Fran Garagarza, el Clint Eastwood de Sant Adrià

EspanyolEl director deportivo no deja indiferente con su carácter expansivo

Fran Garagarza, director deportivo del RCD Espanyol, Barcelona, jueves 13 de febrero de 2025.

Fran Garagarza, director deportivo del Espanyol

Joan Mateu Parra / Shooting

En el despacho de Fran Garagarza en la ciudad deportiva no hay nada. Solo unas sillas y una mesa para reunirse. No hay cuadros, ni pósters, ni un ordenador. El director deportivo del Espanyol guarda su tesoro en su móvil, su revólver, y se pasea de despacho en despacho a cualquier hora.

Es complicado escudriñar la obra y los milagros del de Mutriku, ahora mismo uno de los directores deportivos de moda en la Liga después de, en tres años, aupar al Espanyol de Segunda a Primera y consolidarlo en el mercado con la ayuda de la nueva propiedad (“viajamos a Burnley; fue enriquecedor, todo se desarrolló en dos direcciones”). Negociador implacable (60 millones de ingresos en tres mercados de verano), ha logrado reorganizar la plantilla: eliminó los salarios elevados, la rejuveneció (25 años), la catalanizó (51%) y generó patrimonio.

No tiene ordenador ni horarios... Llama para cambiar la foto de WhatsApp y es muy “intervencionista”

“Es honesto, humilde, directo, trabajador y apasionado”, lo define en cinco palabras un extécnico del Espanyol. “No conozco a nadie que, con su cargo, vaya a ver partidos del Juvenil B o, el día que el primer equipo se juega la salvación, se pase por el entrenamiento del filial”, detalla. “No flota, es sencillo, cercano y utiliza un vocabulario convencional”. Y finaliza: “Te dice cosas que no quieres escuchar, afronta charlas difíciles”.

No hay nadie que discuta a Garagarza en Sant Adrià, una especie de Clint Eastwood por su personalidad recia, su desconfianza y su espontánea sensibilidad (“en Navidad nos llegaron a casa unos regalos, eran para mis hijos”, añade este extécnico). Solo hay dos personas que le generan confianza. Unai Ezkurra, analista de datos, y Mar Rovira, la psicóloga. Luego, surgen las dos caras de un director deportivo que no deja indiferente y que viajó sin la familia a Barcelona para dedicarse en cuerpo y alma.

“Cuando fiché, tuve que pasar un test. Tardé cuatro horas . Una pregunta era sobre mi disponibilidad, y puse 24/7... Y era de verdad”, cuenta el mismo extécnico. Con Garagarza no hay horarios. 

Porque la sombra de Garagarza está presente en todas las capas. “Es intervencionista. No puede tratar a todos por igual”, soslayan. “Puede bajar después de un partido y decirte que defiendas de otra manera los córners o que no puedes hacer un tercer hombre cuando inicie el portero”, añaden. O, incluso, puede llamarte para que cambies una foto de perfil de WhatsApp porque, como ya sucedió, uno de los entrenadores se pasó unos meses con una en la sala de prensa del Barça que fue la comidilla.

Tres años después de su llegada, su método personalista ha rescatado al primer equipo de temporadas irregulares. Con curvas, pero con resultados. En otras áreas, como el fútbol base, se van acostumbrando a una manera de hacer diferente, de cambios y sin límites, que ahora vivirá otra vuelta de tuerca con el Vilassar de Mar (Espanyol C), porque a los juveniles les falta experiencia en el “otro fútbol”. El que domina Garagarza, el más apasionado de Primera.

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