El traslado forzoso de un local donde se ofrece jazz en directo no suele deberse a la falta de talento para atraer al público. La historia está llena de clubs que han bajado la persiana o bien por la proximidad de vecinos refractarios a la música en vivo o bien porque, aun funcionando el negocio a todo ritmo, los ingresos acaban siendo insuficientes para pagar las sucesivas subidas del alquiler. Porque los locales históricos suelen estar ubicados en unos centros urbanos cada vez más exclusivos de las grandes franquicias.
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