El capitán Llàtzer Llampades protagoniza una nueva novela de Xavier Theros (Barcelona, 1963), La Verge de la Punyalada (La Campana), tras salir de la prisión donde quedó en la anterior, para culminar la primera de las tres trilogías con que el escritor tiene previsto tratar la historia de Barcelona entre los cuarenta y los sesenta del siglo XIX.
“Quería escribir sobre una Barcelona que me parece apasionante y de la que apenas se ha hablado, porque son tres décadas mágicas, llenas de revoluciones, revueltas, de una situación explosiva en las fábricas con el comienzo del movimiento obrero en Catalunya. Una ciudad llena de contrabandistas, de tahúres, con unos ambientes y unos bajos fondos de los que nadie se ha preocupado hasta ahora”, señala el autor, para quien es importante “restituir esta Barcelona, ya que en la primera mitad del siglo XIX no tuvimos ningún novelista que valiera dos duros, mientras otros países tenían Dickens o Dumas”.
Xavier Theros delante de la antigua fábrica del Vapor Güell, hoy convertida en la biblioteca del VaporVell
Si Tothom ha de morir tenía alma de western enmarcado en la segunda guerra carlista, aquí la trama se vuelve policiaca y gran parte de la acción pasa en el municipio de Sants, donde Llampades se instala con su Bartomeua y donde forma parte de la policía municipal, con la que deberá resolver el asesinato del joven heredero del dueño de una fábrica. Eso lo hará acercarse, por ejemplo, al mundo del juego en los pisos acomodados: “Estaba explícitamente prohibido, pero había timbas de cartas en todos los cafés, además de las galleras donde se apostaba... Y el sobrino del alcalde, por ejemplo, podía hacer lo que le diera la gana. A mí siempre me ha interesado la historia que no explican los historiadores, cosas que te dicen como es una sociedad, como saber que Barcelona en esa época era una de las primeras potencias, con Venecia, en fabricación de naipes, e incluso había una baraja catalana”. Habla de cosas no muy conocidas, como los enfrentamientos entre los partidarios del Teatre Principal y del Liceu: “Eran verdaderos hooligans que se peleaban por la ópera, se hacían boicots, incluso podían lanzar un gato vivo en plena representación para sabotearla”.
“En realidad, el protagonista de mis novelas es Barcelona”, asegura, un interés que también viene de haber hecho de cronista de la ciudad, pero lo dejó “cansado de la realidad”. “Periodísticamente no podía ir mucho más allá, pero puedo coger un personaje y una serie de hechos e inventarme sus peripecias”, señala, y recuerda que “ Lluís Permanyer se inventó un nuevo estilo de crónica que es lo que se lleva ahora y le han salido muchos imitadores”.


