De vez en cuando, saltan a las agencias de prensa noticias sobre un grupo de loros famosos que viven en las Midlands inglesas. La primera vez que tuvimos noticia de ellos fue en el 2020, cuando en plena pandemia el Lincolnshire Wildlife Park acogió a cinco loros grises de cola roja (Psittacus erithacus). Los cuidadores de las instalaciones se dieron cuenta enseguida, estupefactos, del variado repertorio de insultos y groserías que salían de sus picos. Parecía la banda sonora de una taberna en día de partido.
Un loro gris de cola roja
Al abrir las puertas pronto comprobaron, aliviados, que la reacción de los visitantes cuando esas curiosas criaturas los mandaban a tomar por saco era de jocosa incredulidad, y al final se echaban unas risas. La cuestión es que la fama de Billy, Tyson, Elsie, Jade y Eric ha ido en aumento. Al principio, los responsables del zoo intentaron reeducarlos, mezclándolos con un centenar de otros psitácidos bien hablados, pero fue peor el remedio que la enfermedad, porque pronto se dieron cuenta de que algunos papagayos y guacamayos empezaban a jurar en arameo.
Los Swearing Parrots son como los bots encapuchados de las redes sociales
Al final, los Swearing Parrots (los loros malhablados) se han convertido en una de las principales atracciones de este modesto zoológico: el número de visitantes ha aumentado y sus proezas llaman la atención de redactores ociosos de noticias breves. La última excusa para hablar de ellos ha sido su nueva afición a reproducir el sonido de los pedos. Espoleados por la reacción del público, hacen como los malos cómicos, que exageran las bromas para hacer crecer el botín de risas, transformando el humor en una actividad completamente inocua.
Los Swearing Parrots son como los bots que en las redes sociales insultan a diestro y siniestro, normalmente encapuchados tras un alias protector. Podríamos comparar la lista de insultos que manejan unos y otros y no encontraríamos grandes diferencias. Quizá la única sea que los psitácidos grises de cola roja hacen reír y los trols de internet hacen llorar. Pero no deja de ser triste que un establecimiento dedicado a la preservación animal se haya hecho un nombre solo porque cinco loros malhablados insultan a todo aquel que se acerca a un palmo de su jaula.
