No es un problema de dos jugadores. Al entorno del Barça le encanta señalar culpables. Y descansar. Eso ha funcionado en épocas de comunicación mediática difícil, pero ya no cuela. La última moda siempre pone el dedo en los mismos: Araújo y De Jong. Y es un error. El Barça lleva dos derrotas consecutivas y el problema ha sido colectivo, no de individualidades.
Ante el PSG no se pudo señalar a Araújo porque no jugó y el fútbol del equipo parisino dejó en evidencia las carencias defensivas del Barça. Ante el Sevilla solo actuó durante 45 minutos. Mientras estuvo en el campo al equipo le marcaron dos goles ilegales: un penalti que no existió y un tanto precedido de una falta no señalada. Luego, sin el uruguayo, el equipo de Flick encajó otros dos goles, ya legales.
El entorno insiste en señalar a jugadores cuando la solución está en volver al concepto coral solidario
El Sevilla ordenó tres marcajes al hombre: Pedri, De Jong y Olmo. Ninguno de los tres jugó un buen encuentro. El canario normalmente lleva a cabo unas cien acciones por partido. En el Sánchez Pizjuán, solo 50. El Barça no logró zafarse nunca de la presión sevillista, pero pese a su mal encuentro pudo haber empatado el partido de no fallar Lewandowski un penalti que habría supuesto el 2-2, mucho partido por delante y todo abierto.
Hansi Flick se lamenta en un momento del partido ante el Sevilla
El problema del Barça de Flick es que lleva dos partidos que no es el Barça de Flick. La base del equipo del técnico germano se ha basado siempre en la máxima intensidad desde el primero al último minutos; defensa muy adelantada y presión en campo contrario para forzar pérdidas; verticalidad ofensiva y físico suficiente para acabar los encuentros con frescura. Nada. El Barça volvió a encajar dos goles en los últimos minutos, no ejecutó bien la presión en varias zonas del campo, perdió más pelotas de las debidas y se le notó agotado en la recta final. La sensación fue que era otro Barça.
Araújo es muy capaz de marcar la línea y De Jong de controlar y dominar el juego si el resto de piezas encajan. En el momento en el que se apodera el desconcierto no solo hay dos jugadores con problemas hay todo un equipo sin norte. Los rivales han aprendido dos cuestiones en esta temporada: cortar la alimentación del juego blaugrana (Pedri y DeJong) y desmontar la defensa adelantada con salidas de jugadores de segunda línea al espacio. Eso es lo que debe trabajar el equipo para volver a ser un equipo, en lugar de ir señalando futbolistas al estilo loro repetitivo sin datos con fundamento. Volver a ser el Barça de la temporada pasada está más en manos de Flick (¿por qué mantuvo a Lewandowski y Olmo todo el partido?) que de nadie. Por eso seguramente su discurso fue mucho más suave tras el Sevilla que el día del Rayo, aunque ante los vallecanos empataran y frente a los andaluces perdieran por un contundente 4-1.

