Los palíndromos, frases capicúa, son un ejemplo de los bucles lingüísticos que describe Ludwig Wittgenstein en su Tractatus logico-philosophicus . La simetría de un palíndromo es el tarro de cristal del que la mosca del lenguaje no puede salir. Hace ahora cuarenta y tres años caí en la marmita del juego verbal el día que leí, en el cuento Satarsa que Julio Cortázar publicó en su libro Deshoras , el palíndromo “Átale, demoníaco Caín, o me delata”.
Kilian Jornet, en una carrera extrema
Los palindromistas hispanófonos son legión, sobre todo en México, conviven con los catalanófonos en la revista mensual Semagames y a menudo se esfuerzan por abrir la tapa del tarro de cristal que encierra los sentidos en bucles de ida y vuelta. Este noviembre convocan la 28.ª edición del Lexipíxel, un concurso bimestral de palíndromos que parten de una imagen.
En cada edición ejerce de ponente el palindromista con mejor puntuación en el ránking Lexipíxel de la ATPA (Asociación de Todos los Palindromistas con Tiempo para Aburrirse). El ponente propone la imagen, recibe privadamente los palíndromos, hace una lista en la que omite la autoría y la somete a la votación de todos los asociados. Los palíndromos, hasta dos por autor, deben tener un máximo de 55 letras y pueden estar en cualquier lengua (con traducción al español). Naturalmente, el ponente no vota y nadie puede votar sus propios palíndromos. Se valora la calidad verbal y su adecuación a la imagen.
Se convoca la 28.ª edición del concurso Lexipíxel de palíndromos, el premio literario más singular
El pasado sábado, mientras algunos digeríamos las castañas y los panellets, se convocó la edición de este noviembre. Aún recuerdo la primera. En la foto, el infame Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) sonreía ante una mujer aterrorizada. Ganó el poeta y músico argentino residente en París Pablo Nemirovsky con este diálogo capicúa: “—¿Oyó, vi vil asesinato, no lo nota? —Ni sé, salí vivo yo”. En la cuarta edición ganó un palíndromo en catalán. La foto de partida mostraba un paraguas bajo un aguacero, y el palíndromo premiado, de Eladi Erill, decía: “Taxi urgim a mig ruixat” (que tradujeron: “Nos urge un taxi en medio del chubasco”).
En la sexta edición, una imagen de alguien que podría ser Kilian Jornet saltando entre dos montañas inspiró: “—¡Sé volar! —¡Oh! —¿Ahora lo ves?” (Xavi Torres). Y en la decimoctava, la imagen del rostro aterrorizado de la mujer agredida en la ducha en Psicosis dio lugar a: “En racimo ya cae cortina. Yo, rígida, di giro. Ya ni trocea... Cayó mi carne” (Raúl Ortiz), palindromista conspicuo que ha ganado las cinco últimas ediciones, con mención especial para el palíndromo que surgió de una foto donde se ven dos urinarios enfrentados: “Será para emocionar a pene paranoico mear a pares”. El premio Lexipíxel es uno de los más originales de todo el panorama literario, como bien sabe E. Vila-Matas, Satam Alive.

