Fue hace 20 años, en mayo del 2005, en plena explosión de la alonsomanía en el Circuit de Barcelona-Catalunya, cuando Carlos Sainz (Madrid, 1994) se prendó de la Fórmula 1. Cayó rendido en sus brazos cautivado por la magia de Montmeló. “Barcelona me trae muy buenos recuerdos, vi en directo la carrera del 2005, con mi padre de la mano, y cuando volví a casa le dije que quería ser piloto de F-1 como Fernando Alonso; yo tenía 10 años”, recuerda el piloto madrileño (30), ahora en la madurez de su carrera (11.ª temporada), en su reencuentro con su última “carrera de casa”... antes de que pase a serlo Madrid.
Es esta su 11.ª visita al Circuit de Barcelona, un trazado con el que tiene una relación de amor y una deuda pendiente: el de Montmeló es uno de los únicos dos circuitos de los 32 en los que ha corrido (el otro es Mónaco) en el que ha puntuado todas las veces que salió a pista, 10 de 10. Pero, a la vez, aunque parezca contradictorio, es uno de los pocos trazados donde se le resiste el podio: en las 27 ocasiones que se subió a un cajón, lo hizo en 19 circuitos diferentes (en Mónaco, donde más, tres veces).
“Mi adaptación va bien, aunque no tengo todos los puntos que mi rendimiento debería reflejar”, dice Sainz
“Haber competido ya 10 veces en el Gran Premio de casa con cinco equipos diferentes y cinco coches diferentes y haber puntuado siempre, creo que es un muy buen indicador”, comentaba el piloto madrileño, aclamado por la afición en el Fan Forum de la plaza Catalunya de Barcelona, que le coreaba “poooodio, poooodio” para verlo el domingo subido al cajón.
“Ya, yo también lo quiero. Soy el primero en desearlo, pero necesitamos que el coche se comporte”, anteponía su realismo Sainz ante la multitud de fieles. Y es que del deseo al éxito hay un trecho marcado por el rendimiento del bólido, y el Williams de Carlos actualmente está en la media tabla de las 10 escuderías, quinto en Constructores. Aunque visto en perspectiva, el Williams del 2025 ha dado un paso de gigante respecto al del 2024: consumido el primer tercio de campeonato (8 de 24 GP), el equipo Groove ha pasado de ser una de las cenicientas (8.º equipo con 2 puntos) a una de las revelaciones (5.º con 54 puntos), codeándose en algunas carreras con la clase noble, los McLaren, Red Bull, Mercedes y Ferrari.
“Estoy muy contento con los resultados y la inercia positiva del equipo. Si me hubieras preguntado hace un año cuando firmé el contrato que en algunas clasificaciones estaríamos sólo a tres décimas de la pole y que en algunas carreras estaríamos batiendo a un Red Bull, a Mercedes o a Ferrari… hubiera firmado antes”, decía Sainz, que pese a sus buenas actuaciones solo ha podido sumar 12 puntos en este arranque de curso.
“La trayectoria del equipo es muy fuerte, vamos por el camino adecuado. Y mi proceso de adaptación va bien, aunque no tengo todos los puntos en el campeonato que creo que mi rendimiento con el equipo debería reflejar. Este año no me importan tanto los puntos como la velocidad con el coche y cómo me siento con él”, minimiza el piloto madrileño.
¿Podría ser Montmeló un punto de inflexión? “Barcelona tiene el tipo de curva donde Williams no va bien y le cuesta muchísimo, lo he notado desde que he salido a pista”, decía el madrileño tras los primeros ensayos, en los que fue 14.º (15.º en el ensayo matinal).
Para Sainz, el Circuit es el quinto trazado de los 32 en los que ha corrido donde ha obtenido más puntos (70 en 10 carreras, 7 de media, con un promedio de un 7.º puesto de parrilla y un 6,5.º en carrera). Pero la estadística favorable no es suficiente para Carlos. “Barcelona puede ser un fin de semana donde el 9.º y el 10.º es un buen resultado, hay que mantener esa perspectiva. Después de China va a ser la pista donde más dificultades tendremos”, vaticina Sainz.
“Mi adaptación está yendo bien, lo único que me ha faltado ha sido un poco de suerte los domingos”, dice Sainz, que cuenta en Montmeló, un año más, con el apoyo de sus seguidores en la Grada CS55, con unos 4.000 aficionados en la tribuna B del Circuit. “La sensación de ver a tanta gente coreando tu nombre es increíble. Verlos saltar, cantar y animar es genial porque sé que lo dan todo. A ver si los puedo ayudar un poco a vivir un fin de semana redondo”, anhela Sainz.