Bruno Balado tiene 21 años, no tiene ningún rumbo en la vida, es un perdedor nato y fan incondicional de Elvis Presley. El único objetivo dentro de su desmotivadora y desilusionante existencia es crear una radionovela con la que sueña y que bautiza como El hotel de los corazones rotos, en honor a su ídolo musical.
Detrás de esta trama está Eduardo Rabasa (Ciudad de México, 1978), que titula también así su tercera novela, llegada a las librerías de la mano de Galaxia Gutenberg. Una historia de personas fracasadas y situaciones absurdas, pero reales.
El protagonista viste una botarga -un tipo de disfraz común en México- de Elvis e intentará de alguna manera encarnarse en él para no pensar en lo que le depara la vida: “Elvis va más allá de su música y sus canciones. La mitología que tiene es enorme, representa el auge y la caída de la estrella más grande. Su figura acaba siendo decadente y esta decadencia motiva y define perfectamente la novela”, explica Rabasa.
“Quería explorar una historia urbana. Los personajes existen, por absurdo que pueda parecer. Estas cosas pasan más de lo que creemos”
Ambientada en el año 1999 en la capital mexicana, la novela transcurre durante la huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de ese mismo año: “La viví cuando estudiaba ciencias políticas, pero tampoco puedo decir que participara activamente, no me puedo tirar medallas. Pensándolo bien, ahora sí que me habría gustado participar más”. Y añade: “Una parte muy importante de la obra es la época, el lugar y el lenguaje con el que Bruno habla y piensa. Eso se refleja en sus monólogos interiores, de ahí que esté escrita en primera persona. Los pensamientos del protagonista reflejan la indiferencia y desmotivación hacia las cosas que le rodean, son las palabras que se dedica a sí mismo replanteándose cuestiones existenciales”. Bruno, al igual que Rabasa, tampoco participa en las huelgas estudiantiles.
“Buena parte de la historia está inspirada en cosas que me han pasado o he visto, pero no es autobiográfica. El día que cumplí 18 años me atracaron en un taxi igual que a Bruno, conocí a chicos que se dedicaban a ir con una ambulancia falsa para robar carteras y el bar donde van los protagonistas es el mismo al que iba con mis amigos cuando teníamos 21 años. El personaje de Agallas está basado en un señor que se hacía llamar Mr. Lucky: adicto, alcohólico, deliraba, contaba sus experiencias swingers e, incluso, veía el diablo. Quería explorar una historia urbana. Esos personajes existen, por absurdo que pueda parecer, estas cosas pasan más de lo que creemos”.
“A mí, lo que me sacó de la caverna fue leer”
Durante la novela, Bruno conoce a Milena, una chica que estudia lengua inglesa en la UNAM. Lista, luchadora, con ideas claras y muy activa en las huelgas universitarias, supone un atisbo de esperanza en la vida del protagonista o la oportunidad de cambiarla. “Le abre una realidad totalmente distinta. En mi caso, lo que me abrió una vida diferente fueron los libros. Mucha de la gente que se dedica a la literatura en México viene de buenas familias. En mi casa, en cambio, no tenía ningún vínculo con el mundo de la literatura, y eso es lo que representa un poco Milena, descubrir un lugar desconocido. Para ella, sus tesis y las obras que lee son muy reales, se encarna en esa realidad platónica: Bruno está en la caverna. Él ve las sombras y ella le ofrece ese otro mundo desde fuera. A mí, lo que me sacó de la caverna fue leer”.
“México sigue siendo un país muy machista y más aún en la época de la novela”
Bruno siente rechazo por su padre alcohólico, tiene una relación indiferente con su hermano y su madre y hermana mayor viven en otra ciudad: “Este tipo de familia funciona como arquetipo de una realidad. Hay muchas familias mexicanas urbanas rotas por las adiciones o la violencia. México sigue siendo un país muy machista y más aún en la época de la novela. Desgraciadamente, son frecuentes este tipo de hogares. Los chicos prefieren estar con un padre adicto a la bebida que irse a otra ciudad con las mujeres de la familia”, aclara el escritor.
El libro que inspiró a Rabasa para escribir esta historia fue Opiniones de un payaso, de Heinrich Böll. “Lo vi en una estantería en casa de un amigo y se lo cogí prestado porque me llamó la atención el título. Narra la historia de un hombre perdedor, alcohólico y rechazado por su novia, pero refleja en primera persona la vida de él. Es un mosaico de su alma y da una gran mirada de la sociedad donde sucede”.
Ese libro significa mucho para el autor, y pensó en hacer un versión suya ambientada en el lugar que mejor conocía, Ciudad de México. Aparte, Rabasa comenta su fascinación por la figura del perdedor: “Tiene mucho más interés y matices, y abundan mucho más en la realidad. Las historias de éxito y héroes, son todas iguales.”
Rabasa también comenta la influencia que recibe de otros géneros como el cine y pone la lupa en cómo David Lynch construye sus personajes: “Son personas normales que de comunes no tienen nada dentro de una aparente sociedad aburrida. Retrata lo que se saldría de la cotidianidad, te muestra de alguna manera que lo normal no es tan normal como parece”.


