Más de ciento veinte años después de su diseño, el galerista y especialista en el Modernismo Fernando Pinós todavía encuentra pisos en el Eixample decorados hasta el último detalle por el ebanista y diseñador Gaspar Homar i Mesquida (Buñola, Mallorca, 1870-Barcelona, 1955). De su versatilidad y minuciosidad ya dejó constancia el historiador y crítico de arte Alexandre Cirici –citado por la historiadora Teresa M. Sala en los catálogos de la galería–, maravillado con los arrimaderos, el decorado de los muros y techos, las vidrieras, las lámparas y las chimeneas.
A Homar se le considera uno de los mejores ejemplos del fomento de las artes decorativas del Modernismo por su voluntad de fusionar arte y artesanía en los objetos de la vida cotidiana. Su obra ha sido destacada desde la historiografía y desde instituciones como el MNAC, o el Museo del Modernismo, propiedad también de la familia de Pinós.

Bufet c. 190O, roble, olivo y diferentes maderas, metalistería aplicada y vidrieras emplomadas
Ahora, el galerista trata de recrear cómo sería vivir entre muebles que, además de ser funcionales todavía hoy, guardan la belleza al evocar la riqueza de la naturaleza, el exotismo imaginado de lo desconocido hace más de cien años y el poder de las artes para trascender lo inmediato.
La experiencia de entrar en la galería es similar a la de sumergirse en la atmósfera de los pisos del Eixample que, a principios del siglo XX, mostraban el poder y la sensibilidad de sus moradores. Se encuentra un musiquero: para guardar las partituras, los discos e incluso la gramola.

Lámpara de techo, c. 1900, en latón repujado con plafón y tulipas de cristal emplomado
En aquellos hogares era posible tener un recibidor de madera tallada, con marquetería, acabados de mosaico y metales y un espacio para dejar paraguas o bastones, además de exóticos colgadores con forma de cabezas de inspiración oriental con los ojos cerrados silenciando todo lo que pueden haber visto. También se formaba un hogar con un costurero que dispone de todos los cajones, puertecitas y accesorios necesarios, incluido el alfiletero.
El galerista Fernando Pinós recuerda la anécdota de una mesa que había pertenecido a su padre y que volvió a él después de haber pasado por varios propietarios. Añade que si los muebles de Homar se conservan como lo hacen es por la calidad de los materiales, especialmente de las maderas.

Arquilla de salón c. 1900 nogal, abeto y caoba, marquetería en diferentes maderas
Con ellas, además de construir la estructura –“en muchos casos vemos cómo se acerca e introduce el Art Decó, con líneas más rectas, sin tanto exceso de decoración”, señala– confeccionaba también las tallas y las marqueterías en retablos que reproducen escenas de mujeres músicas o temas florales, así como en mosaicos, geometrías o cenefas. Todas las piezas reunidas están datadas entre finales de 1890 y 1915. De algunas se conservan bocetos y estudios preparatorios en el Museo del Modernismo y en el MNAC.
La voluntad del galerista es seguir reivindicando la calidad y el valor artístico de las piezas del ebanista y decorador, a quien ya dedicó una muestra en el 2003: “Está bien representado en varios museos de aquí y en Madrid, pero creo que siempre hay una parte que se podría mejorar, deberíamos potenciar y poner en valor todo este tipo de obras que al final son únicas”, asegura.
Formado, como su padre, con el mueblista y decorador Francesc Vidal i Jevellí, la marquetería es una señal de distinción en los muebles, solían estar realizadas a partir de dibujos de artistas como Josep Pey o Sebastià Junyent; y en ellas se aprecia la maestría del linaje de los Sagarra. Las hay planas o con volumen, como si aspirasen a convertirse en escultura.
La exposición reúne piezas muy diversas. Entre las más apreciadas, una lámpara restaurada que perteneció a una familia de fabricantes de licor de Badalona. A Pinós le hubiese gustado disponer de más espacio para poder recrear el universo que Homar construía en los hogares pensando en detalles como las esferas de los relojes de pared, o las peanas que debían resaltar el valor de las esculturas, o las arquillas y escritorios: útiles, firmes, hermosos y cerrados con llave que anuncian algún secreto, el de todo aquello que guardaban y todo lo que ha sucedido a su alrededor.
Gaspar Homar Fernando Pinós Galeria d’Art. Barcelona. www.fpinos.com. Hasta el 15 de julio