Siri Hustvedt: “La mitad de EE.UU. se opone a la otra mitad y nadie sabe cómo acabará esto”

Entrevista

La escritora, que participa en el Festival Literatura Expandida de Magaluf, habla de “guerra civil fría” y habla de su próximo libro: un homenaje a la vida y la muerte de su marido, Paul Auster, fallecido en 2023

Siri Hustvedt en el FESTIVAL LITERATURA EXPANDIDA MAGALUF 2025 foto Miquel A Cañellas

La escritora Siri Hustvedt ha participado en el Festival Literatura Expandida de Magaluf 

Miquel A. Cañellas

Con sus pubs británicos sirviendo alubias en lata las 24 horas del día, y sus camisetas de souvenir con eslóganes impublicables, Magaluf parece de entrada el lugar más improbable en el que encontrarse a Siri Hustvedt, ensayista, practicante de la novela de ideas, versada en el lenguaje del psicoanálisis y la filosofía. La autora estuvo en Mallorca participando en el FLEM, el festival que cada año junta a escritores, músicos y podcasters en un hotel en el que conviven con los turistas que tratan de alargar el verano.

A los 70 años, el aspecto de esta noruega de Minnesota se ha vuelto más élfico y etéreo. La conecta con su madre, que murió a los 96 años, y a sus abuelas, mujeres enérgicas y poderosas, que describe en su último libro Madres, padres, otros (Seix Barral, 2021). No oculta que está tratando de recomponerse tras lo que describe como la peor pérdida de su vida, la de su pareja durante 40 años, el escritor Paul Auster, que falleció de cáncer en 2023. Apenas semanas después de su muerte, Hustvedt, que es autora de novelas como El verano sin hombres o Recuerdos del futuro , se volcó en un manuscrito sobre él, y sobre la historia de ambos, que le sirvió de amarre en un momento de zozobra. Se publicará en primavera, también en Seix Barral. El luto no le hace perder de vista lo exterior: está profundamente enfadada y aterrada por el estado de su país.

¿Cómo se mantiene en pie ante la situación política?, ¿Cómo lo lleva?

Lo primero que debo decir es que tengo mucho miedo. Vivo en Brooklyn, en la misma casa en la que he vivido desde hace más de 30 años. De pronto, mi marido se ha muerto y la casa parece enorme, la casa se hizo mucho más grande cuando él murió. Cuando salgo por la puerta, todo parece igual. El barrio es encantador, miras alrededor y todo parece funcionar. Pero sé que hay cambios aterradores por toda Nueva York, arrestan a la gente, la Universidad de Columbia está amenazada…me doctoré allí y lo siento como algo personal.

La autora en Magaluf

La autora de 'El verano sin hombres' o 'Recuerdos del futuro' en Magaluf

Miquel Ángel Canellas

De pronto, las listas negras vuelven a ser una realidad.

He leído en el New York Times esta mañana que Trump ofrece un contrato a las universidades, si lo firman están prometiendo una especie de lealtad a su movimiento. Es terrorífico. Y pasan tantas cosas a la vez que nadie puede comprenderlo todo en su conjunto, te aturde, y eso es parte del plan, claro. Un periodista escribe sobre un fenómeno pero hay otras 50 cosas pasando a la vez. Los medios están completamente intimidados. He estado pensando en un término que se oye últimamente, “guerra civil fría”, y creo que es una descripción ajustada de lo que estamos viviendo. La mitad de Estados Unidos se opone a la otra mitad y nadie sabe cómo acabará esto, si es que acaba, o si esto significará el final de la república.

Enfrentamiento y división

“Se habla de 'guerra civil fría', y creo que es una descripción ajustada de lo que estamos viviendo”

¿Cree que hay una resistencia real? Desde Europa a veces se tiene la sensación de que no existe, de que los estadounidenses que no comulgan con Trump siguen en un estado de parálisis.

La hay pero los medios no están contándola lo suficiente. Hay enormes marchas, pero no se ven en los medios. Hay una parte de mí un poco estúpida que se indigna: “¿por qué el New York Times reporta sobre la Administración Trump de una manera tan tibia?” Creo que en parte es miedo y en parte es ignorancia. Los periodistas a veces son históricamente ingenuos, mientras que los académicos expertos en fascismo llevan tiempo diciendo que el MAGA es un movimiento fascista o neofascista, y algunos de ellos han dejado el país y se han ido a Canadá. Yo no soy ingenua, mi madre fue voluntariamente arrestada en Noruega por protestar contra el régimen nazi, mi padre luchó en la Segunda Guerra Mundial en Asia, crecí con toda esa Historia muy presente. Otro gran problema que tenemos es el del uso del lenguaje. Los medios todavía llaman al movimiento MAGA “los conservadores”, y no lo son, no hay nada que quieran conservar. Toman decisiones ilegales una detrás de la otra y tienen al Tribunal Supremo en el bolsillo.

¿En qué lecturas está encontrando consuelo?

Estoy volviendo a algunos libros que leí en mi juventud. Leo a Emily Dickinson como una fuerza filosófica y lírica, ¡su extraño inglés! Ella prácticamente lo reinventó. También he releído el libro de Hannah Arendt sobre el totalitarismo. Volver a él en el clima actual es sobrecogedor. Una de las cosas de las que habla es que tanto en la Alemania nazi como en la Rusia de Stalin hay una cosmología, hay una consistencia dentro de este universo ficcional, de manera que nada de lo que pasa fuera importa. Y esto es lo que vemos en el universo MAGA. Te tienes que preguntar qué es lo que tantos millones de ciudadanos ven atractivo en este movimiento, porque no han dado un golpe de estado, tienen mucho apoyo. Creo que lo que ven es un universo sellado con una figura al frente, Trump es como Hitler o Stalin, y tras su intento de asesinato parece inmortal, a prueba de bombas. Como un superhéroe. Una vez entras dentro de esta cosmología, te sientes seguro, protegido. No sabemos cómo de enfermo está Trump y cuánto vivirá, pero es importante para el movimiento que él se mantenga impenetrable, todopoderoso.

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Le oí decir que ya no cree en el diálogo.

Y eso es duro ¡El diálogo lo ha sido todo para mí, las relaciones, el entremedio! Escucho a todos los periodistas hablar de polarización y pienso: no, no y no. Pensar que esto se arregla con diálogo es como decir que si los judíos se hubieran sentado con los nazis a razonar con ellos todo se hubiera acabado y no hubiera habido Holocausto. Es ridículo.

Dejar de creer

“Pensar que esto se arregla con diálogo es como decir que si los judíos se hubieran sentado con los nazis a razonar con ellos todo se hubiera acabado y no hubiera habido Holocausto”

Hábleme de ‘Ghost stories’, el libro que ha estado escribiendo.

Creo que lo empecé solo dos semanas después de que muriera Paul. Él murió a finales de abril y lo empecé en algún momento de mayo. Fue lo que me mantuvo no estable, porque no quiero usar esa palabra, pero más estable de lo que hubiera estado sin este manuscrito. Él libro fue como un salvavidas, me salvó de mí misma. Y era lo único que podía escribir. Estaba repleta de la historia de la enfermedad, de la muerte, de mi duelo, pero también de los recuerdos de una relación de 43 años que fue cambiado con el tiempo. Observarla, buscar las pruebas documentales de que existió me dio vida. Fue un proceso de descubrimiento, buscar viejas cartas por ejemplo, y a veces me veía a mí misma riendo, divertida por nuestras propias historias. Era un anhelo de resurrección, porque cuando alguien se muere, quieres que vuelvan. Eso es todo. Quieres que vuelvan, no quieres nada más.

Siri y Paul Auster junto a su hija Sophie en una imagen de 2003

Siri Hustvedt y Paul Auster con su hija Sophie en una imagen de 2003 

Kim Manresa

Así que lo convocó con las palabras.

Cuando un escritor muere, los libros que él ha escrito cuentan como sus restos mortales. Pero a la vez nuestra intimidad, nuestra historia de amor…quería que la gente pudiera sentir algo de lo que yo estaba sintiendo y reviviendo. No va a ser una hagiografía de Paul Auster. No van a encontrar a San Paul Auster en mi libro, semidios de la literatura.

La escritura

“Era un anhelo de resurrección; cuando alguien se muere, quieres que vuelva”

Usted ya ha escrito sobre sus padres y su familia, pero en realidad no somos buenos biógrafos de las personas que hemos querido, somos narradores poco fiables.

Claro, tiendes a idealizar. Y esa hubiera sido mi tendencia natural en ese punto. Su muerte estaba tan cercana. Pero ahora que estoy corrigiendo las galeradas, me doy cuenta de que no podía haberlo escrito en otro momento, tenía que ser escrito entonces. Es como pintura fresca. He incluido algunos fragmentos que escribí cuando Paul estaba enfermo, de manera que es casi como un diario, y he podido seguir la evolución de mi propio duelo en la escritura.

'Historias de fantasmas'

“He escrito un libro salvavidas, pero no será una hagiografía de San Paul Auster”

¿Cómo fue ese proceso, cómo se encontró al final del manuscrito?

Creo que la intensa y aterradora ansiedad había disminuido. Durante un año vi un terapeuta especializado en duelo y fue una gran ayuda. Ya antes había estado haciendo terapia psicoanalítica durante once años. Soy un ser profundamente analizado, pero esto era más concreto. Siento que el duelo no se va pero sí cambia. Después de la muerte hay una especie de rebelión. Yo ya sabía lo que había pasado. No esperaba que Paul entrase por la puerta, al contrario que otras personas, no me di al pensamiento mágico. Estaba preparada para su muerte, vivimos todo el proceso, hasta que estuvo en el hospital de cuidados paliativos, pero aun así hay una parte de ti que no se lo cree. Estás dividido. Hay una parte absolutamente consciente, y luego está el cuerpo en rebeldía, que solo quiere que vuelva la persona muerta. Al final, hay un principio de realidad que se asienta. Freud habla de esto en Duelo y melancolía y he escrito sobre esto para una publicación de la Asociación Psicoanalítica de Estados Unidos. Mi hija Sophie me puso una canción punk fantástica de Johnny Thunders que dice “no puedes abrazar un recuerdo”, y la relaciono con Freud. Creo que esa parte de pensamiento mágico se atempera en la gente que quiere vivir, y yo supe desde el principio que quería seguir viviendo. Y Paul también que yo viviera. Él murió con un coraje increíble, nunca he visto nada igual en mi vida, enfrentarse a la muerte con tanta valentía y generosidad. Esto lo he entendido más tarde: él murió así por nosotros. Ver morir a una persona te hace entenderlos más de lo que nunca los has entendido. Y nadie lo sabe. La gente dice: “oh, moriría por una buena causa, nunca cedería ante la tortura”. No me cuentes historias hasta que tengas al torturador delante. Pero yo lo vi, y fue muy emocionante. Los que sobrevivimos tenemos este regalo de la persona que amamos.

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