Estos son los estrenos que llegan a las pantallas de cine este 24 de octubre:
Calificaciones
★★★★★ obra maestra
★★★★ muy buena
★★★ buena
★★ regular
★ mala
Frankenstein (★★★★✩)
Dirección: Guillermo del Toro
Intérpretes: Oscar Isaac, Jacob Elordi, Mia Goth, Christoph Waltz
Producción: EE.UU.-México, 2025 (150 minutos). Terror.
Un mito incombustible
Por Jordi Batlle Caminal
La filmografía de Frankenstein, incluyendo parodias, subproductos y cameos, debe superar ya los 150 títulos. Habrá quienes verán en esta cifra un exceso inasumible de material fílmico, pero hay que reconocer que la abundancia les sienta bien a los mitos, y el de la criatura de Mary Shelley es un mito incombustible. La grandeza del cine nos permite admirar con idéntica fascinación los logros artísticos del ciclo Frankenstein de la Universal de los años treinta (La novia de Frankenstein en cabeza), contrastarlos con los de la productora Hammer de los cincuenta y sesenta (El cerebro de Frankenstein en cabeza), y a la vez disfrutar con el enorme surtido de ingeniosas piezas trash que han ido desfilando a lo largo de los años (Frankenhooker en cabeza). El mito es maleable, infinito.
Guillermo del Toro incluyó El doctor Frankenstein, de James Whale, entre sus diez películas favoritas en la lista de votaciones de la revista Sight and sound del año 2022. Su nueva película es, pues, una declaración de amor muy sincera. Y monumental: una superproducción en la que fotografía, diseño de producción, banda sonora y vestuario alcanzan una armonía de rara perfección, teñida de romanticismo. El talento del cineasta para el relato gótico está fuera de toda duda: la riqueza visual de Frankenstein ya estaba en La cumbre escarlata, que pasó un tanto desapercibida.
Fotograma del filme
Es una idea brillante y muy democrática que la historia esté narrada en la primera parte por el Creador y en la segunda por el Monstruo. Este segundo punto de vista es el más interesante, pues contiene un tramo magistral, el del encuentro con el ciego (que se parece mucho al Finlay Currie de Ben-Hur y Quo Vadis), donde la criatura, entre lobos, cazadores y la enseñanza de los libros, toma conciencia de su propio ser, de su identidad aberrante; conciencia que ya no se desprenderá de él hasta el magnífico desenlace, pletórico de conceptos al borde de la filosofía y la religión como el castigo (o la maldición), el remordimiento, la compasión y el perdón. Un desenlace comparable, por su intensidad emotiva y existencial, al de Blade runner, con Jason Isaac y Jacob Elordi (creador y creación, o padre e hijo: impecables composiciones) recordando a Harrison Ford y Rutger Hauer.
Los domingos (★★★★✩)
Dirección: Alauda Ruiz de Azúa
Intérpretes: Blanca Soroa, Patricia López Arnaiz, Miguel Garcés, Juan Minujín, Mabel Rivera.
Producción: España, 2025 (115 min)
Drama.
Camino de la cruz
Por Philipp Engel
Ruiz de Azúa firma su mejor película con esta merecida Concha de Oro donostiarra sobre una adolescente (impresionante Blanca Soroa), aparentemente normal, que se plantea meterse a monja de clausura en la actualidad, para sorpresa de sus familiares, sobre todo de su tía, una descreída Patricia López Arnaiz, que está absolutamente deslumbrante como viene siendo habitual desde Los destellos (Pilar Palomero, 2024): si antes era una actriz excelente, ahora ya es una auténtica estrella.
La película se enmarca en la tendencia de un retorno a las esencias religiosas, ya reflejada en nuestro cine, desde La llamada (Los Javis, 2017) a La consagración de la primavera (Fernando Franco, 2022), con un estilo más próximo al ascetismo del segundo, gracias a la austera iluminación de Bet Rourich, que del simpático petardeo de los primeros, y lo hace, de nuevo, sin juzgar, ni condenar, tratando de entender las distintas motivaciones de la que ha escogido el pedregoso camino de la fe.
Blanca Soroa deslumbra en la piel de una adolescente que quiere ser monja
Los domingos también forma parte de un proceso de deconstrucción analítica de la familia vasca que ha mantenido ocupada a su directora desde Cinco lobitos (2022), pasando por la serie Querer (2024), para fijarse ahora en un clan marcado por la ausencia de la madre fallecida, los desequilibrios económicos y la nueva vida del padre, elementos que convierten a la protagonista en mero material sobrante. La directora lleva a cabo un inteligente y cuidadoso estudio de personaje que, poco a poco, nos lleva a entender sus razones, en una mezcla de horror, desolación, compasión e incluso cierta admiración por el valor que implica la magnitud del sacrificio. Salvo algún subrayado innecesario, se puede hablar de una película prácticamente intachable, incluso modélica en su equilibrio entre el rigor del más áspero cine de autor y lo que en realidad es una propuesta para todos los públicos de alto nivel, que además va a generar conversación.
Springsteen: Deliver me from nowhere (★★★✩✩)
Dirección: Scott Cooper
Intérpretes: Jeremy Allen White, Stephen Graham, Jeremy Strong
Producción: EE. UU. 2025. 120 m. Biografía
Perdonar al padre
Por Salvador Llopart
Bruce Springsteen también llora. Un oscuro y muy específico periodo en la carrera de el jefe -la grabación de Nebraska, allá por los primeros ochenta- está en el centro. Los sentimientos en juego son profundos y antiguos. Especialmente la relación con su padre, un tipo duro, agobiado por la vida, como tantos otros de los protagonistas de sus canciones. Allen White encarna a un Springsteen a lo Pacino, intenso y emocional. Dándolo todo en un biopic musical sin demasiada música. Springsteen llora y nosotros coreamos su llanto. Como en los estadios.
Jeremy Allen White encarna a Bruce Springsteen
Black phone 2 (★★✩✩✩)
Dirección: Scott Derrickson
Intérpretes: Ethan Hawke, Mason Thames, Madeleine McGraw
Producción: EE.UU., 2025 (114 minutos). Terror.
La pesadilla continúa
Por J. Batlle
Los hermanos Finn y Gwen, ya más creciditos, vuelven a ser víctimas del Raptor, que, ahora desde el más allá, clama venganza. La película transcurre años después de los sucesos del original, pero también viaja más atrás, desvelando secretos de la madre que se suicidó. Hay superávit de sueños reveladores. El guion, sumamente deslavazado, es decepcionante. Lástima, porque Derrickson demuestra buen ojo en encuadres y planificación: la escena de la cocina, el clímax sobre hielo...
Pequeños calvarios (★★★✩✩)
Dirección: Javier Polo
Intérpretes: Pablo Molinero, Vito Sanz, Arturo Valls, Enrique Arce.
Producción: España, 2025 (106 min)
Comedia negra.
Postales trash
Por P. Engel
La estética entre pop y trash, mezcla de americana vintage y caspa española, de los hermanos Polo, ya desplegada en el documental El misterio del Pink Flamingo (2020) o en la muy refrescante road movie de Guillermo Polo Lo carga el diablo (2024), funciona a pleno rendimiento en esta irregular antología de cuatro historias y un relojero mágico. Pero falla el guion. Aunque tiene destellos brillantes gracias a cómicos como Vito Sanz y Arturo Valls, da la sensación de que no se ha cocinado lo suficiente.
Una imagen de la película
Constelación Portabella (★★★★✩)
Dirección: Claudio Zulian
Producción: España, 2024. 88 m. Documental
Puzzle Portabella
Por S. Llopart
Aproximación al cine de Pere Portabella además de sentido retrato del cineasta. Primero, su labor como productor. Sólo hay que recordar a Viridiana. Y luego como director. Su singularidad la ponen en valor invitados como Riambau, Quintana y Jordi Balló, entre otros. Todos ellos conforman un puzzle de sabiduría y análisis que resulta una aproximación esencial al hombre y su cine. Una reflexión colectiva guiada con mano maestra por Claudio Zulian, el director. Documental, pues, de autor. De autor mayúsculo.
Pere Portabella en una imagen del documental
Decorado (★★★★✩)
Dirección: Alberto Vázquez
Producción: España, 2025 (96 min)
Animación
Capitalismo lisérgico
Por P. Engel
La pareja de ratones antropomorfos que protagonizan el nuevo prodigio del más salvaje genio de la animación española para adultos son como los Wheeler de Vía Revolucionaria. Son jóvenes pero viven en un barrio residencial que se desmorona a imagen de sus sueños –él está en el paro, ella es ilustradora precaria– en una ciudad cualquiera dominada por una corporación implacable donde todo parece un decorado, como El show de Truman. Una sátira ácida hasta en los colores, barroquísima en su constante carrusel de estímulos alucinantes a la que sólo se le puede reprochar que no sea tan rotunda como sus cortos.



