Los miércoles dan mala suerte

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El histórico Sheffield Wednesday está arruinado y podría desaparecer

El entrenador del Sheffield Wednesday, Henrik Pedersen, imparte instrucciones a sus futbolistas

El entrenador del Sheffield Wednesday, Henrik Pedersen, imparte instrucciones a sus futbolistas

OLI SCARFF / AFP

En la mitología vikinga, el miércoles se asocia al dios Odin, que da suerte en la guerra y es asociado con la poesía y la sabiduría; en la romana, con Mercurio, guardián de los muertos, al que se identifica con los viajes y los contemporáneos de Séneca consideraban ya un gran comunicador; en la tradición anglosajona es el día de Woden, símbolo de la elocuencia, y en el libro del Génesis, Dios creó la Tierra, los mares y la vegetación.

Se supone también que Judas Iscariote traicionó a Jesús un miércoles, y esa es desgraciadamente la comparación más apropiada a la suerte que corre el Sheffield Wednesday (miércoles en inglés). El traidor en este caso es su propietario tailandés Dejphon Chansiri, que tiene una fortuna de unos 500 millones de euros con su próspero negocio de atún en lata (uno de los alimentos a los que recurren cada vez más los estadounidenses pobres dejados atrás por Donald Trump), pero que no paga los sueldos de los jugadores del equipo ni del cuerpo técnico y el personal administrativo, ni tampoco las deudas con Hacienda. La Liga de Fútbol Inglesa (EFL), que regula la Championship (segunda división), ha cerrado una de las gradas del histórico estadio de Hillsborough por deficiencias de seguridad y ha prohibido al club que fiche jugadores. La marcha de algunos de sus referentes, como Marvin Johnson, en busca de salarios más seguros en otros lares, ha dejado una plantilla esquelética, firme candidata al descenso (las cuatro primeras jornadas se han saldado con dos meritorios empates con el Wrexham y el Bolton, y dos derrotas frente al Stoke y el Leicester).

El traidor es su propietario, que tiene una fortuna de unos 500 millones de euros pero que no paga los sueldos 

Pero eso es solo un aviso, porque si las cosas no se arreglan pronto, el siguiente paso será una deducción de puntos (que casi garantizaría el descenso), la expulsión de la Liga y tal vez incluso la desaparición del quinto club profesional inglés más antiguo, fundado en 1867. “Chansiri presume de ser un hombre de familia, pero a nuestra familia la está matando”, denuncia Natalie Briggs, que regenta el pub The Park, a pocos minutos de Hillsborough y que los días de partido se llena de hinchas. El clamor para que venda la entidad es unánime, pero el hombre de negocios tailandés le ha puesto una etiqueta de 40 millones de euros, muy por encima de su valor de mercado (como referencia, el Barça está cotizado en 5.650 millones de dólares, el Real Madrid en 6.750, el Manchester United en 5.200, los Yankees en 8.200 y los Dallas Cowboys en 12.800).

Chansiri adquirió el Wednesday en el 2015 y de entrada hizo una fuerte inversión con el objetivo de que el equipo regresara a la Premier por primera vez desde el 2000. En el 2016 estuvo a punto de lograrlo, pero perdió la final del playoff de ascenso (con otro resultado la historia habría sido muy diferente), y a partir de ahí inició un profundo declive. Con el inicio de la década, las deudas se habían multiplicado, y lo mismo los acreedores.

Los días que hay encuentro en casa, un nutrido grupo de hinchas pasea por los alrededores de Hillsborough un féretro, como para simbolizar el destino que le espera si no hay un cambio de propietario, y los seguidores rivales suelen apuntarse al cortejo fúnebre en señal de solidaridad. Los aficionados han declarado un boicot a la cerveza en el estadio y a la compra de camisetas, para evitar que esas ganancias vayan al bolsillo del nefasto dueño. En el primer partido de la temporada entraron al campo cinco minutos tarde para expresar su protesta.

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En la tradición budista, el miércoles es un buen día para viajar y para hacer negocios, en otras es ideal para casarse pero malo para mudarse de casa. También para dar nombre a un equipo de fútbol.

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