Alba Flores tenía ocho años cuando su padre, Antonio Flores, falleció prematuramente. El cantante, compositor y músico contaba con 33 años y su deceso se produjo tan solo dos semanas después del de su madre, la gran Lola Flores. De la mano de Isaki Lacuesta y Elena Molina, Alba indaga en la vida y obra de su progenitor en Flores para Antonio, un precioso documental homenaje repleto de material inédito que se ha estrenado hoy en San Sebastián y a partir del 28 de noviembre recalará en los cines. Acompañan a Alba en este terapéutico viaje su familia (su madre, Ana Villa, y sus tías, Lolita y Rosario Flores), además de reconocidos artistas como Antonio Carmona, Ariel Rot, Joaquín Sabina o Silvia Pérez Cruz, entre otros.
El documental se estrena coincidiendo con el 30 aniversario de la muerte de su padre. ¿fue algo intencionado?
Bueno, viene más bien de haber estado con los motores encendidos porque íbamos a hacer el concierto homenaje, que nunca se había hecho uno y sus amigos vinieron a mi madre y a mí para decirnos que teníamos que hacer uno ya. Entonces tiramos para adelante y, al abrir ya la caja de Pandora, cuando vinieron de la coproductora a proponernos hacer algo audiovisual sobre mi padre, mi madre veía clarísimo que era el momento de hacerlo. Otras veces nos lo habían propuesto, pero para nosotros no había sido el momento adecuado por muchas razones. Yo al principio estaba super reticente, pero en la primera reunión ya dije que si lo dirige alguien tenía que ser Isaki Lacuesta. Y al hablar con él me propuso que si lo hacía, yo también tenía que hacerlo. Así que reflexioné y entendí que para mí era una oportunidad de hacer algo que estaba necesitando, darle cabida en mi vida y resolver cosas.

Alba Flores, rodeada de los directores Elena Molina e Isaki Lacuesta
¿Por qué quería que fuera Isaki el director?
Porque tuve la oportunidad de conocerle personalmente haciendo los vídeos de Silvia Pérez Cruz y congenié mucho con él. Creo que tiene alma de músico y una mirada artística y poética y pensaba que podría haber sido amigo de mi padre. Tiene la sensibilidad que creo que hacía falta, la mirada abierta y poco prejuiciosa y la poesía para poder abordarlo como se merece. Luego nos trajo a Elena, que ha sido un descubrimiento y ha aportado algo que tiene más que ver conmigo porque tenemos la misma edad y ha sido una mirada que desde la dirección a mi me dejaba tranquila porque sabía que había alguien identificándose conmigo.
¿Cómo ha sido el proceso de selección de tanto material sobre su padre, entre vídeos caseros, fotos, grabaciones, dibujos, imágenes de archivo y actuaciones?
Ha sido un trabajo de equipo viendo muchos vídeos...No tanto desde la familia, que lo tenemos más controlado, como de entrevistas, actuaciones, que hay infinito. Hemos asumido de que estrenaremos la película y aparecerá la entrevista más guay del mundo (risas) porque hay mucha cosa.
Su familia se sorprende de que haya preguntado tan poco sobre su padre y usted dice que ha sido por respeto al dolor, pero que le hacía mucha falta. ¿Hacer este documental ha sido una catarsis?
Absolutamente. Ha sido un pedazo de catarsis para mí y mi familia, y estrenarlo va a ser otra. Tengo muchas ganas de compartir la película con el público. Yo me he quedado más tranquila porque para mí era sobre todo importante el proceso, a nivel personal, y ya lo he pasado.
Hay muchos momentos emotivos en la película, especialmente en el que aparece cantando de pequeña con su padre en el sofá. ¿Cómo ha sido exponerse de esa forma tan íntima ante la cámara?
Al principio yo no era un personaje de la película y no lo veía necesario, pero Isaki y Elena me insistieron y me entregué con todo, a muerte, igual que hago cuando me meto en un personaje. Lo que pasa es que era yo. Y estoy realmente contenta de haberlo hecho porque me ha sentado muy bien. Ha sido un proceso sanador.
Al principio yo no era un personaje de la película, pero Isaki y Elena me insistieron y me entregué a muerte, igual que hago cuando me meto en un personaje
En la película habla con muchos amigos de su padre. ¿Están todos los que quería que saliesen?
No, por temas logísticos. Pero creo que hemos tenido la suerte de que estén las personas esenciales. Creo que si hubiéramos tenido más, igual había restado potencia al discurso de las personas que hablan. Hemos ido a la esencia y, a veces, lo que sucede conviene.
Después de tantas conversaciones con familiares y amigos, ¿hay algo que le haya sorprendido conocer de su padre?
Creo que todo lo intuía bastante, aunque pienso que igual su parte más vulnerable, su fragilidad. Como niña es lo que menos conocía de él. Y luego fíjate que le veo con mucha claridad como alguien muy valiente.
Le pregunta a su tía Lolita si a su padre le dolía el mundo...
Era un hombre muy sensible y le veía toda la vida con mucha lucha interior para hacer su arte y que llegara al público. Y luego le costaba reponerse cuando no le iba bien. Es algo que me da mucha compasión.
Veo a mi padre como una persona que me cae genial. Le admiro y me apetece que me inspire
¿Qué cree que ha heredado de él?
Muchas cosas, ahora cada vez descubro más. Pero más que lo que he heredado, siento que me estoy dejando más inspirar por él y es algo nuevo. No tanto porque me haya tocado a mí como padre sino porque le puedo ver como una persona que me cae genial. Le admiro y me apetece que me inspire.
El rodaje habrá reforzado el vínculo afectivo con su familia...
Es un proceso que hemos vivido juntos y ellos han sido muy generosos. Cuando hablamos de las secuencias que íbamos a hacer y las conversaciones superaron con creces las expectativas que yo tenía sobre lo que íbamos a hablar. Sin habérselo pedido a nadie, todo el mundo estaba por la labor de ir a fondo. Ha sido muy impresionante.
Joaquín Sabina dice que solo tenía ventajas ser hijo de Lola Flores.
Para él sí (risas). Creo que hay muchas maneras de verlo y no elegiríamos otra familia ninguno de nosotros. Pero todos los contextos tienen sus particularidades. Hay cosas que son más fáciles de llevar y otras más difíciles. Y es algo que pasa en todas las familias. La única diferencia con la mía es que es más evidente y más pública.
La relación entre su padre y su abuela fue muy especial. ¿Hacer el documental también ha sido una manera de acercarse a ella?
Sí. Y algo gracioso que pasaba cuando hacíamos el montaje era contar en una parte quién era mi abuela y fue dificilísimo porque robaba el show. Tenía tanto carisma y había tanto material de ella increíble que en cuanto la pones un ratito solo quieres ver cosas de ella. Y recuerdo que por dentro tenía una negociación así como virtual con mi abuela y le decía 'lo siento, pero nos robas el show y te voy a quitar alguna secuencia más que esto tiene que ir sobre mi padre'.

Alba Flores con sus tías Rosario y Lolita, en San Sebastián
¿Escucha a menudo las canciones de su padre?
Estuve mucho tiempo sin escucharle y de unos años a esta parte me gusta cada vez más. De todas maneras tengo el don de que me subo a un taxi o entro en una tienda y suena una canción de él. Es algo que me pasa muchísimo, de verdad. Siempre digo que Alba es la canción que todo el mundo sabe que me dedicó pero hay otro tema para el que pensó también en mi que es La estrella, que la cantó mi tía Rosario en uno de sus discos, y es una canción que me encanta.
Después del concierto homenaje a su padre en Vistalegre en noviembre del 2023 donde cantó con su tía Rosario, ¿no le han entrado ganas de probar más la música?
Un regalo que me ha dado el proceso de esta película es que me siento más libre de poder cantar, pero para mi es un tesoro que tengo que proteger con mucho cariño. Después de que me haya costado relacionarme con cantar desde un lugar íntimo y bonito no quiero exponerlo a las expectativas de un público tan pronto. Necesito un tiempo.
En el documental ejerce asimismo de productora. ¿Es una experiencia que le gustaría repetir?
Le he cogido mucho gusto a ser yo parte de la producción y trabajar en equipo. Me ha gustado que mi criterio tenga un peso y creo que me planteo hacer cosas que me involucren como actriz y tener voz y voto. Me las ingeniaré.