Flavia Company: “La religión ha sido sustituida por el consumo, que calma las conciencias”

Novedad editorial

Haru, el personaje de la escritora, firma ‘Los nueve libros’, una novela “con voluntad de crecimiento personal”

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Entrevista amb l'escriptora Flavia Company, autora' 'Els nou llibres', firmat pel seu personatge Haru. 

Flavia Company, fotografiada este miércoles en Barcelona

Xavi Jurio

Hace nueve años, con la novela Haru, Flavia Company (Buenos Aires, 1963) tocó el corazón de muchos lectores que acabaron siendo una comunidad que empujó un universo literario. Tras 14 ediciones en castellano y 10 en catalán, aquel personaje se muda en autora para abordar finalmente una novela plural, Los nueve libros (Navona en castellano y catalán), casi seiscientas páginas con “el hilo conductor de una mujer que de algún modo va sembrando una actitud de bondad”. Relatos conectados y al mismo tiempo independientes, narrativos pero manteniendo también un estilo sapiencial, de maestría, que para la autora solo podría haber escrito Haru: “Hacía muchos años que me planteaba este libro y no encontraba la manera, pero cuando en el 2019 lo empecé a escribir ya tuve muy claro que yo había escrito Haru para que ella, una sabia oriental mucho mayor que yo, pudiera firmar este otro libro”, asegura.

Si en Haru la protagonista va a una escuela de tiro con arco, aquí ese papel lo asumen la cerámica y el ajedrez: “La cerámica tiene que ver con el contacto con la tierra, la esencia, una voluntad de hacer referencia a la creación con mayúscula y minúscula mediante un elemento muy al alcance que se relaciona con la tradición y con el peso del tiempo, porque la tierra siempre es la misma y tiene memoria. Por otra parte, el ajedrez es a la vez un juego y una metáfora de la vida, de dos formas de vivir, o del enfrentamiento o de colocación de cada ser... Muchas veces la vida es el tablero donde vamos haciendo nuestros movimientos, pero de alguna manera están pautados por el orden de las cosas, el libre arbitrio es relativo, pero también creo en la capacidad transformadora de las palabras y de las historias”.

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“Fue difícil escribir libros conectados sin relación directa, porque además los escribí todos al mismo tiempo, no uno detrás del otro, y fue una locura, con muchas cosas insinuadas que el lector puede coger o no”, recuerda.

A partir de un primer personaje, Company cruza varias historias desde el punto de vista de la Haru autora: “Echo de menos la sacralidad de la literatura, la magia, y esta mirada vuelve a las tradiciones literarias primeras, porque yo me enamoré de la literatura por eso. No es una historia que se explica de principio a final, sino que es un lugar donde vivir, un acompañamiento real”. Hay sacralidad, sí, pero humana: “No pretende ser un libro de lecciones. Hace años que digo que Haru somos todos, y este libro es de todos, porque está escrito con experiencias personales humanas que se mezclan con conocimiento literario. Por eso puede convocar emociones reales y también puede tener una dimensión mítica”.

Durante la pandemia se puso a leer la Biblia, pero también el Mahabharata –ahora está estudiando sánscrito–, el Corán, las Metamorfosis de Ovidio, la Ética de Spinoza, la Ilíada, la Odisea... “Los grandes poemas del mundo, del nacimiento de la literatura, que tienen un estilo que me ha servido para entender como explicar las cosas”. Investida de Haru, Company nutre el texto de parábolas y relatos, aunque confiesa que también pensó en el I Ching, “porque tiene un punto oracular y un punto abstracto poético que puedes interpretar como quieras”. 

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Flavia Company, fotografiada este miércoles en Barcelona

Xavi Jurio

También refleja una espiritualidad “que al fin y al cabo quiere decir vivir el presente, no estar pensando en el futuro ni en el pasado, es decir, estar donde estás en cada instante. Hoy en muchos casos la religión ha desaparecido como práctica habitual y nada la ha sustituido excepto el consumo, que es lo que calma las conciencias y lo banaliza todo. ¿Quieres algo? Cómpralo. ¿Me compro un buda, incienso, una esterilla superchula y hago yoga o taichi y ya soy espiritual? Nos hemos acostumbrado a obtener las cosas mediante el consumo, es lo único que enseña el capitalismo. Y no hay nada más lejos de la espiritualidad”.

También rezuma un respeto y confianza en los demás que podría traducir por amor: “Hoy hay una exaltación del individualismo y del egoísmo, y las manifestaciones artísticas están muy ligadas a esto, pero quería hacer algo genuino y auténtico, con voluntad de crecimiento personal, porque sigo pensando que los libros deberían transformar el mundo. Este libro es amor universal, del que busca la grieta por donde entrar, sin caer en el buenismo, porque también pasan cosas terribles”.

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