Una colosal biografía detalla los “miedos, preocupaciones y alegrías” de Fernando Pessoa

Novedad editorial

Richard Zenith publica una obra de referencia sobre la vida del gran genio de la literatura portuguesa, el autor del ‘Libro del desasosiego’

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Entrevista a Richard Zenith, autor de la biografia 'Pessoa'

Richard Zenith, fotografiado este miércoles en el hotel Alma de Barcelona

Miquel Gonzalez / Shooting

La obra de Fernando Pessoa (Lisboa, 1888-1935) y sus conocidos heterónimos –los diversos nombres con personalidades distintas bajo los que escribió– tiene mucho que ver con el mundo actual, tan fragmentado y en el que podemos tomar varias personalidades en los avatares de las redes sociales, recuerda Ricard Zenith (Washington, 1956), traductor, editor y autor de la colosal Pessoa. Una biografía (Acantilado): “Podemos entenderlo mejor que sus contemporáneos, pues algunos críticos de entonces e incluso su primer biógrafo no daban importancia a los heterónimos porque los creían poco sinceros. Hoy, en cambio, entendemos que no hay un ser auténtico y real: cada persona (eso significa Pessoa en portugués) es siempre una ficción”.

No es una afirmación banal para su biógrafo, que llega a introducirlo en su lista de dramatis personae con su nombre civil: “La persona que llevaba el nombre propio de Pessoa tenía varias subpersonalidades, según el poeta, y era tan fingidor como sus heterónimos”. Una lista de heterónimos que podría superar “el centenar, otros dan 72 y hasta 120, pero los importantes son unos veinte que tienen obra propia”. “Mi heterónimo favorito es aquel en el que trabaje, ya sea Ricardo Reis, el clasicista; Alberto Caeiro, el de la naturaleza, o Álvaro de Campos, el más urbano. Todos me seducen, aunque para mí el más complejo sería Álvaro de Campos, el más cercano al propio Pessoa, que colonizó mi vida”, asegura. “Está ahí constantemente, durante toda su vida, aunque sus biografías sean casi contrarias, pues Pessoa tras volver de Suráfrica a Lisboa con 17 años nunca más salió del país, mientras que Álvaro de Campos viajaba por el mundo. Pessoa fue muy tímido y no tenía casi vida romántica, ninguna vida sexual, casi seguro que murió virgen, mientras que Álvaro de Campos era bisexual, con relaciones con mujeres y hombres. Es como si fuera una proyección freudiana, aquel que habría querido ser”, señala. Pessoa “inventaba biografías para sus heterónimos y si hubiera existido la inteligencia artificial hasta tendríamos fotos suyas, y escribió cómo quería que los críticos futuros entendieran su proyecto”.

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Su búsqueda espiritual fue muy importante toda la vida, fue experto astrólogo y contactó con “espíritus astrales”

El genial autor del Libro del desasosiego –que Zenith editó y tradujo al inglés– “era reservado y tenía muchas dudas sobre su apariencia física, no se sentía muy atractivo a nivel romántico, pero tenía gran ambición literaria, no en el día a día, sino que pensaba en la inmortalidad literaria”. Por eso se preocupó más por escribir que por publicar.

“El poeta y crítico portugués Jorge de Sena escribió que Pessoa era el hombre que nunca fue, que invirtió toda su energía en su literatura y no quedó nada, idea que muchos todavía tienen, pero yo quería mostrar que no fue así, que hay una persona civil de carne y hueso que tenía sus miedos, preocupaciones y alegrías”, explica Zenith, consciente de que su trabajo “es mejor que otras biografías, no por mí, sino también porque en las últimas décadas muchos especialistas hemos investigado y hay mucha información disponible”. Zenith le dedicó casi tres lustros, buceando en más de 25.000 documentos, apuntando conexiones y ordenando minuciosamente su paso por un mundo que no logró entrever al mayor escritor portugués del siglo XX, pues además de artículos en periódicos y revistas apenas publicó en vida un par de plaquettes en inglés y un libro en portugués. Todavía hoy, señala, queda mucho por publicar.

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Richard Zenith, fotografiado este miércoles en el hotel Alma de Barcelona

Miquel Gonzalez / Shooting

El experto destaca “su lado lúdico”: “Era una especie de niño que no quería ser adulto, conservó una imaginación fértil y se tomó en serio los juegos”. Una de las contribuciones de las que se muestra orgulloso es citar la influencia primordial, en la creación del universo de heterónimos, de su tío abuelo Manuel Gualdino da Cunha, quien “con una gran imaginación inventaba con su sobrino personajes ficticios, un juego que después continuó”.

La biografía también introduce al lector en “su búsqueda espiritual, muy importante toda la vida y sobre todo en los últimos años”. En este aspecto, Pessoa, además de ser experto astrólogo y contactar con “espíritus astrales”, llegó a imaginar una orden con sus propios rituales, y tuvo contacto con Aleister Crowley, quien, “tras leer dos poemas eróticos en inglés de Pessoa, uno de carácter heterosexual y otro homosexual, creyó que podría liderar una de sus órdenes iniciáticas”. Cuando se conocieron, Crowley cambió de parecer, aunque lo respetó. “Crowley practicaba la magia sexual, con mujeres y con hombres, representaba la magia negra. Pessoa, la magia blanca, y habla de la importancia de realizar el lado femenino y el masculino, pero por dentro, porque era casto y célibe”.

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