Mujeres en eterno equilibrio

Teatro 

Luisa Martín y Olivia Molina interpretan ‘Malditos tacones’ en el teatro Goya, dirigidas por Magüi Mira

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Una imatge d'escena del muntatge 'Malditos tacones'

Olivia Molina y Luisa Martín se enfrentan hasta la extenuación en Malditos tacones

Focus

¿Cuántas veces una mujer ha pensado o ha gritado “¡malditos tacones!”? “Los tacones son ese equilibrio por donde caminamos las mujeres, que nos dan seguridad y nos hacen sentir bien, pero que nos obligan a mantener ese equilibrio”, declara la actriz Olivia Molina. Junto a Luisa Martín, son las dos intérpretes de Malditos tacones, la pieza teatral de Ignacio Amestoy que se representa en el teatro Goya hasta este domingo.

Con dramaturgia y dirección de Magüi Mira, “se trata de una historia que habla de tantísimas cosas”, declara Mira. “Es una tragedia contemporánea que no se ha resuelto, que continúa. La confianza está en cuestión. Ahora el suelo se mueve, no existe la estabilidad que antes teníamos. Ha habido mucha corrupción nunca denunciable porque se ha producido dentro de lo privado. Y aquí nos hemos comprometido a denunciar las cosas que siguen tapadas, sin ser denunciadas. Queremos transparencia y defender nuestra identidad, que crece en el ámbito privado”, manifiesta la directora.

“Mi personaje me permite decir alto y claro cosas que no son siempre agradables”, señala Molina

“En este caso, la identidad está rota desde el primer momento y esas dos mujeres quieren reconstruirla —continúa Mira—. Son dos mujeres que luchan y llegan a agredirse para defender y reconstruir su identidad. En esa agresividad se hacen cosas que son denunciables, que no se pueden ni se deben hacer, pero que están en el ámbito de lo privado”.

La actriz Luisa Martín da más detalles sobre el pulso que libra con su compañera de reparto: “Olivia y yo nos pasamos una hora y cuarto peleándonos, pero llegamos a casa discutidas y relajadas. El espacio es muy claustrofóbico e intentamos sacarnos de la mochila las cosas que desde hace muchísimo tiempo nos hacen daño y no nos dejan vivir. Es una función en la que no se puede respirar y va como un tomahawk, con una potencia imparable”.

Las actrices interpretan a dos mujeres que “son importantes, que se admiran, pero que cuando se descubren tienen cierto miedo ante el poder que tiene cada una de ellas y no saben hasta dónde puede llegar ese enfrentamiento”, sigue Martín. “Son dos mujeres muy diferentes, que se reconocen y se descubren por sorpresa”, añade Olivia Molina.

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Sobre los dos personajes, la directora considera: “Ellas son el reflejo de una sociedad muy patriarcal, que el día que se diluya todos seremos más felices. A pesar de ello, después de 90 funciones, hemos conseguido que el público goce, que no venga solo a reflexionar, porque yo considero que al teatro se viene a gozar. Cualquier mujer, por el hecho de ser mujer, ya es feminista, aunque no lo explicite. Un mundo feminista es un mundo donde todos vivamos mejor, sin desequilibrios, sin guerra de sexos”.

Y Olivia Molina concluye: “El personaje que interpreto me permite decir alto y claro ciertas cosas que no son siempre agradables de decir, teniendo conciencia de las consecuencias que ello comporta. Es el derecho de saber y de poder preguntar. El personaje me ha puesto este espejo delante”.

La producción de Pentación Espectáculos habla de “dos mujeres que se enfrentan con el poder en sus manos, buscan la verdad y encuentran la gran mentira; son dos supervivientes de hoy, que buscan el oxígeno imprescindible para recuperar una dignidad perdida. Sobre ellas, la sombra de un gigante, un cruel Agamenón cualquiera; la herencia de un poder corrupto, con identidad de sexo, como arma de sometimiento”, concluye la sinopsis.

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