El Pescaílla volvió a rumbear en la Mercè, una fiesta para conmemorar los 100 años de su nacimiento con la música bien viva del cantante, guitarrista y compositor del barrio de Gracia, que contó este miércoles por la noche con la presencia (testimonial, no se animaron a actuar) de sus hijas Antonia, hija de su primer matrimonio con Dolores Amaya, y Lolita, quien dijo de su padre que era el músico de la casa, “Llevamos la rumba catalana en las venas porque mi padre nos hizo a las dos”.
El padre de la rumba catalana, fallecido en 1999, ya fue homenajeado en el último disco de sus herederos populares, los Estopa, con La rumba del Pescaílla. Pero este miércoles por la noche en la avenida de la Catedral fueron las canciones legadas por el gitano catalán las que provocaron la fiesta entre el público asistente.
El concierto recordó los orígenes musicales del Pescaílla, entre la salsa y el flamenco para acabar en rumba
Siguiendo la estela del homenaje que se dio en las pasadas fiestas a la sala Zeleste por su 50 aniversario, una veintena de músicos gitanos y cubanos se alternaron en el escenario de la Catedral para interpretar la quincena de temas de que constó el homenaje, arreglados por las manos de Xavier Batllés y Manolo González, sobrino del propio Pescaílla. Opacado por la figura de Lola Flores, con quien se casó en segundas nupcias en 1957, el responsable de popularizar Sarandonga dio un paso al lado en su carrera musical pese al papel seminal que tuvo en el nacimiento de la rumba catalana junto a Peret.
No se hizo a un lado esta noche, una fiesta con flamenco y salsa que comenzó, como la propia rumba catalana, con versiones instrumentales de Manisero, Extraños en la noche o Chica de Ipanema. Aires caribeños a base de congas y trompetas que dieron paso a un solo de guitarra flamenca que dio paso a un martinete con zapateado, flamenco en estado puro, la otra pata del músico que este año habría soplado 100 velas.
El arranque entre pausado y visceral cambió de tercio con la alegre Levántate, puerta abierta a la formación rumbera por la que se colaron Que te coma el tigre y Sarandonga (sonó de nuevo en la recta final con aires tropicales) con coro de tres voces. Trurulele continuó la fiesta tras la interrupción por el cambio de músicos, que siguieron con la repetición de Levántate, esta vez con aires salseros, o el mambo Se te olvida para poner a cantar y bailar a un público con mucho turista grabando todo lo que se moviera.
El cante flamenco se coló en Incomprendido, también con arreglo salsero como Casa en el aire, que en su día interpretó Rosario, heredera del Pescaílla al igual que Carlos Carmona, nieto del músico que puso la guitarra en lo más flamenco de la velada como la seguiriya Tu baile, que junto con la rumba de Muchacho barrigón, interpretada en su día por González y su esposa Lola, pusieron punto final a un homenaje que se convirtió en fiesta rumbera con un bis de Trurulele a cuenta del entregado público.