
En FiraTàrrega se programa un espectáculo fuera de programa. Dentro de L’inesperat, un artista o una compañía se plantan en un lugar y a una hora no anunciados y empiezan a actuar. Esta mañana, junto al río y la antigua estación de autobuses, apareció esta payasa. En la calle prácticamente no había nadie. De vez en cuando pasaba un peatón. Cris Clown los saludaba, los increpaba, les tiraba confeti o agua. Poco a poco, los peatones se fueron deteniendo, cautivados por la payasa que les hacía reír.
Un artista y unos tablones bastan para implicar a una veintena de espectadores en la ejecución del show
Al final, más de un centenar de personas la acompañaban, viéndola comer una manzana o leyendo un libro (que por accidente acabó cayendo junto al río, pero que se pudo recuperar). El jueves hizo una aparición inesperada; hoy fueron dos; el sábado y el domingo es posible que haya más, y habrá que encontrarla para ver su número entrañable.
De la sencillez de Cris Clown al despliegue de medios de Insectotròpics, con proyecciones de dibujos en directo y de sombras animadas sobre la pared posterior de la iglesia. La conferència dels ocells es una fábula inspirada en la obra del poeta persa Farid al Din Attar, y reflexiona sobre el aprendizaje y el enriquecimiento que suponen los trayectos compartidos, exportando la experiencia de los pájaros a la del público.
Porque en Tàrrega el público es fundamental. Lo es tanto, que en el caso del Cirque Inextremiste, un artista en solitario y unos cuantos tablones son suficientes para implicar a más de una veintena de espectadores y hacerlos trabajar a sus órdenes. El espectáculo se llama Damoclés y lo dirige y lo protagoniza Yann Ecauvre, quien, como es francés, lo primero que hace es pedir a un intérprete de francés a catalán, para que traduzca las instrucciones para construir una mini-Catalunya libre, porque “ Francia y España, como Israel, son estados coloniales”.
Huelga decir que, como estamos en Tàrrega, la implicación del público es absoluta y, en este caso, el traductor, un joven valenciano, se convierte involuntariamente en coprotagonista del espectáculo. Con unos cuantos tablones y una población femenina, el Cirque Inextremiste alcanza su objetivo. Y FiraTàrrega continúa.