Lamine Yamal merece toda la atención

La resaca del clásico

El Barça de Flick pierde identidad y al fenómeno adolescente le acompaña el ruido, pero todo es reversible

Real Madrid 2 Fc Barcelona 1

Lamine Yamal apenas superó a Álvaro Carreras en el uno contra uno durante el clásico del pasado domingo

Dani Duch

Hace un par de semanas Deco, el director deportivo del FC Barcelona, y Jorge Mendes, el representante de Lamine Yamal, se reunieron en un hotel para hablar del joven futbolista. Al parecer uno de los temas que se abordaron fue la actitud de Lamine Yamal en relación al régimen interno del vestuario, así como sobre la gestión de su tiempo libre. Nada grave y extraordinario en un jugador que ha pasado de la nada al todo a una edad, 18 años recién cumplidos, en la que se requiere acompañamiento en la toma de decisiones.

Lamine Yamal, emancipado ya, decidió a la semana siguiente, la del clásico, participar dos noches seguidas (jueves y viernes) en la Kings League, artefacto audiovisual de audiencia juvenil que basa parte de su éxito en partidos de fútbol de equipos dirigidos por streamers y/o celebrities así como en las discusiones teatralizadas previas a los partidos. Sentado en unos sofás, flanqueado por Ibai Llanos y Gerard Piqué, los amos del cotarro, Lamine Yamal picó el anzuelo y soltó aquello de que el Real Madrid “roba y se queja”. En el Madrid D.F., sector mediático filomadridista, aquello sentó como una agresión, y al mismo tiempo como una excusa para sobreactuar y justificar la excitación que llegaría en el Santiago Bernabéu después con Carvajal y sus chicos. Lamine Yamal, aquejado esta temporada de una pubalgia, lesión seria, apenas regateó.

¿Se pudo evitar el episodio? La respuesta es que sí. En el régimen interno de entrenadores como Pep Guardiola, Tito Vilanova o Luis Enrique se dejaba bien claro como norma de vestuario que 48 horas antes de un partido estaban prohibidos actos publicitarios o entrevistas de cualquier tipo. Si existe norma parecida en el Barça actual Lamine Yamal se la saltó o alguien le dio permiso para hacerlo. Cualquiera de las dos opciones es desaconsejable.

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¿Quién es el responsable de la actitud de Lamine Yamal?

Pep Guardiola y Luis Enrique prohibían cualquier ‘bolo’ a 48 horas de un partido

Lamine Yamal, segundo mejor jugador del mundo con 18 años, es un activo del presente y del futuro del club y como tal debe ser acompañado y guiado en su carrera. Responsabilizarlo a él como único amo de su comportamiento descarga de presión a un staff técnico y a una directiva cuya misión prioritaria debe ser velar por un futbolista que, como cualquier chico de su edad, necesita sentir que no gobierna su vida a solas al ser quien es. A Leo Messi le fue asignado Pepe Costa desde un inicio. Cuando Lamine Yamal organizó su célebre y muy pública fiesta de cumpleaños el presidente Laporta dijo lo siguiente: “Lo que me sabe mal es no haber ido”.

El ruido que viaja con Lamine Yamal distrae de otros asuntos que explican el mal momento del actual Barça de Flick, que pierde todas las comparaciones con su propia versión de hace unos cuantos meses. Intenso, solidario, eléctrico, presionante, vertical, amenazante... Todos esos adjetivos se echan de menos con demasiada asiduidad esta temporada. En el Bernabéu se hizo patente.

Los problemas en la defensa se asocian en parte a la pérdida de una figura como Íñigo Martínez, que por cierto ejercía un tutelaje y una jefatura sobre los jóvenes muy relevante, tanto en el vestuario como en el césped cuando alguien desatendía sus funciones en el sacrificio sin balón. El adiós del vasco, que se fue gratis al fútbol árabe, fue justificado por el club como fruto de un pacto verbal entre caballeros, pero hubo más verdad que aquella: el Barça con su salida liberaba un sueldo cuando el Barça seguía con el agua al cuello y apenas hubo discusión. ¿Acaso es normal que un titular se marche a diez días de empezar la Liga y se le coloque una alfombra roja para decirle adiós?

El caso Yamal distrae de otros problemas: el adiós de Íñigo, el neovictimismo...

El foco sobre Lamine Yamal también permitió pasar de puntillas por el clásico a Rashford, jugador de 27 años que se rescató del Manchester United y que defraudó en Madrid. Deco quiso al colombiano Luis Díaz antes que a Nico Williams y no le trajeron ni a uno ni a otro. Vino el inglés.

A la espera de regresar al Spotify Camp Nou después de meses de mudanzas, falsas promesas y retrasos, el equipo de Flick tiene motivos pese a todo lo dicho para creer en su reanimación. Las bajas son de peso e irán regresando y el curso pasado ya se rehizo después de un noviembre pésimo. Lo sucedido esta temporada hasta el momento deja moralejas y en manos del club está saberlas interpretar y resolver. Abandonar el victimismo institucional (mano blanca) es una de ellas. Los Barças campeones no se quejaban, ganaban por encima de todo y de todos.

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