Pobre George Clooney: en la pantalla encarna a una estrella en decadencia y en la vida real aparece debilitado, hasta el punto de saltarse entrevistas y la rueda de prensa, logrando apenas presentarse en la alfombra roja. En la primera jornada de grandes estrellas en Venecia, el siroco trajo lluvia y humedad y obligó al actor más esperado —un gran cartel frente a la pasarela del Lido rezaba “George we love you”— a quedarse en su hotelazo de la isla de la Giudecca, aquejado de una “fuerte sinusitis”, según la versión oficial de la Mostra. Desde la proyección de primera hora circulaba el rumor del forfait de Clooney; algunos incluso lo daban ya en fuga de la Laguna rumbo a su villa en el lago de Como, extremo desmentido por el entorno del actor. Los maliciosos sugirieron que la ausencia no se debía solo a la sinusitis, sino también al delicado momento de su esposa, Amal Clooney, en el punto de mira de Washington por su labor en la Corte Penal Internacional.
Pero no solo de política debía hablar George. La película que protagoniza, Jay Kelly, dirigida por Noah Baumbach y candidata al León de Oro, narra la historia de un astro de Hollywood, Jay Kelly precisamente, heredero directo de “Gary Cooper, Cary Grant, Robert De Niro”, que afronta los años del declive, las arrugas, el cabello cada vez más blanco y, sobre todo, la soledad. Tras el último rodaje, Jay Kelly parte a Europa para seguir a su hija y recibir un tributo a su carrera en un teatro de la provincia toscana. Le acompañan en esta aventura su fiel y agotado agente, interpretado por Adam Sandler, y su jefa de prensa, Laura Dern, que pronto se cansará de los caprichos de la estrella. En el camino y en la segunda clase de los trenes europeos, Kelly se ve obligado a enfrentarse consigo mismo y con su propio pasado.
Una película por momentos divertida, con un tono constante de melancolía, en la que resulta imposible no entrever rasgos de la personalidad de Clooney
Una película por momentos divertida, con un tono constante de melancolía, en la que resulta imposible no entrever rasgos de la personalidad de Clooney, hasta el punto de que un extra le pregunta: “¿Es cierto que te presentas a las presidenciales?”, repitiendo la cuestión que le rodea desde hace años. Baumbach confirmó las sospechas al admitir que había escrito este papel justamente para George Clooney: “Me parecía importante que el público tuviera una relación con George-Jay; el personaje trata de escapar de sí mismo y yo pedía a George que se revelara cada vez más, y lo hizo de forma extraordinaria. En el rodaje me emocioné”.

Un fotograma de 'Jay Kelly', protagonizada por George Clooney
Mucho más crudo fue Bugonia, del griego Yorgos Lanthimos, ganador aquí hace dos años con Pobres criaturas y ahora en concurso con este remake de la película coreana Save the Green Planet. La protagonista, interpretada por una enorme Emma Stone, es una directiva de una multinacional farmacéutica que es secuestrada por un excéntrico conspiranoico que la acusa de ser una enviada de los extraterrestres en la Tierra.

Emma Stone posa en la alfombra roja del festival
Stone actúa toda la película rapada al cero (“fue fácil, bastó con una maquinilla”), obligada a enfrentarse físicamente a su captor. Una comedia negra que toca todos los grandes temas de nuestra época: “Por desgracia no es una película distópica”, comentó Lanthimos. “Es una historia que refleja nuestra sociedad caótica”, añadió Stone, antes de confesar: “Sí, lo admito: creo en los extraterrestres”.