“Está todo excavado. Se desmontó como si del templo de Abu Simbel se tratara”. Toni Garau, director de la Fundació Toni Catany, me muestra la pared y la escalera de la casa del fotógrafo Tomàs Montserrat, en la entrada del Centre Internacional de Fotografia Toni Catany de Llucmajor. Es el vínculo entre dos grandes fotógrafos. Tomàs Montserrat Guinart (1873-1944) era un párroco aficionado a la fotografía, una especie de Miquel Bauçà que retrató a todo un pueblo. Utilizaba unos fondos que representaban drapeados y escaleras.
Tras estos fondos, en los extremos de las placas de vidrio, se reconoce una puerta, que la intervención del arquitecto Josep-Lluís Mateo ha conservado como un monumento. Toni Catany (1942-2013) nació en la casa de al lado. Recuperó 150 placas de vidrio y organizó la exposición en la galería Spectrum de Barcelona que situó a Tomàs Monterrat en el panorama de la fotografía del siglo XX.
⁄ Tomàs Montserrat y Toni Catany: dos grandes fotógrafos nacidos en dos casas vecinas, en Llucmajor, Mallorca
Ahora las dos casas están unidas con una intervención arquitectónica que, contrariamente a lo habitual, se ha llevado a cabo atendiendo a su uso. Garau, con una dedicación de años al mundo de las exposiciones ha contribuido decisivamente. Hacía tiempo que no veía una exposición y un museo tan bien montados. Aunque el Centre Internacional de Fotografia no es sólo un museo: organiza talleres con fotógrafos internacionales, conciertos y actividades.

La escalera de la casa del fotógrafo Tomàs Montserrat conservada como monumento
Actualmente presenta las fotografías de viajes de Jordi Esteva, de quien también se han proyectado las películas, y el trabajo de Jean Marie del Moral, un fotógrafo vinculado a Miquel Barceló. Alejado de la Mallorca turística, el Centre Internacional de Fotografia Toni Catany empieza a recibir visitas de gente de todas partes. El viaje vale la pena.
“La intervención es muy conservadora a nivel exterior, muy respetuosa con la arquitectura de Llucmajor, que es un pueblo muy bien conservado. En el interior la transformación ha sido radical. Lo antiguo y lo moderno se relacionan delicadamente” –dice el arquitecto Josep-Lluís Mateo–.
⁄ Desaparecido en el 2013, Catany es un nombre de referencia de la fotografía internacional, autor y coleccionista
1500 metros cuadrados de exposición, 300 fotografías expuestas y una reserva con 160.000 negativos, 15.000 copias originales, 3.000 de fotografía antigua y 500 contemporáneas. La exposición permanente Toni Catany. Una història de la fotografia abrió sus puertas en octubre de 2024. En lugar de presentar la obra de Catany como un fenómeno singular, la pone en relación con fotógrafos de todas las épocas que han tratado los mismos temas.

Montserrat, un calotipo de Toni Catany de 1979
Se estructura en seis apartados: orígenes, retratos, naturalezas muertas, el Mediterráneo, arqueología y desnudos. El montaje es de una expresividad y una sutileza extraordinarias. Todas las fotografías de Catany están enmarcadas con madera de haya, las obras de los fotógrafos internacionales con marcos de época o perfiles metálicos. Esta clave de lectura permite al visitante estar siempre orientado.
⁄ 1500 m² de exposición, 300 fotografías expuestas, 15000 copias y 160.000 negativos en la reserva
En una misma pared encuentras seis retratos, que forman un rompecabezas fascinante: tres fotografías de Catany, el retrato del ceramista Llorens Artigas por André Kertész, una fotografía de Larry Fink de una modelo junto a un cuadro del pintor norteamericano Moses Soyer y una princesa de las mil y una noches de autor desconocido.

Un aspecto de la sala dedicada al desnudo
Los clásicos de la fotografía no quitan protagonismo a Catany: por el contrario, las obras se iluminan unas a otras. Un bodegón de Catany de un melocotón, del 2004, aparece junto a A box of Ku de Masao Yamamoto, de 1990. Natural y artificial (la bola de Yamamoto es un globo terráqueo de metal). Paradoja, relativismo y humor.
Garau me muestra una fotografía de 1979: la mano de Maria Jaume, madre de Toni Catany, que aguanta una pera por el rabo. A Garau le gustaría confrontarla con una fotografia de Alberto García-Alix de una mano que sostiene un preservativo. García-Alix, que ha colaborado con el centro, se la ha prometido. Es este el espíritu de la casa, una mezcla de conocimiento, agudeza visual y pasión.
Las fotografías más emblemáticas de Catany ocupan un lugar destacado: retratos del poeta Blai Bonet y de la cantante Maria del Mar Bonet, un bodegón con unos higos que fue portada de un libro de Biel Mesquida, los tiestos humildes en los que la madre de Catany criaba cactus y plantas crasas. Entre los autores que Catany fue coleccionando con la idea de crear este juego de correspondencias destacan los clásicos Robert Doisneau, Man Ray, Jan Sudek y Paul Strand y los desnudos de Carla van de Puttelaar de una belleza punzante. Un museo que entusiasma.