‘Menys que un club’

El córner inglés

“Puedes engañar a parte de la gente parte del tiempo, pero no a toda la gente todo el tiempo”.

Atribuida a Abraham Lincoln

Joan Laporta es el Donald Trump catalán. Y es presidente por la misma razón que Trump es presidente. Porque la mayoría de los votantes depositaron su fe en él y en su promesa, una variante de la de Trump. No “Make America Great Again” (Hacer que América vuelva a ser grande), sino Make Barça Great Again.

No funcionó. Tanto Estados Unidos como el Barça son el hazmerreír del mundo. Estados Unidos es también el hazmetemblar, claro, pero lo mismo podemos decir de la percepción que tienen hoy del Barça sus aficionados.

El fiasco del caso Dani Olmo ha desvelado para todo el mundo la verdad. Que el Barça está al borde del colapso y que Laporta es tan mentiroso, tan payaso, tan inepto –tan corrupto, algunos dicen– como Trump.

¿Cómo es que tanta gente no lo vio? Cualquiera con un par de ojos y oídos, y un elemental buen gusto o sentido común, tenía que entender que “el Jan” es un personaje tan ridículo y tan poco digno de fiar como el gran bebé naranja que pronto volverá a ocupar la Casa Blanca.

Rueda de Prensa del presidente del FC Barcelona, Joan Laporta , Barcelona, 9 de Febrero de 2023. Joan Mateu Parra /

Joan Laporta pasa por delante del escudo del FC Barcelona en una des sus comparecencias

Joan Mateu Parra / Shooting

La decepción es doble. Por un lado, que los socis fueran tan ciegos a la hora de decidir quién debía ser el presidente del Barça. O quizá tan poco serios o tan presos de una perversa fidelidad. ¡Qué valors ni valors! Uno recuerda la frase del presidente de Estados Unidos sobre el dictador latinoamericano: “Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

Por otro lado, uno esperaba más de los futboleros. Una cosa es votar de manera frívola en la política. Eso está de moda en Occidente y se comprende. Por más que nos quejemos, estamos bien. Mejor que nunca en la historia de la humanidad. Estamos aburridos y gordos (mental más que físicamente en el caso catalán) y pensamos que nos podemos dar el lujo de votar por idiotas que nos hacen reír. Por populistas, vaya.

Laporta es el Trump catalán. Y es presidente por la misma razón: tener fe en sus muy falsas promesas

Lo que no tiene perdón es actuar con la misma frivolidad en un tema tan serio como el fútbol. Un tema, además, del que la mayoría de la gente está mucho más informada y con el que está mucho más emocionalmente implicada que con cualquier partido político.

Otra cosa que no se explica es que se votase por Laporta dada la situación del Barça pospandemia. Puede ser que nuestras sociedades estén metafóricamente gordas, pero el estado del club es crítico. Laporta se presentó a las elecciones con el crucero a punto de hundirse, con la urgente necesidad de que alguien serio tomase el mando. Pero lejos de optar por un capitán con un mínimo de conocimiento de cómo navegar una tormenta, eligieron al animador de fiestas.

Y eligieron también al Elon Musk de Laporta, Jaume Roures. Sabían que el millonario catalán iba a ser su eminencia gris. Pagó por ello, como pagó Musk, el hombre más rico el mundo, para tener un asiento en el despacho oval.

En el caso de Musk, fueron 100 millones para la campaña presidencial de Trump. En el caso de Roures, fueron los 30 millones de aval que necesitaba Laporta para acceder a la presidencia del Barça. Sin esa ayudita nos hubiéramos ahorrado el despilfarro, el nepotismo y la abismal incompetencia de los últimos cuatro años. Raro que un empresario astuto como Roures no lo hubiera visto venir. Raro que Musk, un loco brillante, no vea que Trump no es digno de ser presidente de un jardín de infantes, muchos menos de la hiperpotencia americana.

¿Habrá sido por amor ciego al Barça o por amor ciego a Estados Unidos que los dos magnates se asociaron con dos cretinos? ¿O habrá sido por adicción al poder? ¿O (¡cielos!) por negocios?

El crucero se hundía y los socios del club escogieron a un animador de fiestas antes que a un capitán

En cualquier caso. Bien hecho Roures. Bien hecho socis. Tenéis tanta responsabilidad de que el Barça sea hoy menys que un club que el propio Laporta. La misma que los votantes de Trump cuando su país vuelva a ser no más grande, sino más chiquito. El problema al final no es que Laporta y Trump sean como son (el mundo está lleno de tipejos como ellos). El problema es que haya tanta gente que los ve como personas dignas de representar sus sueños y sus aspiraciones.

Mientras, ahí está Dani Olmo, en el limbo. Se debate, parece, entre ser fiel al club de su vida, quedándose sin jugar el resto de la temporada, para volver la próxima. O irse y cobrar una fortuna. Una pregunta. ¿Laporta en su lugar qué haría? ¿Se lo pensaría, siquiera? No sé. Dejo la respuesta en el aire.

Lee también
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...