La etapa más larga del presente Giro de Italia, de 227 km, fue a la postre corta y accidentada. Una caída masiva a falta de 71 km, al paso por la población de Sperone, obligó a detener la carrera, neutralizada después sin contar los tiempos de la general ni las bonificaciones.
La emoción solo estuvo en ver quién cruzaba antes la meta de Nápoles, ganador finalmente del sexto tramo Kaden Groves en un día pasado por agua en el que los favoritos se lo tomaron con calma. Mads Perdersen, rezagado en la llegada, se benefició de las circunstancias para mantener la maglia rosa sin forzar sus piernas.
Próbo fortuna a falta de menos de un kilómetro del final Jensen Plowright, aprovechando el paso por una de las curvas de las calles napolitanas, con el Vesubio de fondo, y después le siguió Van Aert antes de que el del Alpecin se impusiera con solvencia en un sprint desvirtuado. Tras la del 2023, fue el segundo triunfo en la ronda italiana para el australiano, a la sombra en su equipo de Philipsen y Van der Poel, los fijos en el Tour de Francia y las clásicas.
La jornada se torció cuando en una recta descendiente aparentemente sencilla empezaron a deslizarse por el asfalto numerosos ciclistas, más de una decena. Entre los afectados estuvieron Nairo Quintana, Richard Carapaz y el peor parado fue Jai Hindley, importante gregario de Roglic, que se vio obligado a abandonar. Tampoco pudo continuar Jay Vine, compañero de otro hombre de la general como el español Juan Ayuso.
La carrera se reactivó a 60 km del final y a 50 segundos del gran grupo reanudaron la marcha los escapados Taco van der Hoorn y Enzo Paleni, cuyo esfuerzo desde los primeros kilómetros fue en balde. El neerlandés y el francés fueron engullidos a falta de 2,5 por un reducido pelotón.
Groves fue de los pocos que sonrió en un desangelado desenlace en Nápoles. Pedersen, Roglic, Ayuso, Simon Yates y Carapaz, entre otros nombres importantes de la general, llegaron mucho después, probablemente guardando fuerzas para la séptima etapa del Giro de este viernes, la primera de la 108.ª edición con llegada en alto. El tramo, de 168 km entre Castel di Sangro y Tagliacozzo, esconde cuatro puertos, con especial atención a la subida final Marsia.