25 experiencias culturales para el siglo XXI

Panorámica

Transcurrido el primer cuarto de siglo del nuevo milenio, proponemos una aproximación a la nueva cultura global a través de 25 ítems que le dan sentido. Más que un canon, el dibujo de un poliedro

siglo XXI

Ilustración: Riki Blanco 

 

Es imposible confeccionar un canon de la cultura de nuestra época. La multiplicación de objetos y experiencias culturales es exponencial, inabarcable, imposible de mapear. Algunos libros, películas, ­series, cómics, videojuegos, exposiciones, juegos de mesa, espectáculos, discos o propuestas digitales, sin embargo, destacan sobre el resto. No siempre son los mejores o los más importantes, a menudo su relevancia está por encima –o por debajo– de los criterios tradicionales de calidad. Son influyentes. Son elocuentes. Nos permiten entender por qué las ciudades se definen ahora por sus bibliotecas, auditorios, museos o librerías; por qué ­nosotros lo hacemos por nuestras suscripciones a plataformas o la motivación de nuestros viajes. Continentes y contenidos; estructuras físicas o virtuales para la circulación de obras o proyectos; instituciones públicas y empresas privadas que gestionan nuestras lecturas y consumos culturales: son muchas las caras del poliedro de la cultura global, por el que nos movemos para formarnos, entretenernos, encontrar sentidos.

(Prólogo). Empezamos el siglo XXI con una historia de amor imposible ambientada en el Hong Kong de 1962. Una reescritura de Hiroshima, mon amour desde la mirada oriental. Una historia sobre el deseo y la dificultad del tacto. Un largometraje precioso que termina con estos versos: “Él recuerda esa época pasada, como si mirara a través de un cristal cubierto de polvo. El pasado es algo que puede ver, pero no tocar. Y todo cuanto ve está borroso y confuso”. Como el siglo XX, que iba quedando atrás.

Tras asentarse intelectual y profesionalmente en Alemania, el arquitecto de Burkina Faso decidió construir un colegio en su pueblo natal. En vez de usar el hormigón habitual en su país de origen, optó por los materiales locales, como la tierra comprimida. El proyecto se fue expandiendo: jardín, pozo, alojamiento para docentes, escuela secundaria, biblioteca; hasta convertirse en un modelo arquitectónico para toda la región. Gracias a él fue el primer arquitecto africano en ganar el Pritzker (en el 2022).

El 15 de agosto de ese año Dylan, que ya llevaba desde 1988 embarcado en esa gira infinita, con cerca de cien conciertos anuales, empezó a ser presentado por su colega Al Santos como “el laureado poeta del rock and roll”. Ganó el premio Nobel de Literatura en el 2016 por esas letras, por esa poesía. Su discografía ya le había asegurado para entonces un lugar de privilegio en la historia de la música. Con ese viaje perpetuo, que se acerca a su cuarta década de existencia, se protegió antes que nadie de la crisis que la digitalización de la música causó en la industria. Puro cuerpo, pura experiencia, en movimiento.

Víctimas y verdugos del genocidio camboyano se reúnen y conversan en las estancias del centro de torturas S-21, hoy Museo del Tuol Sleng. En la estela de Shoah (1985), de Claude Lanzmann, no hay reconstrucción ficcionalizada, sino cuerpos y experiencias reales en el presente, con un discurso testimonial que se superpone al espacio original y lo cuestiona. Nos recuerda que el genocidio es una vivencia global.

Los libros para niños del guionista e ilustrador irlandés, auténtico superventas internacional, se caracterizan por un vaivén entre el humor y la ternura, la ironía y la persecución de quimeras. Su estética y su tono ya quedaron definidos en su ópera prima, la historia de un niño que, en su búsqueda de una estrella del cielo, acaba encontrándose con la compañía de una estrella de mar.

Daniel es un cómico que se ha vuelto millonario con sus monólogos iconoclastas que no dejan títere con cabeza (en uno de ellos se proyecta una película porno protagonizada por palestinas y judíos). Él nos cuenta su vida y opina, siempre con cinismo y taladro, sobre nuestra época, mientras en contrapunto van apareciendo las voces de otros Danieles, versiones futuras, reencarnaciones tecnológicas. De ese modo el escritor francés Michel Houe­llebecq proyecta el hastío no sólo hacia el futuro, sino hacia la eternidad.

De la exploración del espacio sideral en Taxi, su disco anterior, el grupo mallorquín pasó en su quinto álbum a las profundidades submarinas, pero sin abandonar la ciencia ficción en clave ­doméstica y surreal. Un ejemplo emblemático de su trabajo de fusión de imaginarios es la canción Amazones a sa lluna, que mezcla la película zapping con el cuento de Monterroso sobre el dinosaurio que siempre sigue ahí, como la música de Antònia Font en nuestra memoria.

Aunque la conferencia de Technology, Entertainment, Design (TED) nació en 1990, empezó a ser conocida en el 2006, cuando su archivo se subió a YouTube. Al año siguiente, J.J. Abrams, en pleno boom de Perdidos (2004-2010), compartió algunas de sus claves cuentacuentos a partir de la figura de la caja misteriosa, que en la serie que creó junto a Damon Lindelof tenía la forma y el tamaño de una isla entera. El formato de la charla TED funciona de modo parecido: simula resumir en un máximo de veinte minutos, muy entretenidos, un fenómeno difícil de condensar.

“Considerad los otros reinos”, dice la poeta estadounidense en un poema de ese mismo año, en que llama la atención sobre los árboles, la nieve, las criaturas. La mejor poesía ha sido casi siempre minoritaria, pero dirigida a una inmensa mayoría de sensibilidades que emergen. Los poemas de Oliver conectaron con el interés y el cariño por las especies compañeras que la ecología había estudiado y reivindicado desde su origen y que se volvería fundamental en nuestra época. En Devociones. Poesía reunida (traducción de Andreu Jaume, Lumen) también se pueden leer libros posteriores en sintonía como Cisne, Canciones de perro o Caballos azules.

El influyente comisario y ensayista francés Nicolas Bourriaud firmó la autoría de la cuarta trienal de la Tate, que propuso pensar el arte posterior a la posmodernidad occidental a través del concepto de altermodernidad globalizada, cuyos mejores ejemplos artísticos hibridarían el espectáculo con lo cotidiano y banal, y provendrían de los cinco continentes. La exposición tuvo una recepción crítica dispar. Su obra más emblemática fue Línea de control, del artista indio Subodh Gupta, una suerte de árbol gigante confeccionado con cientos de utensilios de cocina de acero inoxidable.

Tal vez la obra maestra del premio Nacional de Danza 2005. El bailarín dialoga con la cantaora gitana Inés Bacán y con la pianista experimental Sylvie Courvoisier para proseguir su investigación sobre el vocabulario del flamenco, siempre entre lo clásico y lo contemporáneo. Para ello deconstruye en clave cubista un espectáculo. Y lo atraviesa de silencios. La nube de polvo que creó con sus pies hasta convertirla en su vaporosa pareja de baile, que tuve la suerte de ver en el Mercat de les Flors, es inolvidable.

Tras ser considerado el mejor restaurante del mundo en cinco ocasiones desde el 2002, El Bulli cerró el 30 de julio del 2011. Los hermanos Adrià protagonizaron una revolución culinaria equivalente a la que las vanguardias históricas inyectaron en la pintura. Su deconstrucción de los platos abrió un nuevo camino. Y su voluntad de documentar todos los procesos generó una abundante bibliografía. Ahora la fundación impulsa elBulliDNA, un laboratorio de investigación gastronómica, y elBulli1846, que se anuncia como “el museo del restaurante que lo cambió todo”.

Aunque Estados Unidos lideró en el cambio de siglo el boom de las grandes series de televisión (Los Soprano, The Wire, Mad Men), el fenómeno empezó en la Europa de los ochenta y noventa con Berlin Alexanderplatz o Riget; y cuenta con grandes obras europeas recientes como Black Mirror, Sherlock, Gomorra o Antidisturbios. La danesa Borgen destaca por su capacidad de retratar la política del Viejo Continente como un contramodelo de la estadounidense. Y por ser la única de las mencionadas que está protagonizada por una mujer.

Desde mediados del siglo XIX y hasta el colapso del 2008, retrata tres generaciones de la familia clave de las finanzas de Estados Unidos. La obra del escritor italiano se ha traducido a veinticuatro idiomas y se ha representado por todo el mundo, pero su puesta en escena más celebrada es la que Sam Mendes llevó a cabo en el National Theatre de Londres, el primer espectáculo que se benefició allí de la tecnología OmniCal, con sus alucinantes proyecciones de Wall Street, ese epicentro.

El destino de Here, uno de los tebeos más hipnóticos y experimentales de la historia, con su sucesión de imágenes de un mismo espacio doméstico sometida a la lógica ilógica del zapping temporal, ha sido una sorpresa. Después de una década como obra de culto, con versión iPad y versión expositiva, ha sido adaptada como película comercial por el director Robert Zemeckis, que consiguió lo imposible: atraer al gran público con Tom Hanks y Robin Wright sin traicionar su concepto medular. El tiempo saltimbanqui en un único lugar.

A partir del matsutake, uno de los hongos más preciados del planeta, y de la maestría de Donna Haraway y otras filósofas de la ciencia, la antropóloga Anna Lowenhaupt Tsing narra una vuelta al mundo para entender la supervivencia de algunas especies y de algunas comunidades humanas en el difícil antropoceno. Un trabajo modélico en su entrelazamiento de humanidades y ciencias.

Las dos temporadas de esta obra maestra del humor nacieron de un monólogo que la cómica británica dio en el festival Fringe de Edimburgo en el 2013. En tan sólo doce episodios consiguió retratar con ironía el drama de la mujer soltera (al tiempo que Yorgos Lanthimos lo hacía con ambos sexos en la fabulosa Langosta). Si en la primera temporada jugó con la cuarta pared de una forma ya clásica, en la segunda logró un doble salto mortal haciendo que el sacerdote sexy también sea capaz de romperla.

Una telaraña de grandes dimensiones es un superorganismo vibrante y una miniatura del universo. La que el artista argentino Tomás Saraceno expuso en el Museo de ­Arte Moderno de Buenos Aires fue construida por dieciocho colonias de Parawixia bistriata, unos siete mil ejemplares de araña. Esa arquitectura biológica y fascinante dialogaba, como es habitual en su obra, con la producción de música no humana (una telaraña también es un instrumento de cuerda) y con la imaginación de formas utópicas de habitar el mundo.

Para conmemorar el 50 aniversario de la llegada a la Luna, la artista norteamericana y el creador multimedia chino se aliaron para realizar esta experiencia de realidad virtual que te permite caminar, saltar, sobrevolar la superficie de nuestro satélite, mientras piensas en los ciclos del nacimiento, la fertilidad, la muerte. En España se ha podido experimentar en Sònar+D, Matadero o LEV (Laboratorio de Electrónica Visual de Asturias).

Un juego de tablero, cartas y dados, para toda la familia, que convierte a sus jugadores en ornitólogos que deben conseguir ejemplares de aves de todo el mundo. Tras su éxito con los pájaros de Estados Unidos, se publicó una edición con los de Europa y otra con los de Oceanía. Cuenta con adaptación a videojuego, disponible en PlayStation. La autora publicó al año siguiente Mariposas, sobre las monarca y sus migraciones igualmente aéreas.

La audioserie en español de mayor impacto tiene tres temporadas, la escribió el escritor chileno Julio Rojas y cuenta, sobre todo a partir de diálogos, la historia de una psiquiatra que debe decidir si cree o no a su paciente, que dice haber llegado del futuro. Las voces de Antonia Zegers y Néstor Cantillana son poderosas; la música de Mowat se te adhiere al cráneo. Fue emitida en Brasil, India y el mundo anglosajón (con la interpretación de Julianne Moore y Oscar Isaac). Es, también, un juego de mesa.

El creador francés, uno de los máximos representantes del circo contemporáneo y conceptual europeo, convierte el escenario en un laboratorio de física para manipular estructuras, materiales, objetos que en sus manos producen magia acrobática. En Terces propuso cambiar la centralidad de la tecnología por la de la poesía. Ni más ni menos.

El diseñador japonés y el novelista estadounidense George R. R. Martin colaboraron en este videojuego de rol de acción en mundo abierto, que recibió un Game Award y superó los veinte millones de unidades vendidas en su primer año. En la creación de las Tierras Intermedias y sus dioses externos, Martin encontró otra excusa –como la serie House of the Dragon– para no terminar su esperada Canción de hielo y fuego: Vientos de invierno.

Cinco años después del fenómeno viral “Velaske, Yo Soi Guapa?”, de Cristian Flores, cuando no había llegado todavía al medio millón de seguidores, la cuenta del museo madrileño fue reconocida por la International Academy of Digital Arts & Sciences con un premio Webby a la mejor iniciativa mundial en la categoría de Arte y Cultura. En cada red social ha creado su propia línea editorial (en Bluesky, por ejemplo, a través de los cielos azulados de algunos cuadros de su infinita colección).

Inaugurada a finales del 2023 en el ­Osservatorio de la Fundación Prada de Milán, la instalación Calculando im­perios. Una genealogía de la tecnología y el poder, 1500-2025 se ha podido ver desde entonces en varios museos europeos y ahora forma parte de la exposición permanente Matter Matters (comisariada por Olga Subirós para el Disseny Hub de Barcelona). Pero es tal su ambición arqueológica, su conexión de ideas, arquitecturas, infraestructuras, lenguajes y aparatos, que merece la pena poder leerla con calma en su exhaustiva versión web: calculatingempires.net

La prensa publicó algunos pasajes sobre Tump y Musk de este libro, supuestamente escrito por un filósofo de Hong Kong, y la viralidad hizo su magia: empezó a ser citado y elogiado. Pronto se supo que se trataba de un fake artístico, de una performance del editor italiano Andrea Colamedici, que había escrito el libro con la ayuda de ChatGPT y Claude y había puesto a prueba el sistema. En estos momentos existen, además de la edición italiana, la inglesa (en Amazon) y la española (en Rosamerón). Mientras el ministerio de Cultura excluye de sus ayudas a la creación los cómics hechos con IA o la Unión Europea discute sobre la necesidad de etiquetar o no los sistemas que han generado un cierto contenido, se siguen publicando libros escritos por personas que no aparecen en sus créditos. Hipnocracia, el único de los demasiados libros escritos con la ayuda de IA que ha causado impacto, en parte gracias a existir en papel, nos obliga a pensar en esas hipocresías, en esas contradicciones, ahora que parece que todo va a cambiar en serio.

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