OBC. Inauguración de temporada ★★★✩✩
Intérpretes: Joyce El-Khoury, soprano. Orfeó Català
Dirección: Ludovic Morlot
Lugar y fecha: L’Auditori (4/X/2025)
Inauguración de temporada de la OBC y nueva etapa en la dirección de L’Auditori. Aplauso por la sensible recordatoria, con la firma de Pau Casals, de los hasta ahora impunes asesinatos del gobierno de Israel en Palestina. Da la sensación de que la historia no muy lejana nos enseña poco. El centro del programa, la Novena Sinfonía de Beethoven, también un símbolo para unas Naciones Unidas que deberían preocuparse por su ineficacia. Signo de que los tiempos cambian… el poder irracional y el espectáculo ganan a la reflexión y la crítica.
El sr. Morlot propuso la 'Simfonia de Sesostri' de Terradellas y 'La muerte de Cleopatra' de Berlioz, con la estupenda –expresiva, convincente– Joyce El-Khoury
Dos novedades en el programa que propuso el sr. Morlot: la obertura – Simfonia de Sesostri – de Terradellas, obra escasa, con un Larghetto sensible, y La muerte de Cleopatra. Escena Lírica , de Berlioz con la estupenda soprano –expresiva, convincente– Joyce El-Khoury, y un cuidado acompañamiento orquestal. Una obra que muestra la capacidad expresiva del sinfonista francés, con una sutil interpretación orquestal.
El Orfeó Català participó en este primer programa de la temporada
Los detalles instrumentales agradan a Morlot, pero el terreno que plantea la Sinfonía nº 9 es de riesgo, y obliga a asumirlos. La versión en general fue buena, con una actuación contundente del Orfeó Català y del bajo Davone Tines, entusiasta y expresivo, y un trabajo orquestal con solidez y buen sonido de la cuerda en sus diferentes secciones, desde la inicial de las violas, o la significativa de los bajos y la responsabilidad en vientos madera.
La concepción de la obra, que debe asumir el director, en cambio resultó fragmentaria, formal, con ausencia por momentos de la necesaria tensión del lenguaje romántico. Ausente la poesía, prosa…, dirían los modernistas. Poco sutil el segundo movimiento, mucho más sensible el Adagio y eficaz el último. Tema aparte, el protagonismo del timbal y sus dinámicas –que la partitura recoge fielmente–, pero las proporciones son decisión del director y aquí resultaron muy de primer plano.
Lleno de público, entusiasta, nunca visto en los últimos tiempos… Enhorabuena.


