El pretemporada ha sido muy provechosa para el Espanyol. Aunque agónico, el curso pasado terminó con celebración, sellada la salvación en la última jornada, y la sonrisa de los aficionados blanquiazules ha seguido este verano. Ya sea en la playa recibiendo las noticias de los fichajes, hasta ocho ha hecho el club por ahora, o viendo en el sofá los seis amistosos de preparación, la parroquia perica ha estado entretenida y probablemente satisfecha en sus vacaciones. Quizá también se sintió aliviada con la llegada del nuevo dueño, Alan Pace. El broche final en St. James Park, con un meritorio empate (2-2) ante un club de Champions como el Newcastle, aumentó aún más la ilusión.
La pretemporada nunca da certezas, siempre a la espera del riguroso juicio de la temporada oficial. El Atlético será el primer juez el 17 de agosto (21:30h) del mejorado, por lo visto hasta ahora, bloque de Manolo González. Hasta entonces, y aunque sea de manera provisional, las buenas sensaciones reinan en el Espanyol.
Los sólidos fundamentos defensivos de la temporada anterior, una de las claves de la permanencia, siguen siendo la base del equipo, que solo ha encajado cuatro goles en verano. A esa solidaridad atrás se han sumado más recursos en ataque que ya han empezado a funcionar. Los recién llegados Terrats, Salinas y Kike García han convencido, igual que los jóvenes Hinojo, Bauza y Pablo Ramón. También el capitán Javi Puado, renovado en julio hasta el 2030, que ha sido el pichichi perico del verano junto a Kike García con 4 goles.
Expósito dedicó su golazo a Jarque y Kike García marcó el definitivo tanto del empate en el minuto 89
La buena dinámica, tras cuatro triunfos en cinco partidos, siguió en St. James Park. Manolo González apostó por un once con cambios, pensando más en el futuro que en el presente, que mantuvo a raya al quinto clasificado de la pasada Premier.
La buena puesta en escena perica maniató las virtudes del Newcastle, pendiente estos días de su estrella Isak, apartado del equipo por su idea de fichar por el Liverpool. El Espanyol, que lució el brazalete negro en recuerdo del fallecido Julián Riera, no sufrió de inicio atrás y en su primera incursión en ataque marcó un golazo. Dejó de tacón el balón Roberto a Expósito, que inauguró el electrónico con un trallazo desde fuera del área. El centrocampista, en un día tan señalado, dedicó el gol al eterno Dani Jarque.

Ramsdale para el penalti a Puado.
El tanto enfureció a las urracas, dominantes a partir de entonces. Los de Eddie Howe tardaron solo cuatro minutos en empatar tras una buena jugada coral que culminó de cabeza Targett. El goleador inglés se equivocó después, al filo del descanso, al cometer penalti a Roberto. Puado, que había marcado a Ramsdale desde los once metros hace unos días cuando aún militaba en el Southampton, perdió esta vez el duelo con el portero en la quinta pena máxima de la pretemporada blanquiazul.
Tras la reanudación, el equipo perico fue mutando hasta cambiar por completo con 11 sustituciones. El Espanyol se dejó ver más en ataque en una segunda parte más abierta, con más ocasiones. Fortuño se reivindicó ante un buen chut lejano de Osula y ante otro disparo de Schär, tras una buena jugada ensayada. Pero Terrats, que regaló el balón en la salida ante la presión alta, dejó vendido al portero, batido por Murphy. El golpe solo hizo que espolear a un Espanyol lanzado al ataque que halló el premio del empate en el minuto 89 con un cabezazo marca de la casa de Kike García. El broche a un gran verano.